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México se enfrenta a la amenaza de recesión con Trump

El peso y la Bolsa han sufrido caídas históricas, el presidente Enrique Peña Nieto se ha movilizado para reducir los impactos y el Banco de México ha subido los tipos de interés por quinta vez en el año

Jan Martínez Ahrens
Enrique Peña Nieto, en una cumbre de negocios en Puebla
Enrique Peña Nieto, en una cumbre de negocios en PueblaEFE

La elección de Donald Trump ha puesto a México al borde del infarto. Desde su elección, el peso y la Bolsa han sufrido caídas históricas, el presidente Enrique Peña Nieto se ha movilizado para reducir los impactos y el Banco de México ha subido los tipos de interés por quinta vez en el año. Pero la amenaza sigue ahí. Y puede ser devastadora para la economía mexicana. Un análisis del BBVA-Bancomer, el primer banco del país, establece que si el futuro presidente de Estados Unidos cumple sus promesas de campaña sería “muy probable” que México entre en recesión.

Trump es política nacional en México. Sus planes de gobierno se viven al sur del río Bravo con más intensidad que cualquier medida de Peña Nieto. No sólo se trata de la amenaza de deportaciones masivas o la culminación del muro, sino de la posible ruptura del Tratado de Libre Comercio y la imposición de aranceles del 35% a empresas estadounidenses que tercerizan en México.

Este pánico tiene sustento. México envía el 80% de sus exportaciones al norte y disfruta de un superávit comercial de 100.000 millones de dólares al año con Estados Unidos. Para un país con un PIB per cápita cinco veces menor que su vecino, este ingreso representa el principal respiradero de su economía. Romperlo tendría un efecto en cadena. Para México sería devastador, pero también afectaría a Estados Unidos, que tiene en el sur su segundo mayor socio comercial. La imbricación de ambas economías hace difícil que el golpe a uno no afecte al otro. A esta correlación se acogen muchos expertos para vaticinar que el republicano suavizará sus promesas.

La imbricación de ambas economías hace difícil que el golpe a uno no afecte al otro

“Existen motivos para pensar que la presidencia de Trump no adoptará las medidas más extremas que defendió en campaña. En primer término, un porcentaje elevado de los productos que México exporta a EEUU forman parte de cadenas de valor que integran insumos estadounidenses […] y que le ayudan a ser más competitivos frente a otras regiones del mundo. Los automóviles son el ejemplo más claro. Imponer restricciones a las exportaciones sería dañino para los productores estadounidenses”, señala Bancomer.

Este razonamiento explica la postura adoptada por Ford y General Motors. Ante el huracán Trump, los directivos de ambas compañías han prometido que sus compañías mantendrán sus planes de inversión en México. Este tipo de resistencia empresarial es un obstáculo que tendrá que superar el sucesor de Obama. Pero nadie asegura que sea suficiente para frenarle. El peor de los escenarios sigue abierto, y con él, la amenaza de apagón. “En caso de que Trump mantenga sus promesas de campaña, el crecimiento se vería todavía más afectado y sería muy probable observar una recesión. Pero ello sería lo menos grave. Lo más preocupante sería que el modelo de crecimiento de México, basado fundamentalmente en exportar mercancías a EEUU, se vería afectado, lo cual resultaría en una reducción de la tasa de crecimiento potencial”, indica el BBVA-Bancomer.

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La otra posibilidad es que Trump, más allá de la retórica, mantenga las relaciones comerciales en su estado actual. Este escenario, aunque tranquilizador, tampoco asegura la bonanza económica. La mera presencia del republicano en la Casa Blanca tendrá impacto sobre el crecimiento. “La incertidumbre significará menor inversión y, por tanto, un menor ritmo de creación de empleo”, sostiene el citado estudio. En este contexto de debilidad, la depreciación del peso provocará una mayor inflación y una caída de los salarios reales, con un resultado más que conocido: el descenso del consumo. Todo ello revertirá en mayores tasas de interés (subidas del 3% al 5,25% en un año), un crecimiento económico más débil que en 2016, y casi con seguridad nuevos recortes al gasto público.

“En cualquiera de los dos escenarios, uno moderado y otro preocupante, nos parece muy factible que el Gobierno tenga que realizar ajustes al gasto mayores a los programados. Esto debido que el crecimiento será menor y tanto el déficit como la deuda serán mayores, lo cual incrementará la posibilidad de una disminución en la calificación soberana y que se presenten salidas de flujos de capital”, firman los analistas del BBVA. Un horizonte al que la agencia de calificación Moody’s ya ha puesto cifras con una caída de la previsión de crecimiento del 2,5% al 1,9% para el año próximo.

Recesión o retroceso, sea cual sea el futuro, el triunfo de Trump se va a hacer sentir en México. Y tendrá consecuencias políticas. 2017 es el último año de mandato pleno de Peña Nieto. Un momento extremadamente delicado, donde los partidos pondrán sobre el tapete a sus candidatos para las elecciones de 2018. Con una economía declinante y bajo la presión xenófoba de Trump, es difícil que el discurso político no se radicalice y resurja el antiamericanismo. México se enfrentará entonces a sus más viejos fantasmas. Y otra vez, Estados Unidos ocupará el centro del tablero nacional.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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