Las leyes de inmigración centran las protestas del Día del Trabajo en EE UU
El Primero de Mayo no es festivo en Estados Unidos pero se convocan manifestaciones desde 1886
Donald Trump logró convertir el Primero de Mayo en un día de protesta relevante en Estados Unidos, que va más allá de las movilizaciones tradicionales organizadas por los sindicatos y los empleados para demandar mejores condiciones en sus puestos de trabajo y sueldos dignos. La retórica del presidente hacia los inmigrantes dio un nuevo tono a la protesta, de solidaridad hacia los afectados por su agenda y de llamada a la resistencia.
El Día del Trabajo no es festivo en Estados Unidos pero se convocan manifestaciones desde 1886. Las nuevas políticas migratorias están alimentando una movilización que no tenía precedentes. Ya el año pasado más de un millón de personas se echaron a la calle por todo el país para protestar por la legislación que iba a adoptar el Congreso para criminalizar a los indocumentados.
Las movilizaciones en Nueva York comenzaron temprano, con eventos esporádicos en puntos icónicos de la ciudad, como la estación terminal de trenes de Grand Central y Bryant Park. La primera gran concentración se produjo en paralelo en Union Square y Washington Square. La jornada concluye entrada la tarde con un acto en Foley Square. Se esperaban movilizaciones masivas también en otras grandes ciudades como Los Ángeles y San Francisco.
Antonio Arizaga, de la International Migrants Alliance, considera irónico que EE UU fuera el lugar en el que se iniciara el movimiento de defensa de los derechos de los trabajadores, con la gran huelga general en Chicago que pidió la jornada laboral de ocho horas. “Se celebra en todo el mundo menos aquí”, señala. Ahora, añade, “es un movimiento también por los derechos de los inmigrantes”.
Los organizadores de estas protestas ven la presidencia de Trump como un catalizador para crear alianzas y dar dimensión al movimiento, para proteger a la clase media. “Un tirano solo puede ser derrotado por la voz, el esfuerzo y el poder colectivo de la gente”, afirma el activista. David Bank, inmigrante de origen asiático, lo entiende así y por eso decidió cerrar su tienda para sumarse a la movilización.
Reto a Trump
Este Primero de Mayo lo ve como un día de moratoria a las políticas de Trump. “Hay que decir que ya es suficiente”, comenta Emannuelle Kilo, “somos parte de esta economía”. El sindicato de profesores de la universidad pública de Nueva York mandó una circular pidiendo al personal docente que se sumara a esta llamada a la resistencia. Consideran que están “en una posición única para retar al presidente”.
Steve Choi, la organización Immigration Coalition en Nueva York, denuncia que la agenda del presidente “mina los valores que hace grande América” y destaca que las comunidades de inmigrantes tienen miedo de que sus familias se partan por las deportaciones. “Tenemos que estar unidos, hombro con hombro, para decir muy alto que rechazamos la política extremista de Donald Trump”.
“Estamos cansados y listo para actuar”, comentaba Imani Henry en Union Square, “es un día de especial significación para las comunidades oprimidas”. Los organizadores hicieron en las jornadas previas un llamamiento masivo a la huelga para que los inmigrantes demostraran que la economía de EE UU no puede funcionar sin ellos. “Esto no acaba aquí”, afirma el activista Kevin Duarte.
Incidentes
Los actos de protesta transcurrieron por lo general en un ambiente festivo. El acto en Union Square fue interrumpido por un pequeño grupo de simpatizantes de Donald Trump, que lucían gorras rojas con el lema "Make America Great Again". Hubo un pequeño altercado. La policía separó al grupo y lo colocó al lado de la plaza. Unas horas antes, en las proximidades de Bryant Park, una decena de personas fueron detenidas por bloquear la entrada a la sede del grupo financiero JPMorgan Chase.
Las protestas de este lunes son solo el anticipo de la movilización que se espera para el jueves, cuando el presidente visite Nueva York por primera vez desde que tomara posesión el pasado 20 de enero. No hubo un día desde su elección que los neoyorquinos no se echaran a la calle para protestar por cuestiones que le preocupan, como los derechos de los transexuales, la deuda estudiantil o el racismo.
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