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Lecciones para la banca de la cumbre de lima

Las entidades financieras salieron de la Asamblea del FMI con la sensación de que las cosas no están tan mal y que necesitan menos regulación.

Miguel Ángel Noceda

La Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), celebrada este año en Lima, ha dejado una resaca después de ponerse sobre la mesa la preocupación por el efecto de la incipiente crisis de China y la subida de tipos de interés en Estados Unidos en el resto de economías del mundo, principalmente en las emergentes en general y, dentro de estas, en los países latinoamericanos. Y, bajando más la cascada, en Brasil.

Sin embargo, los representantes de los bancos, que participaron en la cumbre otoñal que organiza de forma paralela el IIF (Instituto Internacional de Finanzas), quedaron con la doble sensación de que las cosas no están tan mal como las pintan y de que las entidades financieras necesitan mayor claridad en la política monetaria y menos presiones regulatorias para diseñar sus estrategias de futuro. Esa misma sensación la compartieron muchos de los políticos asistentes, subrayándose, en definitiva, que las situaciones críticas son manejables.

La realidad dice que el PIB mundial está creciendo en torno del 3 al 3,5% al año, con las economías avanzadas mejorando y las emergentes desacelerándose, afectadas por el frenazo de China, los precios de las materias primas y los ajustes fiscales necesarios. Ante eso, el mensaje se ha centrado en que resulta imprescindible avanzar en reformas estructurales porque sin ellas las políticas monetarias y fiscales pierden efectividad.presencia española

Así lo destacaron los participantes en la reunión del IIF, a la que suele acudir una fuerte representación de la banca española y en la que Francisco González (presidente del BBVA) ocupa una de las vicepresidencias en la actualidad. Además de González estuvieron José Manuel González Páramo, consejero del banco vasco; Isidro Fainé, presidente de Caixabank, que estuvo acompañado por su jefe de estudios, Jordi Gual; José Antonio Álvarez y José Antonio García Candela, consejero delegado y director financiero del Banco Santander; Ángel Ron, presidente del Banco Popular, y Josep Oliú, presidente del Banco Sabadell, así como José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB).

Para los bancos, el peor marco sería el de una devaluación significativa del yuan en China, que afectaría mucho al comercio y a la economía mundial. En ese tesitura, Brasil, donde el Santander tiene una fuerte presencia (la mayor parte de sus beneficios proviene de su filial en este país), se ve vulnerable, pero es más por el riesgo político que por el ajuste económico (importante, tanto fiscal y externo). Pero el escenario central no es de fuerte crisis, ya que cuenta con reservas y la banca también es más resistente. Es decir, por ahora se trata de una crisis económica y no financiera, y la reducción del déficit público es manejable. Hay margen de maniobra suficiente para superar el escollo, creen, y que todo se quede en un fogonazo. Pero es necesario el acuerdo político.

La economía de Brasil, a su vez, pesa mucho sobre el conjunto de Latinoamérica, donde la situación en países como México, Chile, Colombia o Perú no es mala (de hecho, el FMI eligió Perú para celebrar la Asamblea Anual, la primera que se celebra en Latinoamérica en 48 años, por ser un país que ha aplicado una política económica ortodoxa). Además, el balance financiero de la región tiene un componente mayor de capital que de deuda, como ocurría antes, lo que mejora el panorama. Esto hace que sea menos volátil y que las economías de la zona sean más resistentes y estén mejor preparadas.

Otra de las preocupaciones de la banca se centra en la discusión sobre el timing de la subida de tipos por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, por el temor al impacto en las divisas latinoamericanas. En estos momentos, según las fuentes consultadas, la inflación en EE UU no justifica subidas. Muchos expertos —entre ellos el presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini—, no obstante, abogan por una subida suave (dovish lift-off) y bien explicada, mejor que la alta incertidumbre que genera la situación actual y la espera a un aumento de tipos superior.

En medio de todo este panorama, también está el debate sobre la cuestión regulatoria. A juicio de muchos banqueros, una excesiva regulación puede frenar la recuperación. El mensaje de los bancos es que existe mucha incertidumbre y sugieren que hay que valorar el impacto de lo que se ha hecho antes de tomar decisiones y nuevas iniciativas.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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