Las Bolsas chinas vuelven a caer a pesar del apoyo estatal
Cientos de empresas suspenden la cotización de sus títulos ante el temor a un mayor desplome
Los inversores chinos no han recuperado la confianza en los mercados bursátiles del país a pesar del amplio paquete de medidas lanzado por las autoridades a partir del lunes. Las inyecciones de liquidez y el programa de compra de títulos de las grandes compañías estatales salvaron la primera sesión de la semana, pero este martes el índice general de Shanghái volvió a los números rojos y cedió un 1,3%. En Shenzhen, donde ni siquiera ayer se consiguieron frenar las pérdidas, la Bolsa siguió en caída libre y se dejó un 5,8%.
Alrededor de una cuarta parte de las cerca de 2.800 empresas que cotizan en ambos parqués (unas 650) han suspendido el intercambio de sus títulos para evitar mayores pérdidas, y 200 más lo pidieron este martes, según informó el periódico local Securities Times. Las acciones de las grandes empresas estatales son las únicas que se sostienen de forma artificial al ser el objetivo del programa de compras, pero el resto siguen viendo como el valor de sus acciones cae a diario y no hay perspectivas de mejora. La debacle ha supuesto la pérdida de 2,9 billones de euros en valor de mercado en solamente tres semanas, una cifra que supera el PIB del Reino Unido.
"El mercado seguirá cayendo a corto plazo porque la mayoría de las acciones de pequeña capitalización siguen estando sobrevaloradas. El gobierno está disparando al blanco equivocado y el sentimiento de los inversores se está deteriorando. No hay expectativas claras, ni la confianza ni fe necesarias", asegura Oliver Rui, profesor de Finanzas de la escuela de negocios CEIBS, que sostiene que las medidas de apoyo de las autoridades no son suficientes para revertir la tendencia a la baja. Ambos parqués se habían revalorizado más de un 150% en el último año, un aumento impulsado más por la creencia de los inversores de que los títulos seguirían subiendo que por fundamentos económicos. De hecho, las Bolsas chinas han tocado máximos justamente cuando la segunda economía mundial crece en la menor tasa de los últimos 25 años y los beneficios empresariales se reducen año tras año.
Los grandes perjudicados de esta caída son los mismos que provocaron la formación de la burbuja: los más de 90 millones de pequeños inversores que pusieron sus ahorros en Bolsa atraídos por su alta rentabilidad, la gran mayoría de los cuales cuentan solamente con el graduado escolar y no tienen conocimientos financieros. Muchos hasta decidieron endeudarse para comprar más títulos ante la tendencia alcista, lo que explica la estampida general en el momento en que las acciones empezaron a desplomarse hace tres semanas.
La tradición de prudencia de gran parte de la sociedad china, sin embargo, puede mitigar los efectos de esta debacle en la economía real. Según estadísticas oficiales, las acciones solamente representan alrededor del 8% de la riqueza de los hogares en China en comparación con el 20% en los países desarrollados, por lo que el impacto de una bajada continua y generalizada en la economía real sería también más limitado. Aun así, está por ver cuántos pequeños inversores saldrán escaldados de este episodio, algo que dependerá de cómo de larga y abultada sea la caída, algo que nadie se atreve a predecir. "Esta tendencia alcista ha sido alentada por el Gobierno para reducir los costes de capital, incentivar la innovación y profundizar la reforma económica. Por desgracia, esta iniciativa ha sido secuestrada por un grupo de inversores individuales codiciosos que se han endeudado mucho. Ahora todo el mundo en esta especie de casino que es la Bolsa deberá pagar el precio de entender el poder del mercado", sentencia Rui.
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