Cómo evitar comprar un dinosaurio como regalo de Reyes
La Navidad supone un aumento del gasto que supera las previsiones y se convierte en un problema a medio o largo plazo. Hay formas de (intentar) sortearlo
Lo que más, más, más un dinosaurio, pero pequeño, que si no hace mucho ruido. Un perro grande con mucho pelo. Un libro con cosas que se abren (un pop-up, para los adultos). Una caja de trozos que se juntan (un juego de construcción, para los adultos). Un disfraz de indio. Una tarta de chocolate con cinco escalones. Unas botas amarillas para los charcos. Una tablet. Una Pepa Pigg. Una playa.
Y la lista sigue con otras 29 peticiones. Es parte de la carta a los Reyes Magos de Daniela, que aún no ha cumplido los cuatro años. Está aprendiendo a leer y a escribir, no hace mucho que se ata los zapatos y tal vez algunas tardes todavía empuñe un biberón. Pero sabe qué 39 cosas quiere pedir para Navidad. Si se le pregunta por qué, la respuesta es abrumadora: “Las necesito”. Es parte del patrón financiero que recibimos como herencia según T. Harv Eker, autor de Los secretos de la mente millonaria: esa forma de pensamiento alrededor del dinero y los bienes materiales empieza a forjarse en la infancia y condiciona las decisiones que tomamos en el consumo, por ejemplo, y de forma inconsciente.
¿Qué haremos esta Navidad?
Según el último estudio de consumo navideño de Deloitte, estas serán algunas de las tendencias este año.
- En cada casa española se gastará un 10% más que en 2014 en regalos, ocio y comida, 684 euros de media.
- La mayor concentración de compras, un 35%, se hará durante la primera quincena de diciembre.
- Aumentan algunos comportamientos como el de buscar rebajas (33%), buscar regalos útiles (22%) o preparar un presupuesto (21%).
- El pódium de los regalos deseados son dinero, ropa y calzado y libros. A la cola quedan las tabletas y los perfumes.
Es una práctica tan arraigada que incluso aquellos que se dedican al estudio del comportamiento neuronal en el proceso de compra no pueden decir no a sacar la tarjeta de crédito en determinadas circunstancias. Néstor Braidot, catedrático, consultor y escritor, es ahora también abuelo. “Esta mañana estaba pensando qué le voy a comprar a la nena”. Y para ratificar el tópico de estos familiares consentidores, Braidot supone que se excederá con los regalos para su nieta: “¿Quién me va a decir a mí que sobrecompré? No estoy gastando mucho, es poco para todo lo que significa”. Ese gancho emocional es parte del problema de la locura que se desata en diciembre. “Todas esas cosas que compramos no son solo productos tangibles. Son construcciones mentales de las personas”, matiza Braidot. “Son producto de la memoria, de los recuerdos y de las emociones, relacionadas además con las personas”. Entonces: ¿Cómo evitar el impulso de llenar bolsas y bolsas de paquetes para todos los que nos rodean? “No es tan sencillo”, evidencia Braidot, “pero hay sugerencias”.
Conocer el por qué
Animales de costumbres. El experto en neuromarketing José Ruiz Pardo explica el primer factor que hace al ser humano un consumidor en potencia. “Las rutinas son una manera del cerebro para ahorrarse procesar información. En estas fechas es costumbre comprar y regalar. Lo hemos aprendido así a lo largo de nuestra vida”. El segundo es el mecanismo de automatización de esas compras: “Procesamos de forma automática lo emocional. Cuando compramos nos dejamos llevar por una serie de elementos de los que nos somos conscientes pero que son la base de nuestra decisión”. La conjugación de esos dos factores es la clave para que las empresas tengan a su alcance la información necesaria para llegar directamente al sistema límbico. Ahí está el último anuncio viral de la Navidad de este 2015: el abuelo que finge su muerte para reunir a toda su familia. Es de Edeka, la mayor red de comercio minorista de Alemania. Pero hay cientos de ellos. Ikea, Coca Cola o el anuncio de la lotería son algunos de los que lo usan a menudo.
Entrenar el cerebro
La primera de las pautas para no quedarse en números rojos a 1 de enero es ejercicio mental. “Esto implica dos áreas: entrenamiento neurocognitivo y liderar las emociones”, explica Néstor Braidot. El primer área favorece el funcionamiento de las capacidades neurocognitivas: atención, concentración, velocidad de procesamiento de la información, razonamiento, memoria y aprendizaje. "Lo que ayuda a la hora de saber que es útil o superfluo, qué está dentro de nuestras posibilidades o qué no. La segunda es orientar y aplicar adecuadamente las emociones”. Aunque, según Braidot, tendemos casi inevitablemente a dejarnos influir por la época y la situación.
Las típicas listas funcionan
Los expertos están de acuerdo en que es importante hacer una lista. Paloma Merello, doctora en ADE y Estadística y profesora del Departamento de Contabilidad de la Universidad de Valencia, fue cum laude en 2013 por la Universidad Politécnica de Valencia por su tesis sobre el efecto de la economía en algunos desórdenes como en las compras. Hace la diferencia entre compradores compulsivos y sobrecompradores. “La mayoría son estos últimos. Saber qué se va a comprar para quién, cuándo se va a salir a hacerlo y con qué presupuesto ayuda mucho a combatir los excesos monetarios". “Y anticipar las compras”, apunta Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU. “Cuanto más tardes, más probable será que el producto esté agotado y difícil encontrar un buen precio”.
Cuánto te regalen no es cuánto te quieren
El dinero no da la felicidad, pero explicarle a un niño de ocho años que no tendrá muchos regalos pero sí mucha atención y abrazos es difícil. “Se pueden hacer planes de ocio alternativos que no impliquen compras”, apunta Merello. Comprar a veces es una forma de suplir la falta de resiliencia, se deben prevenir este tipo de trastornos, según los expertos. Merello aconseja funcionar igual con los más pequeños: “Deben saber que no todo puede ser en todo momento, ayudarlos a gestionar los problemas y los momentos de estrés. Una buena forma de empezar puede ser estar con ellos al escribir esa carta de reyes para que no sea inmensa”.
Racionalizar el gasto
Hay acciones simples que pueden ser muy útiles según la OCU, como no creerse los descuentos (a partir del 1 de diciembre es complicado encontrar verdaderas gangas), no recorrerse 20 tiendas para comparar juguetes (las diferencias de precio son mínimas), o sí hacerlo con el resto de productos. Y hay otras opciones como la financiación, obviamente, sin ningún tipo de interés. Para estas fechas empresas, grandes superficies y centros comerciales ponen a disposición de los clientes esta opción. Los hipermercados Carrefour, por ejemplo, ofrecen financiación gratis a 12 meses para compras de hasta 2.000 euros (hasta el 7 de enero).
La imaginación cuenta
Dentro de cada familia hay trucos más o menos recurrentes: repartir la compra de los regalos entre varios miembros de la familia, acordar solo un regalo para cada uno... En la de Daniela, la niña que ha pedido un dinosaurio para la noche del 5 de enero, llevan unos años haciendo “pactos prenavideños”. Para este han decidido que ningún regalo puede exceder los 50 euros y el pasado todos los regalos fueron hechos por ellos mismos. Las Navidades de 2014 la madre de Daniela podría haber cosido un dinosaurio de peluche, este año tendrá que arreglárselas para encontrar uno por menos de 30 euros.
Esta noticia, patrocinada por Carrefour, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.
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