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La rentable edad del pavo

El consumo del ave se duplica en 11 años y la firma Procavi toma la delantera en el sector

Ángeles Lucas
Granja de pavos de la empresa Procavi.
Granja de pavos de la empresa Procavi. Paco Puentes

La carne de pavo empieza a ser una más en los estantes del frigorífico. Ya sea en filetes, salchichas, lonchas, embutida… Las dietas saludables recomiendan su consumo de forma permanente por ser un producto bajo en calorías y colesterol y rico en magnesio, zinc y potasio. Y los números avalan estas prestaciones. El consumo de pavo se ha duplicado en los últimos 11 años: en 2004 el consumo per capita de la carne fresca de pavo era de 0,75 kilos por habitante, y en 2014 fue de 1,54 kilos. Este incremento ha repercutido de forma clara en la empresa andaluza Procavi, del grupo Fuertes, que en 2014 facturó 218 millones de euros, mientras que en 2002, cuando comenzó su actividad, la cifra de ventas solo era de 16 millones. La compañía es líder en producción cárnica de pavo en España, con un 52% de cuota de mercado, y ocupa la cuarta posición en Europa.

El filón de la carne de pavo ha sido identificado de forma clara por los productores españoles; en 2007 había 726 explotaciones avícolas que producían pavo, mientras que en 2014 alcanzaron las 1.290, según datos del Ministerio de Agricultura. “En los últimos años se ha duplicado el número de explotaciones, por lo que el repunte es evidente. Pero tienen que hacer más esfuerzos al ser una carne de segundo nivel frente a la del pollo, que es más barata y tiene más sabor”, indica Carlos Buxade, catedrático del área de Producción Animal de la Universidad Politécnica de Madrid. Efectivamente, la promoción es una de las complicaciones a las que se enfrenta este sector avícola. A pesar de este obstáculo, Procavi tiene previsto duplicar su actividad en cinco años, con una inversión que puede superar los 50 millones de euros.

Miles de pavos comen, beben y despliegan sus plumas en una de las 350 explotaciones con las que cuenta la empresa, unos 700.000 metros cuadrados. Los responsables de Procavi, cuya producción alcanza las 96.000 toneladas anuales de carne (10,7 millones de pavos procesados), defienden que esta ave ha llegado para quedarse, y crecer. “Tenemos prevista la construcción de un segundo matadero, otra sala de despiece y 17 nuevas granjas”, dice Alfonso Serrano, gerente de la empresa. El horizonte lo marca el resto de Europa. “Siguiendo los índices superiores de consumo de los países que rodean a España, como Francia, Italia o Portugal, su demanda puede incrementarse en cierta medida. Posibilidades hay, pero no son fáciles”, estima el profesor, que sitúa la crisis como un impedimento en la compra doméstica.

La demanda extranjera ha provocado también que las exportaciones españolas de pavo a la Unión Europea hayan aumentado un 85% desde 2008 y un 101% a países extracomunitarios. Procavi vende al exterior el 30% de su producción, fundamentalmente a Francia, Portugal e Italia, donde tienen abiertas líneas comerciales. “También estamos en países del Este y el África subsahariana”, apunta Javier Muñoz, técnico de marketing de la empresa.

Exportaciones

Pero la apuesta fuerte en el exterior ha sido el acuerdo con el holding ruso Grupo Cherkizovo, donde se ha implantado una instalación de recría, compuesta por cuatro edificios, una nave de cebo y una incubadora con capacidad para 5,9 millones de huevos al año. “Ya están listas las instalaciones para llevar nuestro saber hacer a Rusia. Desarrollarán allí nuestros métodos de trabajo, tecnología y calidad. Se han invertido 150 millones de euros en este proyecto”, destaca Serrano.

Los rusos implantarán el control integral de procesos que se aplica en Procavi a unos cuantos grados menos de temperatura. La empresa trabaja en todo el sistema de producción de carne de pavo “para garantizar al 100% su trazabilidad y controlar todos los aspectos de calidad del producto”, según Muñoz. De esta forma, Procavi cuenta con instalaciones incubadoras y reproductoras, fábrica de piensos, granjas de recría y cebo, matadero, preparación de carnes, envasado, logística y comercialización. “Seguimos el recorrido completo de sus vidas y después aprovechamos el 100% del ave. Con la sangre y con las plumas fabricamos harinas, y con las vísceras, grasa animal”, matiza Muñoz mientras da paso a la planta de envasado, una nave refrigerada entre 8 y 10 grados en la que trabaja gran parte de la plantilla de la empresa, que ha pasado de tener 215 trabajadores en 2002 a cerca de 1.420 a finales de 2015, con un 99% de personal andaluz.

Innovación

Para el gerente, la innovación y las inversiones son claves en el crecimiento de la empresa, que acumula un gasto de 93,1 millones en nuevos proyectos. “Entre las propuestas más innovadoras ha estado la de servir el pavo en bandejas de color morado, para buscarle un identificativo; en romper las fibras para ablandar la carne o dispensar filetes al pimentón. También está implantada la línea halal, que garantiza los protocolos de matanza de la comunidad musulmana. Y ahora está prevista una línea comercial con Oriente Próximo”, destaca Muñoz.

Estas son las últimas fases de una estrategia de implantación del consumo de pavo en las familias españolas que la empresa diseñó al principio de la aventura empresarial y que consistía en parte en romper la dinámica de la compra estacional en las Navidades y buscar hábitos cotidianos. “El primer paso consistió en hacer los controles de calidad lo más exhaustivos posibles. Después distribuir productos que facilitaran su consumo habitual, y por último consolidarlo como alimento sabroso”, detalla Javier Muñoz. Procavi asume el desafío de la era del pavo.

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.

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