La fiscalía surcoreana investiga a Samsung por tráfico de influencias
Los inspectores registran las oficinas del gigante surcoreano por su supuesta vinculación con el escándalo político que envuelve a la presidenta Park
Nuevo mazazo a la imagen de Samsung. La Fiscalía de Corea del Sur registró este martes la sede de la división de electrónica del conglomerado por las sospechas de que la firma podría estar implicada en el escándalo político que afecta a la presidenta del país, Park Geun-hye, y las influencias que ejercía sobre ésta su amiga y confidente Choi Soon-sil.
Los investigadores sospechan que Samsung habría transferido 2,8 millones de euros a una empresa propiedad de Choi con sede en Alemania para financiar la carrera y el entrenamiento de su hija, Chung Yoo-ra, como jinete. También que la empresa habría mediado para favorecer a Chung, que llegó a competir en el equipo nacional, ante la Federación de Equitación de Corea del Sur.
La Fiscalía registró el departamento de Asuntos Externos de Samsung y confiscó varios documentos relacionados con el caso, informa la agencia surcoreana Yonhap. De hecho, el presidente de relaciones corporativas de Samsung Electronics -otro de los investigados- lo es también de la Federación de Equitación.
Las acusaciones ponen de relieve la influencia que llegó a ejercer Choi (a la que llaman la Rasputina surcoreana) sobre la presidenta Park para lograr estas donaciones. La Fiscalía abrió una investigación oficial hace cinco días para esclarecer hasta qué punto Choi, actualmente bajo custodia policial, intercedía en los asuntos gubernamentales. Además de injerencia en asuntos de Estado, se la acusa de fraude y abuso de poder por supuestamente haber presionado a las mayores empresas del país para que donaran hasta 68 millones de euros a dos fundaciones que ella controlaba de forma indirecta y con las que se lucró. Mientras los investigadores creen que lo logró gracias a su amistad con la presidenta, ella defiende que las empresas donaron los fondos de forma voluntaria.
La entrada en escena de Samsung y otras empresas privadas en este escándalo de corrupción pondría de relieve los tejemanejes entre los grandes conglomerados y la política surcoreana. Para la empresa, que confirmó el registro de la fiscalía pero no quiso dar su versión de los hechos, es otro golpe a su reputación después de que tuviera que cancelar las ventas y la producción de su terminal estrella, el Galaxy Note 7, por varios casos de incendio de la batería.
Pero la más perjudicada es la presidenta Park. Por cada día que pasa y se descubren nuevos capítulos relacionadas con las maniobras de su confidente su valoración entre los coreanos cae en picado. Su tasa de aprobación es ya solamente del 5%, y a pesar de que trata de resolver esta crisis política cediendo poder -este martes propuso que el Parlamento nombre un nuevo primer ministro-, las críticas desde la oposición y hasta dentro de su propio partido acorralan a la presidenta, a la que le queda un año de mandato. En las calles, miles de personas han pedido que renuncie al cargo.
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