Crecimiento sostenido en el primer trimestre
La aportación del sector exterior continúa recomponiendo el patrón de la demanda española
Aunque la información relativa a los primeros meses del año aún es incompleta, disponemos ya de suficientes datos como para hacernos una idea de cómo se ha comportado la economía española en dicho periodo. La conclusión a la que se llega a partir de estos es que el ritmo de crecimiento ha sido muy cercano al 0,7% registrado el trimestre anterior.
Comenzando por la actividad industrial, los indicadores apuntan al mantenimiento de un notable dinamismo. Entre ellos, el índice de producción industrial, que aunque se mueve con altibajos, continuaba en enero en torno al máximo de los últimos cinco años alcanzado en el trimestre anterior. En cuanto al empleo, creció en enero y febrero a tasas algo superiores a las de los meses anteriores, según las cifras de afiliación a la Seguridad Social.
El sector servicios, que es el de mayor peso en el PIB, puede haber ralentizado su ascenso. Las pernoctaciones de extranjeros en hoteles aceleraron su crecimiento en enero y febrero, en línea con el mantenimiento del vigoroso ritmo de crecimiento de la llegada de turistas, que al inicio del año no ofrecía, sorprendentemente, señales de moderación. No obstante, las pernoctaciones de residentes profundizaban en las caídas observadas ya desde mediados del pasado año. Otros indicadores del sector servicios frenaban su crecimiento, y el aumento del número de afiliados era ligeramente inferior al de los meses precedentes.
Saldo comercial
El saldo comercial de enero empeoró en comparación con el mismo mes del pasado año, tal y como cabía esperar, debido al encarecimiento de la factura energética. El saldo no energético, sin embargo, ha mejorado como consecuencia de un crecimiento de las exportaciones superior al de las importaciones. Asimismo, en términos reales, el volumen de exportaciones también ha crecido más que el de importaciones. En enero se mantiene, por tanto, el patrón del pasado año de aportación positiva del sector exterior al crecimiento.
El sector de la construcción es el que ofrece indicios más claros de aceleración. El consumo de cemento se disparó en enero y febrero, al igual que la fabricación de materiales de construcción en enero. Los visados de obra nueva —indicador adelantado— se ralentizaron en la segunda mitad del pasado año, pero, hasta ahora, el fuerte crecimiento acumulado por estos desde el año anterior apenas se había trasladado a las cifras de valor añadido del sector. Posiblemente, la evolución de los dos indicadores anteriores significa que este traslado comienza a producirse. La licitación oficial continúa recuperándose, aunque no cabe esperar una importante contribución de la obra pública al crecimiento, dadas las restricciones presupuestarias. Pero lo más significativo es el intenso incremento del empleo en este sector en los dos primeros meses del año.
Desde la perspectiva de la demanda, los malos datos de ventas minoristas y de matriculaciones de automóviles de enero y febrero, junto a la mencionada caída de las pernoctaciones de residentes, señalan una pérdida de dinamismo del consumo, que puede estar acusando, entre otras cosas, la merma en la capacidad adquisitiva derivada del repunte inflacionista. Los indicadores de inversión, por el contrario, apuntan a una modesta mejoría tras el flojo resultado de este componente de la demanda en el cuarto trimestre del pasado año. No tenemos información sobre la evolución del consumo público, que supone casi el 20% del PIB, así que solo podemos suponer que su variación habrá sido escasa como resultado de la prórroga todavía en vigor de los presupuestos.
Finalmente, las exportaciones de bienes en términos reales repuntaron con fuerza en enero, especialmente las destinadas a la UE, lo que sería consistente con la consolidación de la recuperación económica del área a la que apuntan numerosos indicadores. Además, el crecimiento de las exportaciones ha sido superior al de las importaciones —siempre en términos reales—.
En suma, la información anterior indica que en el primer trimestre la demanda nacional intensificó su desaceleración, pero esta fue compensada, no sabemos si total o parcialmente, por la aportación positiva del sector exterior. Continúa, por tanto, el proceso de recomposición del crecimiento, hacia un patrón en el que disminuye el peso de la demanda nacional y aumenta el del sector exterior, y, como consecuencia de ello, se incrementa la participación del sector industrial —dado que los bienes industriales constituyen el grueso de los intercambios comerciales–. Una recomposición que hace compatible el crecimiento económico con la mejora de nuestra balanza de pagos y la reducción del endeudamiento frente al exterior.
María Jesús Fernández Sánchez es economista sénior de Funcas.
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