Así es el Solar Impulse II y su vuelta al mundo
Claves para entender la hazaña de este aparato capaz de volar día y noche utilizando solo la energía solar
Entre la primera vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Elcano y la que está dando el Solar Impulse II hay, como mínimo, una notable coincidencia: el paso por Sevilla. La capital andaluza fue la 'milla cero' del viaje del navegador portugués y es el lugar donde esta mañana aterrizó el avión monoplaza pilotado por Bertrand Piccard, tras despegar en Nueva York el pasado lunes y volar dos días y dos noches ininterrumpidas. El viaje del Solar Impulse II comenzó en 2015 en Abu Dabi, donde tiene previsto regresar. Así es cómo cruzó tres océanos y por qué lo hace.
Cómo vuela el Solar Impulse
Este aparato es un avión monoplaza realizado en fibra de carbono que cuenta con 17.248 células solares desplegadas sobre sus alas. Tiene cuatro baterías que almacenan la energía solar y propulsan las hélices únicamente con energía limpia, y cuatro motores montados por debajo de las alas, con una potencia media de 15 CV. Las hélices de los motores miden un diámetro de cuatro metros. No utiliza ningún tipo de combustible y puede volar tanto de día como de noche, destacan sus promotores.
Cuál es su ruta
La expedición del Solar Impulse comenzó el 9 de marzo de 2015 en Abu Dabi. Desde la capital de los Emiratos Árabes Unidos voló hacia Omán, y desde ahí continuó por India, Birmania, China, Japón y Estados Unidos. El Solar Impulse II tocó suelo estadounidense al aterrizar en las islas Hawái, el 3 de julio de 2015. Su vuelo desde Nagoya (Japón) duró más de cuatro días y cubrió una distancia de 8.924 kilómetros.
En Hawái, sin embargo, el proyecto sufrió un importante traspié. El Solar Impulse II tuvo que permanecer casi 300 días para solucionar las averías que sufrió en el duro periplo desde Japón. Su etapa siguiente, desde Hawái a San Francisco, duró más de 62 horas. El avión llegó a California el 25 de abril de 2016, y desde San Francisco se dirigió a Nueva York. Sobrevoló la gran manzana durante la noche del 11 de junio, y desde ahí preparó su otro vuelo transoceánico para llegar a Sevilla. A las 7.38 horas de la mañana de este jueves aterrizó en la capital andaluza, desde donde proseguirá su recorrido con el objetivo de regresar a Abu Dabi.
Por qué dar la vuelta al mundo
El Solar Impulse se mueve de día y noche exclusivamente con energía solar, lo que según sus promotores debe servir para concienciar sobre las potencialidades de las energías renovables. Bertrand Piccard y André Borschberg, los creadores de esta iniciativa, han fundado el programa Future is clean, un proyecto vinculado al viaje del Solar Impulse cuyo objetivo es concienciar sobre las "tecnologías limpias".
"Las tecnologías limpias que utiliza el avión para volar podrían también ser utilizadas en la tierra, ya que reducen el 50% del consumo de energía a nivel global... Pero para esto, necesitamos coraje político y espíritu pionero", destaca la web del proyecto. "De Europa, elegimos aterrizar en España, en Sevilla, por la apuesta que se ha hecho desde aquí a las energías renovables, queríamos que fuera un símbolo", destacó Borschberg nada más llegar a la capital andaluza.
¿Es el primer avión de energía solar?
El Solar Impulse no es el primer avión que utiliza la energía solar para volar, pero sí es la primera aeronave capaz de mantenerse en el aire también durante la noche utilizando solo la energía almacenada durante el día. Además, se trata del avión más grande construido con un peso tan bajo, según destaca la página web del proyecto.
¿Es un avión rápido?
Este avión tiene una envergadura de alas de 72 metros (equivalente a cinco autobuses puestos en fila uno tras otros, y mayor que un Boeing 747), y pesa 2,3 toneladas (equivalentes al peso de dos coches vacíos). Su recorrido más largo fue de 117 horas y 52 minutos. Alcanza una velocidad media de 75 kilómetros por horas. Es decir, que va muy lento.
El primer vuelo comercial que se realizó en 1910 (el de los hermanos Wright) recorrió 100 kilómetros en poco más de una hora. Hoy en día, un Boeing 787 -uno de los aviones comerciales más utilizados- tiene una velocidad de crucero de más de 900 kilómetros por hora. Mientras, la industria de la aviación está experimentando nuevos prototipos de aviones supersónicos capaces de superar la velocidad del sonido (1.224 kilómetros por hora).
¡Muchas gracias a todos por los mensajes! ¡Estamos en España! 😘😘🇪🇸 #futureisclean pic.twitter.com/311t5zuSEC
— Solar Impulse Foundation (@solarimpulse) June 23, 2016
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