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‘Pepón’ Domínguez, el hombre tranquilo de Abengoa

El nuevo presidente afronta desde la sensatez las negociaciones para superar la crisis

Miguel Ángel Noceda
José Domínguez Abascal.
José Domínguez Abascal.Juan Lázaro

No fue difícil para la familia Benjumea y los bancos acreedores de Abengoa encontrar a la persona de consenso ideal para llevar los destinos de la empresa cuando estalló la crisis y Felipe Benjumea fue forzado, muy a su pesar, a dejar la presidencia el pasado septiembre (eso sí, con una suculenta indemnización de 11,4 millones de euros). Se barajaron varios nombres del universo empresarial español que estaban disponibles; pero la solución estaba dentro: José Pepón Domínguez Abascal, a la sazón secretario general técnico del grupo, persona de confianza para los accionistas y la discreción y los conocimientos precisos para garantizar la gobernanza de la compañía sin armar atascos como querían las entidades financieras.

No obstante, su nombramiento, que no le concedía poderes ejecutivos, se vio con cierto escepticismo en Sevilla por el propio perfil de Pepón Domínguez, un hombre acostumbrado a destacar en la sombra y a trabajar en la retaguardia, pero sin propensiones a las florituras. Los propios consejeros de la compañía se cruzaron los dedos esperando la respuesta del elegido, al que reconocían como experto en ingeniería pero poco familiarizado con las cuentas y la gestión.

Apoyo de los bancos

La respuesta debió ser buena y satisfactoria porque, desde el momento en que la compañía se precipitó al preconcurso de acreedores a finales de noviembre tras fracasar el intento de entrada de la familia Riberas (grupo Gestamp), los bancos no dudaron en otorgarle los poderes ejecutivos que le habían negado. Para ello tuvieron que despojar de ellos al consejero delegado, Santiago Seage, que se había buscado como recambio para el puesto unos meses antes (tras la marcha también forzada de Manuel Sánchez Ortega con 4,5 millones de indemnización) y que pasó a gestionar una de las joyas de la corona, la filial estaodunidense Abengoa Yield, ahora objeto de polémica por la posible venta a la baja.

La resistencia del ingeniero

Pepón Domínguez fue uno de los catedráticos más jóvenes, con 27 años, y se le considera una eminencia en su especialidad, la resistencia de las estructuras a los terremotos. Recibió el premio Torres Quevedo de Ingeniería en 2004. Ha combinado la investigación con la docencia y la divulgación científica. Antes de presidir la principal empresa andaluza, fue vicerrector de estudios de la Universidad de Sevilla y director de la Escuela de Ingenieros, donde mantiene su cátedra de Estructuras. Ha participado en proyectos como la construcción del Palenque para la Expo 92, el estadio de su Betis o la restauración del Giraldillo, lo que le valió el premio Nacional de Restauración de Bienes Culturales.

Felipe Benjumea le fichó en 2008 para dar peso específico a la secretaría general técnica por su currículum en la Universidad y en la investigación científica y de haber hecho sus pinitos en política como secretario general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Junta de Andalucía entre 2004 y 2008 con el Gobierno socialista de Manuel Chaves, conocedor de su talante e ideario progresista. Desde el cargo en el grupo tecnológico, se convirtió en uno de los principales asesores en temas de innovación y desarrollo tecnológico de la empresa, que se ha volcado en la energía solar y los biocombustibles. Además de la cercanía a Benjumea, fue el impulsor de que su padre y fundador, Javier Benjumea Puigcerver, fuera investido doctor honoris causa por la Universidad de Sevilla.

De 62 años y primo carnal, por parte de madre, de las hermanas Nati y Ana María Abascal, Pepón Domínguez Abascal pertenece a una de las familias de más alcurnia y acomodadas de la burguesía sevillana. Cumple con el tópico del sevillano clásico: miembro de la Hermandad del Valle. Y del Betis. Tiene más aspecto físico de quijote, delgado y activo, que lo que proclama su mote de Pepón, que le viene desde pequeño quizá por su actitud tranquila y que ahora le ha servido para afrontar la situación con filosofía.

En su nueva responsabilidad, se ha involucrado en las negociaciones cuando los asesores lo han considerado necesario y lanzado hilos con los acreedores y con los gobiernos central y andaluz para facilitar ayudas. También ha tenido que vadear las críticas y, entre otros ataques, las querellas que han puesto contra Felipe Benjumea y Sánchez Ortega. Ahora espera una pronta solución para recibir los 125 millones de liquidez que necesiata el grupo para hacer frente a las obligaciones inmediatas, como las nóminas de diciembre y pagos a proveedores.

Previsiblemente, para el martes o el miércoles se firme el acuerdo, una vez que la banca determine el reaprto y exija las garantías. Luego continuarán las negociaciones para reestructurar la deuda que alcanzó la compañía y evitar que se convierta en la suspensión de pagos más alta de la historia mercantil española (25.000 millones de pasivo y 9.804 millones de deuda bancaria). La firma del pacto definitivo será un triunfo para Domínguez, colocado en la presidencia como solución pasajera y ahora convertido en un gran activo. Ha destacado por su capacidad innovadora y dialogante; pero sobre todo por la flema y diplomacia con que ha asumido las responsabilidades, lo que le ha impedido disfrutar de su afición de motero.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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