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La eurozona recupera el PIB previo a la Gran Crisis ocho años después

El PIB del euro creció el 0,6% en el primer trimestre y supera en volumen las cifras alcanzadas antes de la Gran recesión, en el primer trimestre de 2008

Claudi Pérez

Buenas noticias que en realidad no son tan buenas. La eurozona coge velocidad de crucero: el PIB creció el 0,6% en el primer trimestre del año --el doble que en el último trimestre de 2015--, según ha anunciado hoy Eurostat, la agencia estadística de la UE. Ocho años después del inicio de la Gran Recesión, la eurozona recupera así los niveles de PIB previos a la crisis: roza los 2,5 billones de euros en los tres primeros meses del año, ligeramente por encima del primer trimestre de 2008. Ocho años ha tardado Europa en recuperar el terreno perdido: ocho años que se estudiarán en los libros de historia como "uno de los mayores errores de política económica de la historia", según ha explicado Jean Pisany-Ferri, economista y asesor del presidente francés François Hollande, en El despertar de los demonios. "Es prácticamente una década que quedará como el testimonio del desastre económico de la eurozona", ha subrayado el Nobel Joseph Stiglitz.

El paro en el área euro sigue por encima del 10%, con 23 millones de desempleados y tasas superiores al 20% en países como España y Grecia. La inflación ha desaparecido: los precios caen y el temor a la deflación ha obligado al BCE a activar medidas extraordinarias que no terminan de funcionar por la falta de una política fiscal más ambiciosa. Europa sigue con alzas de PIB muy inferiores a otras salidas de crisis anteriores y con mucho plomo en las alas. La eurozona se ha especializado en el noble arte de ir tirando, con un problema que se eterniza en Grecia, un empacho de deuda que tardará años en solucionarse y, en general, una Gran Recesión que empieza a tener resonancias políticas con el ascenso de partidos ultra y anti-establishment, problemas mayúsculos en la gestión de la crisis de refugiados, la espada de Damocles del Brexit (el referéndum en Reino Unido sobre la permanencia en la UE) y, en fin, un pliego de cargos contra la gestión de las élites que se manifiesta en un euroescepticismo cada vez más acerado.

Alemania y Holanda han disfrutado de una crisis estupenda: están cerca del pleno empleo y con superávits comerciales récord, en torno al 10% del PIB. Berlín es el máximo exponente de una guerra de baja intensidad entre acreedores y deudores, que se manifiesta en las dificultades para avanzar en la unión bancaria, para sacar adelante el rescate griego y en prácticamente cada decisión en Bruselas. Pero los problemas ya no son una exclusiva del Sur: Finlandia, campeón europeo de las reformas, lleva varios años en recesión. Francia está prácticamente estancada. España no recuperará hasta el año que viene el PIB precrisis, según las estimaciones del Gobierno. La renta per cápita italiana ha caído un 4% desde 2008, y está por debajo de los niveles previos a la adopción del euro: una década y media perdida, que ha dejado además un formidable problema en su banca. A pesar de la recuperación de los niveles de PIB precrisis para el conjunto del bloque del euro, esa mejora va por barrios: el PIB de Grecia y Chipre ha caído por encima del 20%, mientras que las familias alemanas han tenido una Gran Recesión de lo más plácido, con ganancias de renta per cápita del 15%. Alemania cobra por su deuda a plazos de hasta cinco años. Está enseñando los dientes al BCE por los tipos de interés negativos y las compras de activos para capear la desaparición de la inflación. Y se resiste a acelerar la inversión pública que le pide Bruselas, Fráncfort, la OCDE, el G-20 y el FMI.

Las cifras de Europa palidecen cuando se hacen comparaciones con Estados Unidos, que recuperó los niveles de PIB precrisis hace un lustro y cuya economía ha avanzado más de un 10% desde entonces, con un mix de política económica muy distinto: activismo fiscal y monetario desde el principio. Y con pleno empleo: tasas de paro inferiores al 5% desde hace meses.

"La recuperación está ahí desde hace tiempo pero a un ritmo muy mediocre, apoyada en la demanda interna y con un sector exterior que está notando la desaceleración en Asia. Los riesgos son evidentes, tanto por factores geopolíticos como por las incertidumbres que persisten tanto internamente como por los problemas de China", según el análisis de Ángel Talavera, de Oxford Economics.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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