Nissan compra un 34% de Mitsubishi en pleno escándalo de las emisiones
La operación representa un salvavidas para Mitsubishi y una oportunidad de crecimiento para la empresa dirigida por Carlos Ghosn
Menos de un mes después de que Mitsubishi admitiese haber falseado las cifras de consumo en más de 600.000 vehículos, Nissan anuncia la compra de un 34% del capital del grupo japonés por cerca de 2.000 millones de euros. Esta operación es un salvavidas para Mitsubishi tras la crisis abierta a raíz de la manipulación de la información sobre consumo de carburante de sus minicoches y, a la vez, estrecha la relación entre dos grupos automovilísticos punteros en el país nipón. Buena parte de los motores afectados por el trucaje desvelado en abril —y que afecta a modelos producidos desde 1991— fueron producidos para su nuevo máximo accionista.
En este rescate de facto, Nissan se compromete a adquirir 506,6 millones de títulos de nueva emisión de Mitsubishi a un precio unitario de 468,52 yenes (3,77 euros), un 5,3% por debajo del cierre bursátil del miércoles. El acuerdo convertirá a Nissan en el principal accionista de la corporación, con una participación ligeramente superior a un tercio del accionariado, el límite que marca el control de la compañía según la normativa japonesa.
Mitsubishi y Nissan mantienen un acuerdo de cooperación en la fabricación y el desarrollo de motores desde 2011, pero éste no contemplaba el intercambio accionarial.
Para Nissan, el segundo mayor fabricante automovilístico del país nipón, la operación representa una oportunidad para asentarse en China, Tailandia o Filipinas, donde sus esfuerzos por implantarse apenas han surtido efecto y Mitsubishi, en cambio, sí ha tenido éxito. El anuncio de la transacción ha venido acompañado de subidas del 16% de Mitsubishi en la Bolsa de Japón y de un ligero retroceso, cercano al 1,5%, en la cotización de Nissan.
Desde que se hizo público el escándalo de las emisiones, el valor de mercado de Mitsubishi ha bajado en casi 3.000 millones de euros (un 45%) por el temor al volumen de compensaciones a las que tendrá que hacer frente la firma y al daño reputacional que lleva aparejado. Esta semana, Mitsubishi ha anunciado sus primeras pérdidas desde su fundación.
Mitsubishi, que trabaja en un plan para indemnizar a los afectados, se expone a fuertes multas en su mercado de origen, donde los automovilistas pueden disfrutar de exenciones fiscales por el uso de vehículos más eficientes. Se trata del tercer escándalo de este tipo que salpica a la firma en las dos últimas décadas.
"El mayor beneficio que obtendrá Nissan es la presencia de Mitsubishi en el sudeste asiático", afirma Koji Endo, analista del sector de la automoción de Advanced Research en Japón. Kiyoshi Yamanaka, de T&D Asset Management, subraya por su parte que la toma de poco más de un tercio del accionariado se queda a "mitad de camino". "Para los inversores sería mucho más limpio si Nissan convirtiese a Mitsubishi en una filial 100% de su propiedad, tal y como Toyota hizo con Daihatsu", agrega.
Al describir la operación, el consejero ejecutivo y presidente de Nissan, el brasileño Carlos Ghosn, ha destacado que "las dos partes saldrán ganando". "Permitirá crear una nueva y dinámica fuerza dentro de la industria de la automoción", ha incidido. Según Ghosn, las sinergias serán "millonarias" y permitirá a ambas empresas crecer de la mano en otros mercados, más allá de Japón. El primer ejecutivo ha desvelado que la intención de Nissan es que el nuevo consejo de administración de Mitsubishi esté presidido por un ejecutivo de su empresa.
Por su parte, el presidente y consejero delegado de Mitsubishi, Osamu Masuko, ha asegurado que el acuerdo creará "el valor a largo plazo necesario para que las dos compañías avancen hacia el futuro". El primer ejecutivo de Mitsubishi ha remarcado, asimismo, que el pacto permitirá profundizar en la estrecha relación estratégica entre ambas compañías, "que incluye el reparto de nuestros recursos".
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