Los ‘cinco sabios’ alemanes reprochan a Merkel la falta de reformas
Los expertos atribuyen la bonanza actual a medidas adoptadas por el Gobierno anterior
“Tiempo de reformas”. El título del documento presentado el miércoles por el consejo asesor del Gobierno alemán deja claro su diagnóstico ya desde el principio. Los denominados cinco sabios dibujan una Alemania en buena situación, pero con bases endebles por la escasa voluntad reformista. La experta Isabel Schnabel fue más allá y atribuyó la bonanza actual a “Gobiernos anteriores”, en referencia a las medidas impulsadas hace más de una década por el canciller Gerhard Schröder.
“El Gobierno alemán no ha aprovechado lo suficiente la buena evolución económica de los últimos años. Algunas medidas, como el salario mínimo o los beneficios para las pensiones han podido incluso debilitar la economía. La política deberá orientarse en los próximos años a una mayor competitividad”, escriben los expertos en un documento de más de 500 páginas presentado el miércoles a la propia Angela Merkel. “Para nosotros siempre es tiempo de reformas”, respondió la canciller, casi a modo de disculpa, en la rueda de prensa conjunta.
En comparación con muchos de sus socios europeos, Alemania parece vivir en el mejor de los mundos. Un nuevo dato de empleo publicado también el miércoles volvió a batir récords desde la reunificación del país hace más de un cuarto de siglo: la tasa de paro está ahora en el 6%, desmintiendo las tesis de aquellos —como los propios sabios— que atribuían al salario mínimo introducido a principios de 2015 un efecto dañino para el mercado laboral.
La edad de jubilación, cada vez más tarde
Una de las grandes preocupaciones de los expertos alemanes es cómo resolver el sudoku de las pensiones en un país en el que cada vez habrá más personas mayores que tengan que vivir de menos jóvenes trabajadores. Por ello, los miembros del consejo asesor consideran "inevitable" aumentar de nuevo la edad de jubilación.
Una de las medidas que incluía la polémica Agenda 2010 del excanciller Gerhard Schröder era aumentar de formar progresiva la edad de jubilación a los 67 años. En esta legislatura, el Gobierno de Angela Merkel la redujo a 63 años para aquellos que llevan más de 45 años trabajando. Los expertos apuestan ahora por un “acoplamiento” de la edad de jubilación y la esperanza de vida cada vez más larga.
Los expertos alemanes se alejan de recomendaciones de organismos internacionales como el FMI, la OCDE, la Comisión Europea, que aconsejan a la mayor economía europea usar sus saneadas cuentas para tirar de la economía nacional y de sus vecinos. “Un mayor gasto público del Estado para impulsar la economía no es apropiado”, aseguran. Pese a que reconocen que Alemania dispone de margen de maniobra para hacerlo, aducen que su política económica actual ya es procíclica.
No solo Merkel recibió dardos envenenados de los expertos alemanes, la mayoría de ellos encuadrados en el grupo de los denominados halcones. El Banco Central Europeo (BCE) y su presidente, Mario Draghi, también tuvieron lo suyo. “Ni la expansión cuantitativa practicada por el BCE ni su política de bajos tipos de interés son adecuados para la eurozona ni para Alemania”, aseguran. Los economistas reprochan al Eurobanco reaccionar demasiado ante las oscilaciones de la inflación; y le piden que a la hora de tomar decisiones de política monetaria se fije más en la inflación subyacente, aquella que no tiene en cuenta los precios de la energía y de los alimentos sin elaborar.
Puertas abiertas a China
Los sabios se meten también en un asunto de máxima actualidad en Alemania: las relaciones comerciales con China. Después de que Berlín haya mostrado su preocupación por la adquisición por parte de China de empresas estratégicas —como la de chips Aixtrom o la de robots Kuka—, los economistas creen que Alemania se beneficiará si mantiene la puerta abierta a los negocios con China, pese a las restricciones que impone el país. La operación frustrada con Aixtrom ha generado tensiones entre Berlín y Pekín.
El consejo asesor, un organismo independiente del Gobierno, ha inflado sus previsiones de crecimiento para este año (un 1,9% en lugar del 1,5% previsto); pero empeora las de 2017, al que atribuyen un magro 1,3%. El diagnóstico no es unánime. De los cinco sabios, Peter Bofinger se desmarcó de las críticas que recibieron tanto Merkel como Draghi.
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