El patrimonio de las sicavs aumenta un 30% desde 2010
Las sociedades de inversión de las grandes fortunas españolas elevan hasta el 60% su apetito por inversiones en el extranjero
Las sociedades de inversión de las grandes fortunas españolas, conocidas como sicavs, viven un momento dulce. Tras sufrir unos años malos al comienzo de la crisis, su patrimonio se ha incrementado en un 30% desde 2010 hasta alcanzar los 34.000 millones de euros. Esta situación se explica por la subida de la Bolsa en este periodo y por la entrada de nuevo dinero tras la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno del Partido Popular. Los grandes patrimonios han ido limitado su exposición a los activos españoles en los últimos ejercicios y la parte de su cartera que se invierte en el exterior supone ya el 59,58% del total.
Ni la incertidumbre política, ni la volatilidad del mercado, ni su mala fama. Nada puede con las sociedades de inversión de capital variable (sicavs). El instrumento de inversión favorito de los grandes patrimonios españoles vive una fase de auge para regocijo de los bancos privados. En los últimos cinco años el patrimonio bajo gestión de estas sociedades se ha incrementado un 30% hasta alcanzar los 34.000 millones al cierre de 2015. Además, las previsiones de la industria auguran que 2016 será otro ejercicio récord para estos vehículos de ahorro.
El boom de las sicavs tiene una doble explicación: la recuperación de los mercados tras la Gran Recesión, lo que ha contribuido a reducir la percepción de riesgo, y, sobre todo, el proceso de amnistía fiscal aprobado por el Gobierno del Partido Popular en 2012. De hecho, entre 2013 y 2015, el número de sociedades registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aumentó a un ritmo superior a las 100 altas por cada ejercicio. En diciembre pasado, había un total de 3.335 sicavs y sumaban 486.749 accionistas.
"Las sicavs atraviesan el mejor año desde que comenzó la crisis", según explican desde Bolsas y Mercados Españoles (BME), en su Informe de Mercado 2015. "La razón es que resurge el interés de los grandes patrimonios de canalizar sus recursos a través de esta figura de inversión. Pero también hay otros motivos, que comentan los expertos, y es que la amnistía fiscal ha permitido aflorar capitales con los que las sicavs han sido beneficiadas", añaden.
En el punto de mira de los partidos políticos
Todos los partidos políticos, incluido el PP, recogieron en sus programas electorales medidas para meter en cintura los privilegios de las sicavs. Estas propuestas incluyen fijar un porcentaje de participación máxima y mínima para los accionistas de las sociedades, establecer un periodo máximo de permanencia máximo para las plusvalías acumuladas o dotar de mayores competencias de supervisión a la Agencia Tributaria.
Así funcionan las sicavs
Capital mínimo. La legislación establece que para registrar una sicav en la CNMV se neceista un capital mínimo de 2,4 millones de euros.
Accionistas necesarios. Las sicavs se consideran vehículos de inversión colectiva. Por eso, la normativa fija que en todo momento en número mínimo de propietarios de la sociedad no puede bajar de 100.
Cotización. Las sicavs cotizan en Bolsa en el Mercado Alternativo Bursátil. En teoría, cualquier inversor puede ser accionista comprando títulos en el parqué.
Transparencia. Las gestoras de las sicavs deben remitir cada trimestre un documento al supervisor con la composición de su cartera, el patrimonio, la rentabilidad y las comisiones.
Estar en el punto de mira de los políticos no ha impedido, sin embargo, que el crecimiento de la industria continúe en 2016. En los dos primeros meses de año se han registrado 11 nuevas sicavs en la CNMV. Este buen arranque de año para las sociedades de inversión ha sido corroborado esta semana la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverco) cuyo pronóstico es que el patrimonio de las sicavs "crecerá otro 3% este año, hasta los 35.100 millones de euros".
El incremento del dinero que gestionan las sociedades de los altos patrimonios se deben en parte a la revalorización del precio de los activos (acciones y bonos) en los últimos años, pero también a las inyecciones de dinero nuevo que llegan a estos vehículos. En los últimos tres años las suscripciones netas (dinero nuevo que entra menos reembolsos) ha sido positivo por valor de 4.522 millones de euros.
Los partidarios de no endurecer fiscalmente el tratamiento de las sicavs argumentan que si esto se produjese los ricos españoles se llevarían su patrimonio fuera de España. Sin embargo, ese escenario, en cierta medida, ya se viene produciendo en los últimos años. De acuerdo con los datos publicados por la CNMV correspondientes al cierre del tercer trimestre de 2015, el 59,58% del patrimonio de las sociedades están invertido en acciones o deuda (pública o privada) de empresas o Gobiernos extranjeros. El crecimiento del peso de la cartera exterior de las sicav ha sido vertiginoso ya que en 2010 solo suponía el 47% del total.
¿Son realmente vehículos de inversión colectiva?
Las grandes fortunas han convertido a las sociedades de inversión de capital variable (sicavs) en su vehículo de inversión favorito por su modelo de gestión flexible y profesional —los más pudientes tienen sus propios family offices, mientras que el resto contrata el servicio de los bancos privados— y por sus ventajas fiscales. Estas sociedades se consideran entidades de inversión colectiva y por eso solo tributan al 1% en el impuesto de sociedades, tipo del que goza por otra parte cualquier fondo de inversión que usan los particulares. No obstante, si un partícipe decide vender sus acciones, y lo hace con plusvalías, deberá tributar por las ganancias al mismo tipo que cualquier pequeño inversor.
Hasta una modificación legal introducida por el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, muchos altos patrimonios españoles lograban sacar dinero de sus sicavs recurriendo a las reducciones de capital, con lo que así lograban diferir el pago de impuestos. Este atajo fiscal ya no sucede.
El problema de fondo con las sicavs es si son realmente vehículos de inversión colectiva para poder gozar de las ventajas fiscales de éstos. Constituir una sociedad de este tipo exige un capital mínimo de 2,4 millones de euros y reunir en todo momento un número mínimo de 100 accionistas. El requisito del centenar de propietarios es uno de los aspectos más controvertidos de estos instrumentos. Se sospecha desde hace tiempo que muchas sicavs solo tienen en realidad un único propietario y los otros 99 son personas interpuestas o mariachis como se les conoce en la jerga financiera.
Torrenova de Inversiones, de la familia March, es la mayor sicav española. Gestionada por Banca March, tenía un patrimonio de 1.280 millones de euros al cierre de 2015, ejercicio en el que obtuvo una rentabilidad del 2,31%. La segunda sociedad por tamaño del mercado es Morinvest: controlada por Alicia Koplowitz, maneja 507 millones y su rentabilidad anual fue del 7,59%. Detrás se sitúa Soandres, la sicav perteneciente a Rosalía Mera, exmujer de Amancio Ortega, que ha sido heredada por su hija Sandra Ortega y que acumula un patrimonio de 410 millones. Por su parte, la familia Del Pino, máximos accionistas de Ferrovial, cuenta con dos vehículos entre los 10 más grandes, Allocation y Chart, que suman 615 millones. Las familias Gallardo (Almirall) y Hernández (Ebro Foods) también gestionan parte de su patrimonio a través de dos sicavs, Elitia y Soxia, cuyo patrimonio a diciembre pasado era de 372 millones y 311 millones, respectivamente.
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