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Emprendedores

El hilo reciclado ya no se esconde

La empresa familiar Hilaturas Ferré, fundada en 1947, es pionera en el reciclaje textil

Celebran “haberse abierto”. Eso dicen cuando hablan de su negocio. Hilaturas Ferré, ubicada en la localidad alicantina de Banyeres de Mariola, lleva 70 años haciendo hilo con fibras usadas. Rara es la prenda del armario que no ha sido mezclada con otras para hacer el tejido; y, en muchos casos, se usa algodón reciclado, rescatado de vaqueros, por ejemplo. Pero el sector siempre fue algo críptico al respecto. “En este negocio nadie decía que el algodón que usaban era reciclado y nosotros fuimos honestos”, apunta Alfredo Ferré, director de la compañía. “Poca gente ha sido abierta, pero ahora que soplan vientos de sostenibilidad en el textil, hay más gente poniendo en valor que lo hace y empezarán a salir más jugadores”. Cerraron 2016 con 16,9 millones de euros de facturación, 4,7% de beneficio, y estiman llegar a los 18,8 millones este ejercicio.

Alfredo Ferré, director de Hilaturas Ferré.
Alfredo Ferré, director de Hilaturas Ferré.PEPE OLIVARES

La tela es uno de los materiales más difíciles de reciclar. Primero, por la mezcla que presenta cada prenda, donde el algodón y el poliéster conviven con elastano; difíciles de separar para tejer hilo nuevo. Hacerlo realidad requiere de una tecnología incipiente hoy, y cuando se hace, las fibras son tan cortas que hay que mezclarlas con gran cantidad de materia nueva. Hilaturas Ferré compra y vende hilo, y confecciona algodón y poliéster reciclados. Con él se hacen calcetines de algodón, revestimientos para coches, trapos, mantas y ropa en más de 1.000 tonos. “Una sudadera de deporte tiene una parte que es nueva, y la parte de atrás puede llevar textil hecho con hilo reciclado, cuyo color hemos imitado perfectamente”, asegura Ferré.

Cada año, la hilatura produce seis millones de kilos de hilo de algodón reciclado en cinco líneas de trabajo. Algunas vienen del triturado de ropa, otras son mezcla de algodón reciclado mezclado con virgen, tencel, acrílico o poliéster, y otras, del plástico de botellas, que es con lo que se hacen los forros polares. Con su producción, ahorran 42 millones de litros de agua al año. “Y evitamos que cuatro millones de kilos de textil vayan al vertedero”, cuenta Ferré. “En cuanto al ahorro energético, la Universidad de Valencia calculó, en 2015, que ahorramos 145 millones de kilovatios hora y evitamos que se usen 750.000 kilos de químicos contaminantes”, asegura.

La empresa la dirige la cuarta generación. “Fuimos pioneros en el uso y procesamiento de materias sostenibles”, relatan. Todo empezó en 1914. El cabeza de familia de entonces se dedicaba a vender abono, “un día mi abuelo calcula el ahorro de fabricar sus propios sacos”, apunta el director, “y no tardó en ver que era más rentable la confección que los fertilizantes”. En 1947, los Ferré se constituyen como hilatura: “Empezamos a reciclar algodón por necesidad, porque no había materia prima”, cuenta el directivo, “ahora es por concienciación, pero entonces era porque escaseaban las materias primas”. Su hilo empieza a usarse para hacer paños de cocina, fregonas y mantas. La historia llega así hasta nuestros días, y la evolución de la tecnología “cada vez más eficiente”, los ayuda a hacer materia “cada vez más sofisticada”.

Moda lenta y reutilizable

Es el material con peor reciclaje, pero, según la consultora Made by, con sede en Holanda, el hilo reciclado es de los tejidos más sostenibles. Explica Gema Gómez, directora de Slow Fashion Next, empresa homóloga, que la senda para poder trabajar según los principios “verdaderos” de la economía circular y la sostenibilidad sería crear tejidos “puros, no derivados”. “Hilaturas Ferré hace un trabajo muy interesante, y aunque en el área de recover mezclan acrílico y poliéster, que convertiría la prenda en un residuo eterno, su trabajo, aunque no perfecto, es muy bueno”. Para ella, el problema del sector del reciclaje textil es que estamos lejos de conseguir una tecnología que cambie el paradigma, “harían falta más de 10 años para reciclar 1.000 toneladas de ropa con la tecnología actual”. Junto a la labor de Ferré, Gómez destaca el trabajo de los gallegos Siro Jeans, que hacen vaqueros con algodón 100% reciclado. Y fuera de España, el de MUD Jeans.

Su principal línea de trabajo se llama recover (recuperar, en inglés) y han producido, por ejemplo, con Oysho y con G-Star Raw, con los que han trabajado el reciclaje y confección de vaqueros —de los procesos que más agua demandan, por cierto—, confirmando el bajo impacto ambiental del proceso. El informe final concluye que se redujo un 9,8% el agua utilizada para producir la prenda, un 4,2% del consumo energético, y las emisiones de CO2, un 3,8%. “El impacto de ahorro de agua, electricidad y químicos alcanza valores muy grandes”, explica Ferré, “hace dos años trabajamos con H&M y en menos de cinco meses, que fue lo que tardamos en fabricar 300 toneladas de ropa, ahorraron dos millones de litros de agua”.

Colaboradores fuertes

Inditex, Mango, Primark, Diesel, Puma, Umbro y Urban Outfitters, entre otras, también colaboran con Ferré. “Para ellos es un tránsito difícil, pero se ve el interés por hacerlo”, explica el directivo, “es cierto que no tienen muchas opciones y que, además, se les ha acusado de green washing, que no digo que no haya, pero se están haciendo muchos esfuerzos”. Ferré se refiere al lavado de cara de las empresas que colocan el foco mediático en la sostenibilidad. Inditex publicaba en septiembre su compromiso de invertir en I+D en este sector, pero el objetivo solo sería viable si se produce el 5% con materiales reciclados. “Lo que es una realidad es que el reciclaje no se esconde, lo hemos notado en aumento de beneficios”, explica. No en vano, la plantilla ha aumentado en 13 personas en los últimos cinco años y su objetivo a medio plazo es “conseguir el desperdicio cero”.

Más del 35% de sus ventas se mueven en España; la internacionalización es evidente. “Tiene que ver con que las marcas producen mucho fuera”, apostilla Ferré. Se exporta a Estados Unidos, México, Italia, China, Reino Unido y Alemania, entre otros. El volumen de compras en 2015 rozó los seis millones de euros; de los cuales se obtuvo más del 72% de textil de España, seguida por Turquía y Portugal.

“Compramos parte del excedente, retales y telas que no se usan en estas fábricas, además de la ropa de contenedores en tienda y, un 10% del total, ropa de segunda mano”. Su filosofía de empresa les ha hecho recientemente finalistas del Premio Triodos a la mejor empresa con impacto social positivo. “Está en nuestro ADN vigilar a los proveedores, no queremos ser parte de ese sistema de explotación infantil o condiciones laborales denigrantes”, explica Ferré.

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