Draghi dice que “hará lo necesario para subir la inflación lo antes posible”
El presidente del BCE reafirma su intención de reforzar el programa de compra de activos y de rebajar la facilidad de depósito
Las palabras mágicas de Mario Draghi son y seguirán siendo “haré todo lo necesario para salvar el euro y, créanme, será suficiente”, pronunciadas cuando España e Italia hacían equilibrismo al filo de la navaja. Sin llegar a tanto, el jefe del BCE se sacó ayer de la chistera una nueva intervención verbal para preparar el terreno de la próxima ampliación del programa de compra de activos, conocido como QE. “El BCE hará todo lo que debe”, dijo Draghi, “para elevar la inflación lo antes posible”. En plata: habrá más QE y tipos de interés aún más negativos.
Las cosas deben estar peor de lo que se pensaba cuando el BCE reitera a diario, cada vez con más claridad, que va a dar un paso adicional en la política ultraexpansiva, que incluye la compra de deuda. Muy, muy mal deben estar cuando hasta el alemán Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, admite que la inflación está lejos de volver a niveles normales —por debajo pero cerca del 2%—, y sobre todo cuando el jefe de los halcones, el ala más ortodoxa de entre los siempre ortodoxos banqueros centrales, reclama a su propio Gobierno inversiones en infraestructuras: una política fiscal más expansiva.
Weidmann sorprendió ayer con ese discurso, que combina con peticiones de tranquilidad a Draghi. Pero lo que mueve al mercado es la varita del presidente del BCE: el euro bajó ayer de los 1,07 dólares por unidad tras sus declaraciones, y los analistas e inversores esperan ahora un movimiento agresivo en Fráncfort, que debe tener cuidado con incumplir las expectativas. “Si decidimos que la trayectoria actual de nuestra política no es suficiente para conseguir nuestro objetivo, haremos lo que debamos para elevar la inflación tan pronto como sea posible”, dijo Draghi, que se enfrenta a un nuevo examen el próximo 3 de diciembre, en la reunión del consejo del BCE.
Junto con una referencia explícita al QE —que considera un instrumento “poderoso y flexible” para lograr sus metas—, Draghi volvió a abrir la puerta a la posibilidad de profundizar en las rebajas de los tipos de interés. La facilidad de depósito está ya en tipos negativos del -0,2%, para evitar que los bancos dejen ociosos sus fondos en la ventanilla de Fráncfort. Draghi sugirió ante una audiencia formada por banqueros que rebajar aún más esa tasa tendría un doble efecto: por un lado, da un mayor margen de maniobra al programa de compra de activos, que está diseñado para que el BCE no adquiera bonos con una rentabilidad negativa igual al tipo de depósito. Por otro, aumentaría “la velocidad de circulación de las reservas bancarias”, según Draghi, insuflando un impulso adicional a la eurozona.
Polémica
Nada de eso va a ser sencillo. Weidmann dejó ese recado a Berlín, en línea con el mensaje que ha ido lanzando Draghi desde hace más de un año, pero a la vez dejó claro que el Bundesbank sigue sin estar cómodo con el QE, menos aún si ese QE se refuerza. El alemán sugirió que no apoyará esa medida: aseguró que el desplome del petróleo es básicamente un estímulo para Europa, y desdeñó el peligro de que la rebaja de la cotización del crudo se instale permanentemente en las expectativas de inflación. Weidmann teme dificultades en el BCE cuando sea necesario desandar ese camino de las compras de deuda, por las presiones políticas. Pero eso preocupa poco a Draghi: “Hay riegos sobre la estabilidad de precios, que es el mandato del BCE, y actuaremos usando todas las opciones”, dijo el italiano, que ha sabido granjearse una confortable mayoría pese a la oposición del Bundesbank.
La política de Draghi no gusta en Alemania. La semana pasada fue el consejo de sabios de Merkel para asuntos económicos el que advirtió de los efectos nocivos del QE y ayer le tocó el turno al presidente del Bundesbank y consejero del BCE, Jens Weidmann. “Cuanto más tiempo permanezcamos en un modo monetario ultraflexible, menos efectiva será esta política y más los riesgos y efectos secundarios”, afirmó. El máximo responsable del banco central germano advirtió de que un mayor crecimiento Europa no llegará con “cambios cosméticos y soluciones estéticas”, sino profundizando en las reformas.
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