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ENTREVISTA | STEPHAN REIMELT

“El sur de la UE tiene una base industrial muy competitiva”

El consejero delegado de la filial europea de General Electric habla de la reindustrialización de Europa y su apuesta por el TTIP

Thiago Ferrer Morini
Stephan Reimelt, consejero delegado de GE Europa.
Stephan Reimelt, consejero delegado de GE Europa.LUIS SEVILLANO

De las 12 compañías de cuyos valores, en 1896, se calculó el primer índice Dow Jones, la única que existe hoy es General Electric. Tras orientarse hacia los servicios financieros durante el reinado (la palabra lo define con propiedad) de Jack Welch como consejero delegado, la compañía ahora quiere recuperar su énfasis en la industria y busca ser “la mayor empresa de infraestructura, generación y distribución de energía”, en palabras de Stephan Reimelt (Fráncfort, 1957), presidente y consejero delegado de GE Europa. Para ello, espera la aprobación de la Comisión Europea para comprar la división de energía y transmisión eléctrica de la francesa Alstom, una operación de 12.300 millones de euros que desde Bruselas se mira con circunspección.

Para el presidente de GE Europa, la alianza entre su empresa y Alstom sirve para dar una respuesta a uno de los objetivos de la Comisión presidida por Jean Paul Juncker: la unión energética. “Es mucho más que construir centrales y redes”, considera. “Además de ser un buen socio tecnológico, para estos proyectos hacen falta enormes inversiones y nosotros tenemos el tamaño necesario”.

Tamaño es el que no le falta a General Electric: solo en el primer trimestre de 2015, la empresa ingresó 34.090 millones de dólares (33.570 millones de euros), aunque esa cifra incluye algo más de 9.000 millones de GE Capital, la rama financiera de la empresa, de la que se está deshaciendo. Aunque las cifras oficiales de la empresa no desglosan cuántos de esos ingresos vienen de Europa, el presidente considera que la suya es “una empresa europea” con 94.000 empleados en 900 instalaciones en el continente.

El principal obstáculo para esa unión energética, según Reimelt, es la divergencia de políticas entre los distintos Estados pertenecientes a la UE. “Si tienes 28 países alrededor de la mesa, y uno está promocionando el carbón, y otro la energía solar... Aquí necesitamos más Europa. Cambiemos la escala, ejecutemos más y hablemos menos”.

General Electric “analizará las posibilidades de negocio” del llamado plan Juncker, el programa de inversiones por valor de 315.000 millones de euros impulsado por la Comisión. Pero alerta: “Si todo el mundo va al Banco Europeo de Inversiones y presenta una idea, todo el conjunto puede perder tracción. Haría falta una coordinación en la industria para ver cuáles son las áreas donde hace falta más trabajo y sacarlas adelante. Yo haría hincapié en las áreas ya maduras, no solo de energía, sino también la infraestructura digital”.

Pero Europa vive una situación política tensa, tanto por las amenazas de salida de la UE de algunos Estados miembros como por la radicalización política en todo el continente. Según el presidente de GE Europa, la empresa ya tiene experiencia en esas situaciones. “El miedo es muy mal consejero en mercados inciertos, y estamos acostumbrados a los mercados inciertos”, considera. “Desgraciadamente, ha habido casos en Europa en los que la seguridad de planificación se ha eliminado o vuelto del revés, al menos, reajustado, y eso es muy peligroso para las inversiones”.

Un fervoroso partidario del TTIP

Stephan Reimert ha sido una de las voces más activas dentro de la patronal alemana a favor de la Asociación Transatlántica para la Inversión y el Comercio (TTIP, en sus siglas en inglés), el polémico tratado comercial entre EE UU y la UE.

Al hablar del tema, el presidente de GE Europa se pone súbitamente serio. “Déjeme ser muy preciso”, afirma. “Defiendo el TTIP porque mi corazón late con las pequeñas y medianas empresas europeas, la columna vertebral de la economía, que son las que van a ser las mayores beneficiadas”.

“Me enfada mucho que se diga que son las grandes empresas las que van a salir ganando, porque no es así en absoluto", continúa. "Por favor, dejemos de decir eso. No necesito el TTIP. Tendría muy poco impacto en las cuentas de GE, porque ya somos una empresa europea. Y EE UU es un mercado de 300 millones de personas con alto poder adquisitivo. Es bueno para la competencia, bueno para la innovación, y bueno para las empresas, porque es de ahí de donde viene el crecimiento”.

La empresa dice estar preparada para potenciales cambios. “No haríamos negocios sin ser cuidadosos y mirar los posibles riesgos. El ser multilocales, tener raíces en muchos sitios, ayuda. Sabemos que Reino Unido no es lo mismo que España”. Ante la pregunta de si esta tensión política no afecta a las potenciales inversiones de GE, Reimelt se sorprende. “Por supuesto que no”, afirma. “Si estuviésemos preocupados, no estaríamos apostando tan fuerte por conseguir el acuerdo con Alstom”.

Reimelt hace de la fe en el continente su profesión. “Siempre hemos sido grandes inversores en Europa y lo hemos mantenido en los últimos 10 años a pesar de la crisis”, explica. “Nos gusta invertir aquí”. Para él, “Europa tiene una base industrial muy competitiva. El sur, España, Italia, Portugal, tiene una productividad muy buena y una mano de obra bien educada y competitiva. Es una muy buena base desde la que trabajar”.

El presidente de GE Europa es especialmente elogioso con España. “Las últimas cifras de los últimos 12 a 18 meses son muy positivas. Y el país está recibiendo inversiones porque tiene una muy buena fuerza de trabajo. Las reformas que está haciendo el Gobierno están creando un medio ambiente muy brillante. La clave es persistir, porque todo el mundo está mirando el ejemplo de España. Es por eso que no basta con un simple shock. Las reformas han de ser permanentes”. ¿Ve posible que se mantenga ese ritmo tras las elecciones? “No soy político. No sabría decirle”, esquiva.

Para Reimelt, para la reindustrialización del continente hacen falta, además, mercados más abiertos. “Tenemos 28 mercados en Europa, cada uno regulado de una forma diferente”, considera. “Veo a muchas startups que se van a Silicon Valley porque aquí no tienen el mercado adecuado. El mercado estadounidense es mucho mayor y mucho más fácil. Pero si fuese un único mercado, Europa podría ser el lugar adecuado para las inversiones que necesitamos. Hay quien dice que van a Silicon Valley porque allí es donde está el capital, y no es cierto. El capital se mueve. Si hay una buena idea, estarían dispuestos a invertir en Madrid. Lo primero es atraer inversiones y luego ya regularemos”.

Otro sector donde General Electric tiene una presencia potente es en la exploración de petróleo y gas. La caída de los precios del crudo está presionando los beneficios de muchas empresas del sector. Cuestionado sobre el efecto de la crisis sobre GE, Reimelt responde: “No lo sabemos. Es muy pronto”. Y continúa: “Hay un efecto, sin duda, pero es marginal. Estos proyectos de exploración son proyectos a muy largo plazo. No los paras por un bajón temporal en los precios del petróleo; te fijas en la tendencia a largo plazo, y la tendencia a largo plazo es que, al final, el petróleo va a seguir siendo caro. Y esas inversiones a largo plazo van a continuar”.

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