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Las petroleras alivian con recortes el golpe del crudo barato en sus cuentas

Las grandes corporaciones reducen inversiones y gastos de exploración para apuntalar sus resultados

Un año después de inicio del gran desplome del precio del petróleo, las grandes compañías de la industria todavía digieren con dificultad el mercado del crudo barato. Los directivos, sin embargo, empiezan a mostrar algo de optimismo. Aunque algunas todavía arrojan pérdidas, los resultados trimestrales revelan que los drásticos recortes que están adoptando empiezan a amortiguar el golpe. Pero la tormenta no ha pasado. Aunque el precio del petróleo recuperó este mes el nivel de los 50 dólares (frente a los 28 dólares en enero), los analistas no descartan que baje de los 40 dólares.

Estación de servicio de la petrolera Shell
Estación de servicio de la petrolera ShellMurad Sezer (REUTERS)

La presión que genera la inestabilidad del precio del petróleo provocó que Exxon Mobil, la mayor petrolera cotizada del mundo, haya zanjado su tercer trimestre del año con la que es su octava caída trimestral consecutiva de sus beneficios. La compañía que dirige Rex Tillerson registró ganancias de 2.650 millones de dólares entre julio y septiembre, casi un 40% menos que hace un año. En el mismo periodo recortó un 45% las inversiones de capital. Y la exploración, a 4.190 millones. El objetivo principal ahora, señala el ejecutivo, conseguir que sus operaciones ganen en eficiencia. Pero si los precios continúan a estos niveles, es probable que lleguen más recortes.

La evolución de Chevron ha sido similar. La segunda petrolera de Estados Unidos se anotó un beneficio de 1.300 millones de dólares el tercer trimestre. Es un 35% más bajo que en el mismo periodo de 2015. Sin embargo, contrasta con las pérdidas de 2.225 millones que acumuló en el primer semestre de 2016, que se suman a los 590 millones a final del pasado ejercicio.

El transporte emite más que los productores de electricidad

S. P.

El bajo precio de la gasolina por el desplome del petróleo es uno de los factores que provocó algo que no se veía desde hace medio siglo en Estados Unidos. Las emisiones de dióxido de carbono del transporte superaron este año a los gases contaminantes que emiten los grandes generadores de electricidad. El mayor consumo de gas natural y la adopción de energías renovables también fueron definitivos.

La última vez que se vivió una situación similar fue en 1978, cuando se abandonó el petróleo en la industria por el efecto del embargo. La gasolina barata provocó los dos últimos años que los estadounidenses condujeran más, con vehículos más grandes. La caída de precios en el gas natural, junto a la regulación más estricta para el carbón, hizo que las eléctricas se decantaran por esta fuente menos intensa en emisiones.

El detalle muestra que el negocio de exploración y extracción redujo las pérdidas en dos tercios, a 212 millones. John Watson, el consejero delegado, asegura que las operaciones upstream avanzan hacia el punto de equilibrio gracias a la reducción de costes. Además del drástico recorte en las inversiones, la petrolera está en proceso de eliminar 8.000 empleos, el 12% de la plantilla.

Todavía en pérdidas

La que sigue en pérdidas es ConocoPhillips. La tercera petrolera de EE UU se dejó 1.040 millones en el tercer trimestre, una cantidad casi idéntica a la de hace un año. El negativo acumulado en los primeros nueve meses del ejercicio asciende así a 3.580 millones. Ryan Lance, su consejero delegado, también cree que se tocó fondo. La compañía, explica, genera el efectivo necesario para cubrir el gasto en capital.

ConocoPhillips arrastra una caída del 7% este año en Wall Street. ExxonMobil, por el contrario, se apreció un 8% aunque llegó a remontar un 20% cuando el barril de petróleo se acercó en verano a los 55 dólares. Chevron es la que mejor rendimiento tiene de las tres, con un incremento del 18% desde enero. El índice que integra a las firmas del sector se apreció un 13% este 2016.

En el caso de las petroleras europeas BP y Royal Dutch Shell, que presentaron sus cuentas este martes, acumulan un alza del 30% en su valoración bursátil, aupadas por el optimismo. El gigante energético británico se anotó un beneficio de 1.660 millones en el tercer trimestre, un 35% mejor que hace un año. Logró así revertir tres trimestres en pérdidas. La francesa Total lo dobló hasta acercarse a los 2.000 millones. El vuelco es mayor en el caso de Shell. Registró un beneficio de 1.400 millones, frente a perder 6.100 millones un año antes, de nuevo por los profundos recortes.

La situación es confusa en el caso de las dos grandes petroleras chinas. Sinopec mejoró un 11% el beneficio gracias a sus operaciones de refinado mientras que PetroChina trata de evitar las pérdidas tras caer su beneficio un 94% este año.

Panorama incierto

El panorama, en cualquier caso, es incierto. El cártel de los países productores de petróleo sigue sin llegar a un acuerdo para cortar el suministro y eso está provocando que el barril tenga dificultad para aguantar los 50 dólares. La próxima reunión de la OPEP se celebra el 30 de noviembre y los obstáculos son enormes. El fracaso, según calcula Goldman Sachs, llevará de nuevo el precio por debajo de los 40 dólares.

Es esta tensión que domina en el mercado de la energía lo que según Jeff Immelt, consejero delegado de General Electric, precipitó que el conglomerado industrial decidiera fusionar su filial de servicios a las petroleras con Baker Hughes. El sector, dijo, está en un intenso proceso de transformación. "No es un secreto que debe cambiar su forma de gestionar las inversiones de capital", concluyó.

La consultora Wood Mackenzie calcula que la industria del petróleo y del gas natural recortará cerca de un billón de dólares en inversiones de capital entre 2015 y 2020 por el desplome de precios, lo que representa una caída superior al 20% respecto a 2014. La producción este año caerá un 3% fruto de que se están aplazando o cancelando proyectos, para concentrarse en los que son más rentables.

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