Zapatos italianos y tecnológicos
Stonefly encabeza un núcleo de fabricantes que combina soluciones avanzadas y diseño
Cómodos, elegantes y con un estilo clásico. Esta es la idea de los calzados italianos en el mundo. Los productos de Stonefly, sin embargo, representan la excepción a esa regla. La firma de Montebelluna, situada a unos 60 kilómetros de Venecia, está en una región de Italia muy vanguardista en la producción de zapatos que ha conseguido integrar la tecnología en sus productos sin tener que renunciar al diseño, factor clave en el éxito de la zapatería del país transalpino.
Bluesoft, una almohadilla de gel contenida en la suela, y second skin, una piel especial que se adapta al pie haciendo que el zapato sea lo más confortable posible, son las dos tecnologías estrella de una empresa que en 2014 facturó 80 millones de euros. El 50% de las ventas se concentran fuera de Italia, y el mercado español representa el 25% de su negocio: “El estilo en la moda, unos gustos de los consumidores muy parecidos a los de los italianos y una potente red de distribución han convertido España en un mercado clave para nuestra expansión”, explica Andrea Tomat, presidente de la empresa.
Tras haberse asentado en Grecia y Turquía y expandido en Asia (sobre todo en China y Hong Kong) y en América Latina (Colombia y México), Stonefly, cuyas ventas son en un 65% de productos para mujer, mira ahora hacia Oriente Próximo: el pasado mes de agosto inauguró una tienda en el Arabia Centre Mall, uno de los centros comerciales más transitados de Dubái, en los emiratos árabes. La empresa prevé abrir otros 19 locales en el país árabe, que se sumarán a los 50 que ya forman parte de su red mundial.
La empresa ha conseguido estos resultados tras atravesar momentos muy complicados: entre 2011 y 2013 la crisis obligó a Stonefly a despedir a un centenar de sus 600 trabajadores. Pero el peculiar núcleo productivo en el que se halla la empresa en el norte de Italia le ha permitido recuperarse en los últimos años a un ritmo razonable. La firma está situada en un distrito próximo a Venecia conocido como Sport System. “En la zona llevan fabricando zapatillas técnicas desde hace más de un siglo. Es un centro mundial de la producción de calzado, que Stonefly ha aprovechado para el desarrollo de sus tecnologías”, explica Tomat. El área, en la provincia de Treviso, tiene su corazón en Montebelluna, donde la marca tiene su sede. Según los datos de 2012 del Observatorio de los distritos industriales italianos — los últimos disponibles—, ahí se concentran 1.766 empresas que emplean a 14.657 trabajadores y exportan productos por valor de 1.777 millones de euros.
El distrito alberga las sedes de otras importantes marcas como Geox, Nordica, Tecnica o Rollerblade, que mantienen estrictas sinergias con instituciones científicas y en el campo de la formación. La compañía colabora con la Facultad de Moda de la Universidad de Venecia en el diseño de sus productos y utiliza los laboratorios del Politécnico Calzaturiero de Stra (Venecia) para su desarrollo tecnológico.
El modelo parece funcionar. Según los datos de un estudio llevado a cabo por la Assosport, la asociación que aglutina las principales firmas del distrito, entre 2009 y 2012, en plena crisis económica, el número de trabajadores empleados en la fabricación directa de zapatos aumentó en un 15,5%. En el mismo periodo, el número total de empresas en el núcleo del distrito disminuyó, pero se incrementó la cantidad de firmas con más de 50 empleados. “Estos datos demuestran que el modelo productivo de este distrito funciona. El mercado ha expulsado a las empresas pequeñas y menos eficientes y ha potenciado a las más grandes y organizadas. El resultado es un aumento de los empleados pese a la profunda crisis económica de aquellos años”, destaca Paolo Gubitta, profesor de organización empresarial en la Universidad de Padua y en la escuela de negocios CUOA.
El académico subraya la capacidad de estas empresas de transformar zapatos técnicos en productos utilizables diariamente. Cree que la incesante investigación en el ámbito de los materiales y en el ingreso de nuevas generaciones de empresarios en muchas de estas empresas son otros dos factores del éxito de este modelo empresarial.
Un modelo pujante
Matteo Caroli, catedrático de Economía y Gestión Empresarial en la Universidad Internacional de Estudios Sociales Guido Carli (LUISS) de Roma, hace hincapié en la internacionalización de estas firmas: “Las únicas que pudieron afrontar la crisis con las herramientas necesarias son aquellas que empezaron su expansión hacia el extranjero a principio de siglo. Mantuvieron el ADN de los distritos industriales italianos de los ochenta, es decir, una estricta relación con el territorio y su artesanía de calidad. Pero mientras sus pies estaban bien arraigados en la región, cuando llegó la crisis su cabeza ya llevaba 10 años en el mercado global”.
El pasado verano Lotto, histórica marca deportiva con sede en el distrito del Sport System, adquirió el 40% de Stonefly. La venta del restante 60% está prevista para finales de 2016. Las dos empresas están trabajando conjuntamente por la digitalización de toda su cadena de producción. “Estamos informatizando nuestra red global, desde los proveedores hasta el consumidor final. Es una manera de desarrollar tecnológicamente también los procesos productivos, no solo los productos”, detalla Tomat.
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