Luz rural que conquista el globo
Arturo Álvarez vende en todo el mundo y expone en los museos de diseño las lámparas que crea en una pequeña aldea gallega
Lejos de los grandes centros logísticos nacionales, en una pequeña nave integrada en el generoso paisaje de San Miguel de Sarandón (Vedra, A Coruña), a unos 25 kilómetros de Santiago, Arturo Álvarez factura sus lámparas de corte artesanal para todo el mundo. Un pequeño sótano en el bajo de su antigua casa fue el embrión de esta empresa que se ha consolidado entre las cinco grandes del sector en España y que factura por encima del millón de euros anuales. Pero el éxito de Arturo Álvarez no reside tanto en los balances financieros o en las hojas de cálculo como en los museos de diseño o en las salas de arte en los que se exponen sus creaciones.
Difícilmente podía sospechar Álvarez en 1994, cuando echó a andar el proyecto, que sus luminarias acabarían alumbrando espacios en todos los continentes. En aquellos años se ganaba las pesetas con los trabajos más variopintos. Un curso para desempleados de forjado en vidrio, la única formación que se puede considerar académica en su trayectoria, le cambió la vida. La alianza sentimental y empresarial con Patricia Martínez, su mujer y única socia, hizo el resto. Todo empezó a ir bien en la empresa Arturo Álvarez, que ha solventado la crisis con un modelo de internacionalización que hace que el 85% de su facturación proceda del exterior.
“La empresa fue una apuesta personal de ambos”, rememora Martínez, gerente de la compañía. “En una tienda familiar en el casco antiguo de Santiago comprobamos que las lámparas de Arturo tenían una gran posibilidad comercial, y decidimos que había que profesionalizarse y crear una estructura de empresa”. A partir de ahí, la presencia en la feria internacional del mueble de Valencia, el mismo año de la fundación de la compañía, supuso el primer salto cualitativo. “Las cosas cambiaron rápidamente: grandes crecimientos, pedidos, plantilla”.
Perfil y proyecto
» Artista hecho a sí mismo. La única formación que tiene Arturo Álvarez es un curso de forjador de vidrio para desempleados que hizo a mediados de los noventa, cuando se dedicaba a los trabajos más variopintos.
» Reconocimiento del mercado. Álvarez expone sus creaciones en galerías de arte y museos. Este año van camino de varios premios, entre ellos el Best of The Year de la revista Interior Design. Entre sus clientes hay actores de Hollywood.
El segundo gran hito se produjo 13 años más tarde, en 2007, en otra feria internacional, la Euroluce de Milán. “Fue un avance importante, porque coincidió con un plan de internacionalización llevado a cabo por un jefe de exportación”, precisa Martínez. Mientras las lámparas de Arturo Álvarez se afianzaban en España, comenzaban a crecer en el extranjero. Primero en países física y culturalmente próximos, como Francia, Alemania o Reino Unido. Después, en mercados lejanos, como Turquía, Singapur, Dubai, Qatar, Hong Kong o Arabia Saudí. Tras abrirse paso en Latinoamérica y Canadá, las lámparas de Arturo Álvarez llaman ahora a las puertas de Estados Unidos, donde la empresa abrió una oficina comercial en 2014. “Es un mercado difícil; muy apetecible, pero muy complicado, en el que los resultados tardarán años en verse”, admite Martínez. Como ocurrió en España en sus comienzos, la consolidación de las lámparas viene precedida por el favor de clientes de renombre. El último fue el actor Vin Diesel, protagonista de películas como la saga A todo gas, que se llevó a su casa unos cuantos modelos.
RECONOCIMIENTOS
Álvarez ha ido recogiendo el reconocimiento en forma de premios como el Good Design (2008 y 2009), un HD Product Design (2013) o el más reciente Best of the Year de la revista Interior Design, otorgado no a sus diseños, sino a otra de las grandes aportaciones del director de diseño y cofundador de la empresa: un material para la elaboración de sus luminarias llamado Simetech, patentado después de dos años de investigaciones. Las lámparas, mientras, se pueden admirar en museos como el del Disseny de Barcelona, donde se expone una Bety, uno de sus modelos más representativos, como ejemplo de diseño de este inicio del siglo XXI.
Álvarez expone también sus creaciones en galerías de arte, como el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa de A Coruña o la galería Ad Hoc de Vigo. Es el reconocimiento a un creador que bebe de muchas fuentes, pero sobre todo de dos: de los objetos cotidianos, que descontextualiza para darles nueva vida, y de la naturaleza, la misma en la que está integrada la fábrica donde trabajan él y sus 14 empleados. El compromiso con el medio influye en el factor emocional que, según el creador, está en el origen de la aceptación de su catálogo. Por eso ha rechazado ofertas para trasladarse a parques empresariales, para permanecer en el entorno rural.
Artesanía que innova
Con todas sus peculiaridades, Arturo Álvarez puede considerarse un ilustrativo ejemplo del sector de la iluminación en España, que desde el estallido de la crisis ha tenido que buscar en los mercados externos la facturación que iba perdiendo en nuestro país. Las exportaciones superan a las importaciones en la actualidad, aunque no en una proporción tan acusada como en el caso del diseñador gallego.
Álvarez es también un ejemplo del proceso de transformación que ha atravesado un ramo de origen netamente artesanal, aunque con una fuerte industrialización, que ha situado a España entre los diez principales productores del mundo.
Partiendo de ese modelo de lo hecho a mano, el sector se ha beneficiado en los últimos años de una decidida apuesta por la innovación tecnológica. El I+D+i está en el ADN de los nuevos fabricantes, que han adaptado los productos a los diferentes certificados técnicos y de calidad que exigen los países de destino. Laboratorios especializados como Aimme, Itaca o Tecnocrea ofrecen sus servicios a todo el sector.
Esa faceta innovadora y el tirón de la tecnología LED están en el origen del retorno al crecimiento que experimenta el sector en nuestro país, donde cerró 2014 con un crecimiento próximo al 5%. Fue el primer incremento desde que en 2007 la crisis, especialmente la inmobiliaria, causara estragos entre los fabricantes, con un descenso acumulado de las ventas próximo al 42%.
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