El miedo a Trump dispara las remesas
La inquietud ante las políticas proteccionistas del presidente de Estados Unidos incentivan los envíos de dinero hacia el sur
Rubén Chávez aún recuerda el calvario. “Pasé de un coyote a otro. Me vendían… Era una mercancía, un animal…Me quitaron todo: dinero, ropa, recuerdos…”. Hace 29 años que vivió este viacrucis fronterizo al abandonar México para ir hacia EE UU. Desde entonces, dice que no le teme a nada. Ni siquiera a Donald Trump. Pero es cauteloso. El año pasado, cuando el empresario tomó las riendas de la Casa Blanca, Chávez desempolvó sus ahorros y envió una parte de ellos a sus padres, que viven en Zinapécuaro (Michoacán). “¿Miedo? Nunca. Lo hice por precaución”, dice, vía telefónica, con sorna.
Este mexicano de 55 años ha ayudado a engrosar las remesas que llegaron el año pasado a América Latina y el Caribe. Pero no ha sido el único. Más de 23 millones de latinoamericanos han alimentado un maná de recursos que en 2016 alcanzó los 73.100 millones de dólares (65.770 millones de euros), un 7% más que un año antes, según los datos del Banco Mundial (BM). La cifra, que marca un nuevo récord, se vio favorecida por el avance de la economía global, principalmente la de los países desarrollados, así como la fortaleza del dólar frente a las divisas de la región y un aumento en la llegada de migrantes a EE UU durante el ejercicio pasado.
La entrada de latinos a la primera economía aumentó un 2,1%, hasta los 21,6 millones, en 2016
La entrada de latinoamericanos a la primera economía del mundo, la principal fuente de remesas de la región, aumentó un 2,1%, para llegar a los 21,6 millones, de acuerdo con un estudio elaborado por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La comunidad sudamericana tuvo la mayor alza (6,7%), seguida de la mexicana (3,4%) y la caribeña (1,4%). Los centroamericanos fueron los únicos que presentaron una caída (del 4,9%), después de haber aumentado con fuerza en el último lustro. Ahora no solo llegan más migrantes, también son muchos más los que envían dinero, indica Manuel Orozco, analista de Diálogo Interamericano, una organización de Washington experta en temas migratorios.
Miedo al muro
Orozco explica que ahora el 66% de los mexicanos —casi seis de cada 10 de los migrantes latinoamericanos en EE UU (12,3 millones)— manda remesas al sur de la frontera. “Eso no ocurría hace una década, cuando solo el 50% de ellos enviaba dinero”, argumenta el especialista. Los centroamericanos han seguido la misma ruta. En 2016, un 80% de ellos hizo transferencias con regularidad, mientras que en 2006 lo realizaba únicamente el 70%. “La gente está adelantando recursos. Pide prestado, saca los ahorros. Teme que Trump, y su afán por construir el muro, obstaculice la salida de recursos”, comenta René Maldonado, analista del Cemla.
El efecto Trump se ha dejado sentir al final de 2016. Según el Banco Mundial, las remesas que llegaron a México (un 95,5% de ellas provenientes de EE UU) crecieron un 12,4% en el cuarto trimestre del año pasado, para llegar a un acumulado de más de 28.000 millones de dólares en todo el ejercicio. “Esta última alza fue inesperada”, dice Maldonado. Para 2017, indica el analista, las cifras estarán empapadas de incertidumbre. “No hay nada claro. Los pronósticos para los envíos de este año y el próximo están en vilo a la espera de conocer qué amenazas se harán realidad”, espeta.
La entrada de latinos a la primera economía aumentó un 2,1%, hasta los 21,6 millones, en 2016
A pesar de ello, el Banco Mundial ha estimado una bajada en el ritmo de crecimiento de los envíos hacia América Latina para este año. El organismo cifra en 75.500 millones de dólares el monto de remesas al cierre del ejercicio, que implicará un alza tan solo del 3,3%. Ni siquiera el avance de la economía estadounidense (que crecerá un 2,3% en 2017, según el FMI) contribuirá a que las remesas logren un mayor repunte, comenta Maldonado.
El empleo de los migrantes de América Latina está en el ojo del huracán, añade Orozco. La tasa de paro de este sector de la población en EE UU terminó 2016 en un 5,9%, cercana a la media nacional del 4,4%, y sin sobresaltos respecto a los últimos tres años. Las estimaciones al cierre de 2017 no son halagüeñas, comenta Maldonado. “El efecto Trump tendrá un impacto sobre el número de ocupados”, comenta. En caso de que el desgaste sea profundo, los latinoamericanos mirarán hacia la otra orilla del Atlántico.
España, la otra frontera
España se ha convertido en una segunda casa para millones de habitantes de América Latina. Fue a finales de los años noventa cuando el flujo de personas provenientes del otro lado del Atlántico aumentó de manera significativa. De los 276.659 latinoamericanos que residían en el país a comienzos de 1998 se llegó a más de 2,4 millones en 2010, un máximo que se redujo tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Más de medio millón de latinoamericanos regresaron a su nación de origen entre 2011 y 2015. Esto fue un golpe directo a las remesas de algunos países, principalmente los sudamericanos, dice Maldonado. No es para menos. España es la segunda fuente de envíos hacia el subcontinente. El año pasado aportó cerca del 10% del monto total de recursos que recibió la zona, unos 7.000 millones de dólares, de acuerdo con las estimaciones de Diálogo Interamericano. Y se espera que la cifra vaya en aumento.
El año pasado, el número de latinoamericanos en España creció un 0,64% y rompió la racha negativa de cuatro años de continuas bajadas. Ahora son más de 2,3 millones, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE). El eco de la lenta recuperación económica ha atravesado el océano, asegura el experto del Cemla. El PIB español repuntará un 2,6% al cierre de 2017, según el FMI.
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