Reputación supervisora
La evidencia internacional es suficientemente concluyente respecto de la importancia que la calidad institucional tiene sobre la competitividad de los países, y España no sale especialmente bien valorada en dicho aspecto: a modo de ejemplo, en el último Global Competitiveness Report, ocupa el puesto 32 en el mundo en términos de competitividad global, pero baja al puesto 55 en cuanto a calidad de las instituciones. Es por ello que, una vez superado el período de interinidad política en nuestro país, y en un contexto internacional con preocupantes derivas proteccionistas e intervencionistas, el reforzamiento de la credibilidad de las instituciones debe erigirse como una de las principales prioridades de la agenda política.
En el caso de los supervisores financieros, ese reforzamiento de la credibilidad e independencia cobra más relevancia, si cabe, al coincidir con el proceso de asentamiento de un nuevo sistema europeo de supervisión financiera. El peso relativo que asuman los diferentes países dependerá mucho de las “credenciales” que los supervisores nacionales puedan exhibir ya desde el origen. En ningún otro ámbito como el bancario cobra mayor virtualidad esa reputación supervisora, pensando en una mayor capacidad de influencia en la futura regulación y supervisión bancaria en Europa.
Dos aspectos merecen destacarse en este sentido. En primer lugar, la elevada presencia de profesionales españoles, en su mayoría procedentes del Banco de España, que forman parte de la actual plantilla del mecanismo único de supervisión bancario adscrito al Banco Central Europeo. Es indicativo de la buena “cantera” de supervisores bancarios de nuestro país.
Junto a ello, cabe destacar el importante peso, y favorable comportamiento relativo reciente, del sistema bancario español en el marco europeo. Pese a haber sido uno de los más castigados por la crisis, su saneamiento y recuperación ha sido comparativamente de los más intensos de Europa, como se pone de manifiesto al analizar el ratio entre su valor de mercado contable. La gran mayoría de los bancos en Europa presenta unos ratios muy inferiores a la unidad, poniendo de manifiesto serias dudas sobre si los activos bancarios han sido suficientemente saneados. Sin embargo, ese descuento sobre el valor en libros, y con ello las dudas sobre necesidades adicionales de saneamiento, son mucho menores en los bancos españoles que en la mayoría de países europeos.
Trayendo a colación el dicho de la “botella medio llena o medio vacía”, de esa valoración relativa más favorable en el caso español que en el europeo podría concluirse que el supervisor español ha sido más exitoso que otros europeos. En términos de reducción de la brecha entre valores contables y valores de mercado, habría acumulado una mayor credibilidad y reputación. Pero el camino está lejos de haber finalizado. La extraordinaria sensibilidad de la estabilidad financiera a la confianza y credibilidad sobre el sistema bancario, exige otorgar a la reputación e independencia de su supervisor la máxima prioridad en ese necesario ejercicio de reforzamiento institucional.
Ángel Berges y Daniel Manzano son profesores de AFI, Escuela de Finanzas.
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