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Las Bolsas mundiales pierden cuatro billones de capitalización en 2016

El Ibex 35 español cerró la sesión con un descenso del 1,66%, la mayor caída de Europa

Un grupo de 'traders' en Wall Street.
Un grupo de 'traders' en Wall Street.B. MCDERMID (REUTERS)

Ni el rebote en las Bolsas chinas tras la última jornada negra, ni el buen dato de empleo en Estados Unidos. Nada evitó ayer que los principales parqués europeos profundizasen en las pérdidas para confirmar el peor arranque de año que se recuerda. El Ibex 35 español cerró la sesión con un descenso del 1,66%, la mayor caída del continente, con Milán y París (-1,6%) a la zaga. Shanghái había recuperado un 2%, tras haber cedido un 7%. Pero los mensajes contradictorios de Pekín alientan las dudas de los inversores: en lo que va de 2016 las Bolsas mundiales pierden más de cuatro billones de euros, según datos de Bloomberg.

Pekín se multiplicó para evitar otra jornada negra. La Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) puso en marcha una nueva normativa que limita la venta de títulos de los grandes accionistas, consejeros y directivos de empresas cotizadas. Por otro, decidió eliminar el mecanismo de freno que cerraba de forma automática la sesión si las caídas rebasaban el 7%, como ocurrió el lunes y el jueves. Un interruptor que había acabado teniendo el efecto contrario al deseado, al provocar que se aceleraran las órdenes de venta.

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Además, antes de la apertura, el Banco Popular de China (PBOC) detuvo la continua caída de valor de la moneda china, el yuan, frente al dólar estadounidense tras ocho jornadas de bajadas consecutivas, en las que se había depreciado un 1,4%, que se suma al 4% que ya perdió en 2015.

El yuan no es convertible de forma libre en los mercados de divisas, sino que su valor depende de la tasa de referencia que establece el banco central chino. Pekín ha justificado esta devaluación por la necesidad de mantener el valor de su moneda estable frente a una cesta de divisas, que a su vez pierden valor frente al dólar, apreciado desde que la Reserva Federal empezó a anticipar el inicio de subida de tipos, que se formalizó en diciembre pasado.

Pekín aduce además que la progresiva liberalización que ha comprometido con el Fondo Monetario Internacional provoca estas fluctuaciones, pero varios analistas especulan con que China podría estar llevando a cabo una devaluación encubierta para reactivar sus exportaciones y su crecimiento, más débil de lo habitual en los últimos años. Un temor que comparten algunos gobernantes: “Hay una preocupación real de la respuesta política en China a la moderación de su crecimiento sea iniciar una ronda de devaluaciones competitivas”, afirmó ayer el ministro de Finanzas mexicano, Luis Videgaray, en declaraciones recogidas por la agencia Reuters.

El rebote de las Bolsas chinas, sostenido también por las compras de fondos estatales, dio aliento a una efímera recuperación de los mercados europeos, que abrieron la sesión con cautelosos avances, cercanos al 0,5%. Pero la confianza en como está gestionando Pekín la corrección de la burbuja bursátil (entre junio de 2014 y junio de 2015, Shanghái se revalorizó un 150%) está resquebrajada.

A mediodía, otro comunicado del banco central chino fue suficiente para dar la vuelta a la percepción de los inversores. Tras su primera reunión del año, el banco central, que no hizo referencia alguna al nuevo batacazo que han sufrido los parqués, sí las hizo a la necesidad de acelerar el proceso de internacionalización de su moneda, el yuan, y de seguir con la liberalización de las tasas de interés. Bastaron para cambiar el ánimo de los inversores occidentales, que vieron en estas palabras un indicio de que la depreciación del yuan seguirá, lo que alienta la salida de capitales del país y se toma como una señal de debilidad económica. Las acciones del sector energético, pendientes de la demanda de la segunda economía mundial, fueron las más castigadas.

Ni la publicación, a primera hora de la tarde, del dato de empleo de diciembre en Estados Unidos, mucho mejor de lo esperado cambió las tornas. Entre otras cosas, porque ese dato da más argumentos para que la Reserva Federal prosiga con la subida de tipos en EE UU, algo que los mercados bursátiles, a bote pronto, no suelen recibir bien. Hasta Wall Street tuvo dificultades para consolidar un mínimo avance, que no evita que concluya la peor primera semana de un año de su historia, con un retroceso del 5%.

En Europa, las pérdidas acumuladas en las primeras cinco sesiones son aún más acusadas, con especial incidencia en el Dax alemán, cuyo valor ha disminuido un 8,3% en esta primera semana. La pérdida acumulada por el Ibex 35% llega al 6,65%, el peor arranque del año desde que se estableció el mercado continuo, en 1987.

El petróleo cae por quinta jornada consecutiva

El barril de crudo brent, el de referencia en Europa, caía ayer un 1,35% a dos horas del cierre y encadena ya cinco sesiones consecutivas a la baja. En el desplome confluyen dos factores: la fuerte demanda por el empuje del fracking en EE UU, el aumento del bombeo en dos productores clave —Arabia Saudí o Rusia— y el inminente regreso de Irán al mercado tras el levantamiento de las sanciones internacionales; la debilidad de la demanda y, sobre todo, las crecientes dudas sobre la salud de la economía china, uno de los grandes consumidores mundiales.

En este entorno de precios constantemente a la baja, las grandes empresas petroleras del Viejo Continente vivieron ayer otra jornada de pérdidas. La mayor caída la protagonizó la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, con un descenso en Bolsa del 6,40%. Las acciones de la española Repsol se dejaron, por su parte, un 3,65%, la francesa Total retrocedió más de un 4%, la británica British Petroleum cayó un 2,67% y la italiana ENI bajó un 2,83%.

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