El ‘renting’ se suma a la ecología
El sector crece tras seis años de caídas y se diversifica para ofrecer coches más limpios y conectados
Ya no es la propiedad, es el uso. Los cambios de hábitos en los consumidores están impulsando nuevos y viejos negocios como el renting. El clásico alquiler donde el cliente paga una cuota fija mensual por disfrutar de un coche —que suele incluir seguro, revisiones, impuestos y asistencia en carretera— se está recuperando con fuerza. La crisis ha sido un trago muy amargo. Tras seis años (2008-2014) de fuertes descensos, el renting empezó a sacar la cabeza del agua hace dos y en 2015 cerró lo que se puede considerar un buen ejercicio: la facturación alcanzó los 3.979 millones de euros, un 9,7% más, superando incluso las previsiones iniciales de AER (la patronal del ramo). Se matricularon 172.321 coches (20% de avance) al calor de la incipiente recuperación económica espoleada por las pymes y los autónomos. Es a ellos a quienes quieren conquistar los alquiladores con productos que no se entenderían sin la transformación digital y la economía colaborativa. Las perspectivas son prometedoras: la decena de empresas consultadas aseguran que este será un buen año y muchas estiman que su crecimiento será de dos dígitos.
La flota de coches en España bajo este servicio casi roza ahora el medio millón. Para Agustín García, presidente de la patronal, el nicho de las pymes tiene un “enorme potencial” que podría hacer crecer el parque de renting hasta el millón de vehículos. “Ahí es donde estamos más volcados”. Arval, ALD, Northgate, LeasePlan o Alphabet, principales empresas del mercado, no dejan de anunciar nuevas soluciones. “Siempre hemos tenido muy claro que las empresas del sector del renting somos aceleradores del proceso de renovación de la flota de vehículos”, analizan desde Northgate, que tiene unos 42.000 vehículos y 1.000 empleados en España. Este operador es de los pocos que ofrecen coches eléctricos pensados para ciudades con restricciones de circulación, por contaminación o ruido.
Un uso común
La flota en españa roza el medio millón de vehículos y las ventas se mantienen al alza
Alphabet permite contratar por renting una flota en la que cada vehículo no se asigna a un usuario específico, sino que está disponible para todos los empleados de una empresa según sus necesidades. Los trabajadores pueden hacer un uso privado de los coches con tarifas por horas o minutos; de esta forma, por ejemplo, un BMW Serie 1 que a la empresa le costaría 500 euros mensuales, podría salir por 100 o 200 euros menos si los empleados lo utilizasen fuera de su horario laboral.
Decenas de iniciativas constatan esos otros caminos abiertos por el sector. Alberto Sáez, consejero delegado de LeasePlan, considera que “el futuro del renting está inevitablemente ligado al desarrollo de nuevas soluciones”. Un estudio de la empresa realizado conjuntamente con el MIT avanza que en 2020 unos 150 millones de vehículos estarán conectados vía wifi y del 60% al 75% podrán consumir, crear y compartir datos. Esos serán los pilares de los servicios del futuro. “Hemos desarrollado ocho nuevos productos, entre los que destaca el renting de motos eléctricas”, destaca David Henche, director de marketing. Otro ejemplo está en Carflex, la nueva división de negocio de ALD, del grupo Société Générale, que permite a las empresas ampliar o adelgazar sus flotas de renting con contratos que pueden durar solo tres meses. No se elige modelo ni se estrena coche; en cambio, no hay coste de cancelación del contrato.
Las empresas más pequeñas tampoco pierden de vista las tendencias. Reflex, compañía que gestiona unos 2.800 vehículos, acaba de firmar un acuerdo con Repsol para fomentar el alquiler de coches alimentados por autogás. Alejandro Rodríguez, su director de operaciones, habla de un cambio de mentalidad del mercado enfocado a vehículos limpios. “En las grandes ciudades estamos viendo restricciones por la contaminación. Los coches con autogás consumen entre un 5% y un 10% menos que los diésel”, lo que se une a que emiten menos partículas de NOx. Pueden circular y aparcar por zonas restringidas y tienen una autonomía de unos 300 kilómetros, además del depósito de gasolina.
Alicia Gálvez, directora comercial de Alphabet, constata el giro ecológico: “Nosotros, por ejemplo, realizamos estudios sobre electrificación de flotas. Le decimos al cliente hasta qué punto le conviene según el uso que le da a los vehículos. Estamos derivando a servicios de consultoría más que a venta”.
Pedro Malla, director de ALD, proyecta que, más allá de pymes y autónomos, el sector está destinado a convertirse en proveedor para particulares. “El carsharing, la tecnología, la conectividad entre los coches…, eso ya está aquí. Empezamos a tener flota conectada, a montar productos que encajen en esta nueva mentalidad. Antes éramos una industria muy reactiva, ahora sabemos cuándo un coche va a necesitar mantenimiento, dónde hay un aparcamiento, un taller, la gasolinera a mejor precio… El cliente no quiere estar atado”. Desde CaixaBank Equipment Finance, Javier Martín, su director, asegura que terminarán seduciendo a los particulares y, entre ellos, a los jóvenes. “Las nuevas generaciones perciben que la propiedad de un coche no les aporta valor”, cree.
¿Y los precios? “Todos hemos bajado como mínimo un 15%. Dudo mucho que las cuotas vayan a subir, aunque no pueden caer más, estamos en márgenes muy justos”, cree Alejandro Rodríguez. Pero persiste una idea: que el renting es un servicio exclusivo de grandes empresas. “Los que no lo utilizan lo ven como un producto premium. Tenemos que desmontar esta idea”, dicen en AER.
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