Iberdrola y sus gigantes eólicos del Báltico
La eléctrica prevé terminar en octubre el parque marino de Wikinger, que construye al norte de Alemania y donde contará con 70 aerogeneradores


El Brave Term, un barco de la naviera Fred Olsen, espera fondeado en una zona especial del puerto de Sassnitz (localidad del noreste de Alemania, en la isla de Rügen) a que le carguen tres aerogeneradores (las torres, pinadas; las palas, ya unidas, tumbadas) para trasladarlos al parque eólico marino de Wikinger, a 10 millas de distancia, donde Iberdrola está construyendo un parque eólico marino.
Es una nave rara: tiene cuatro enormes columnas de acero agujereadas que parecen chimeneas y una grúa todavía más enorme en medio de ellas. Esas columnas tienen la particularidad de que, una vez que el barco está en alta mar, un mecanismo las hace penetrar hacia el fondo del mar y convertirse en cuatro patas sobre las que se posa el barco para que la grúa pueda maniobrar y fijar los aerogeneradores en las plataformas que están plantadas en pleno mar Báltico. Cada día cobra 200.000 euros, por lo que no conviene perder ni una hora.
Hay un total de 70 plataformas, que forman un círculo de casi 35 kilómetros cuadrados. Dieciocho ya tienen sobre ellas los aerogeneradores. A una media de tres por semana y si el tiempo no lo impide, en octubre todas podrán entrar en funcionamiento para dar luz a 350.000 hogares, según explica el bilbaíno Estanislao Rey-Baltar, director del proyecto.

Los molinos están conectados entre sí y con la subestación Andalucía a través de 12 circuitos de cable. El complejo, que supone una inversión cercana a los 1.400 millones de euros, tendrá una potencia de 350 megavatios (MW), a cinco por aerogenerador. Iberdrola, que explotará el parque 25 años, prevé una facturación de 220 millones al año.
Cuando acaben las obras, habrán pasado tres años. Las torres y las palas son gigantes, más largas que las terrestres. La torre mide 90 metros y cada pala 61, formando un diámetro de 135 con el eje que las une. En conjunto pesa 700 toneladas cada una. La plataforma llega a 60 metros, de los que 40 están dentro de la mar sobre unos pilares que se incrustan en el fondo. Las plataformas han sido construidas en Fene (A Coruña) y Dinamarca; los pilares, en Avilés (Asturias); las turbinas y las palas, en Bremerhaven y Stade (Alemania), y la subestación, en los astilleros de Puerto Real (Cádiz).
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