La Fed reaviva el debate sobre los tipos
Definitivamente, algo cambió en los mercados tras conocerse el contenido de las actas de la última reunión de la Reserva Federal. La subida de tipos de interés en junio pasó de ser un escenario remoto, con una probabilidad de ocurrencia marginal, a ser bastante plausible. De hecho, en el momento de escribir este artículo, dicha probabilidad se sitúa en torno al 30%. Y no solo eso, sino que la probabilidad asignada por el mercado a una segunda alza a lo largo del año se sitúa ya en el 25% e, incluso, se da un 7% a un tercer retoque. Toda una revolución en las expectativas de unos mercados que hace pocas semanas se debatían entre ninguna o una.
El efecto inmediato de esta entrada en precio del cambio de mensaje ha sido una apreciación del dólar frente al euro, que ha pasado de mínimos recientes en 1,16 a 1,122. Sin duda, la divisa es un elemento relevante a la hora de analizar el entorno macroeconómico. Otro efecto ha sido, por supuesto, la subida en los tipos de interés de mercado. Sin embargo, los índices bursátiles han mostrado un comportamiento bastante plano, ligeramente negativo. Eso sí, el sector financiero recogió con gran alegría un entorno mucho más favorable para su negocio, que permite aplicar mejores márgenes cuando los tipos de interés están más altos.
La propia Fed admitió que la subida de tipos de interés en junio está sobre la mesa y que, de hecho, la mayoría de sus miembros serían partidarios de aplicarla en caso de que los indicadores de actividad económica mejoraran y que, por tanto, la expectativa de inflación a medio plazo se incrementara. Es decir, subirán los tipos si la economía va a mejorar, y si la economía va a mejorar, las perspectivas para los resultados empresariales deberían mejorar también. Ese es quizás el elemento de soporte para unas Bolsas que, con el manual en la mano, deberían sufrir en un entorno de subidas de tipos.
Pero afirmar esto último en el fondo obvia un importante elemento para el análisis: los tipos suben desde niveles anormalmente bajos, que responden a una situación de excepcionalidad que ha requerido una política monetaria cuando menos poco ortodoxa. La normalización —que, por supuesto, implica subidas— responde a una percepción de cierta vuelta a condiciones de mercado menos alteradas. Eso, con la vista puesta en el largo plazo, es sin duda positivo. El tipo de interés es un elemento central en la concepción de la economía y de los riesgos financieros, y muestra que el propio dinero tiene valor en el tiempo.
Por tanto, es buena noticia que la Reserva Federal tenga confianza suficiente en la economía —estadounidense y global— como para volver a hablar, insistimos, de una normalización más que subida. No es descartable que algunos sectores especialmente sobrevalorados puedan verse sometidos a una cierta volatilidad durante el proceso de subidas pero, en general, nuestra impresión ante una subida de tipos sería positiva en el medio plazo.
Alejandro Vidal es director de Estrategia de Mercados de Banca March
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