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La energía que se convierte en euros

La consultora malagueña Vatia impulsa proyectos para limitar las emisiones de CO2 en espacios públicos y empresas

Antonio J. Ruiz, director de la empresa Vatia.
Antonio J. Ruiz, director de la empresa Vatia. García-Santos

El Museo Picasso Málaga (MPM) es uno de los clientes de Vatia. Esta empresa, ubicada en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), está calculando la huella de carbono de la pinacoteca para conocer qué impacto tienen sus visitantes y su actividad diaria en las emisiones de CO2 a la atmósfera. El proceso es similar al que se sometió el Museo del Prado en Madrid. En el centro malagueño se audita el consumo de energía, concentrado en los sistemas de ventilación y climatización, para ajustar la potencia y optimizar recursos.

La consultoría energética Vatia nació en 2013 y sus dos socios, Antonio Ruiz y Aitor Castillo, afrontan en este momento el que es posiblemente el mayor reto de su trayectoria profesional. Vatia ha sido seleccionada para formar parte del nuevo programa europeo de impulso de energías limpias Incense, integrado en la plataforma Fiware de apoyo a las startups (compañías emergentes). En la primera convocatoria de este programa han participado 232 empresas (el 85% eran pymes) y se han elegido 14 iniciativas para la final. Los agraciados recibirán una subvención no reembolsable de hasta 150.000 euros y hay dos proyectos españoles: además de la empresa malagueña, está Exploded View, que desarrolla un sistema de calefacción de suelo radiante inteligente.

Perfil y proyectos

Los dos socios de la empresa, creada hace dos años y medio, son Antonio Ruiz, con experiencia en el desarrollo de proyectos energéticos para infraestructuras, y Aitor Castillo, con una trayectoria más vinculada a la tecnología y gestión de I+D+i. El trabajo de esta consultoría se resume en la digitalización de los procesos energéticos para que una infraestructura sea más eficiente.

El reconocimiento como uno de los mejores proyectos europeos para impulsar las energías limpias, además de una subvención a fondo perdido, les permite participar en un programa para que su empresa madure, con sesiones de ’coaching’ adicional, talleres personalizados y la presentación del proyecto ante potenciales clientes.

“Lo importante es la dimensión en la que entras. Te da una interlocución para desarrollar el producto y te posicionas a nivel europeo”, apunta Ruiz. En la primera edición de Incense han participado Enel-Endesa, Accelerace (la mayor aceleradora de negocios del mundo) y FundingBox, una de las plataformas de la Comisión Europea para poner en marcha el programa de ayuda a las startups.

La propuesta de los emprendedores malagueños es una plataforma de inteligencia web que permite realizar una auditoría energética de edificios con información limitada, así como detallar recomendaciones para obtener un ahorro mayor. Esa inspección cruza la información del contador eléctrico con las condiciones climatológicas (temperatura) del entorno y los datos de geolocalización del inmueble, que se obtienen del catastro. Se pueden hacer comparativas entre bloques de características similares.

El proyecto también permitiría a los potenciales clientes mejorar el concepto de customer engagement, es decir, involucrar a los usuarios de un servicio en la estrategia de una empresa. “Intentar que la empresa se vea como un aliado, no como un enemigo, es algo que no hacen las eléctricas”, recuerda Ruiz.

La necesidad de impulsar proyectos de energía limpia se evidencia con cada dato de lanzamiento de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Un edificio de oficinas emite de media entre 10 y 15 kilos de dióxido de carbono cada tres minutos, que suman 7,2 toneladas diarias. La tecnología de Vatia no solo se utiliza para buscar la eficiencia energética en bloques de pisos, sino en infraestructuras como puertos deportivos, industrias o sistemas de alumbrado. La plantilla de esta empresa está formada por siete trabajadores y su facturación en 2014 fue de 225.000 euros. Este año prevé superar el medio millón de euros y llegar a 10 personas contratadas.

La consultoría energética ha desarrollado para el Ayuntamiento de Málaga un proyecto de telegestión del alumbrado público en el que se han monitorizado los datos de 52 cuadros eléctricos de la zona oeste de la ciudad. Ahora participa en una iniciativa de control del ruido a través de sensores móviles que rotarán por 45 puntos de la capital malagueña para medir el grado de contaminación acústica. Se creará una plataforma con el objetivo de fomentar la participación ciudadana a través de encuestas y espacios para quejas y sugerencias.

El software de Vatia reconocido por Europa entra ahora en un proceso de desarrollo que durará seis meses en el que el producto se expondrá a potenciales inversores. Les interesan clientes con un importante parque de edificios: administraciones, inmobiliarias y grupos como Inditex e Ikea. Y por supuesto, compañías eléctricas.

Suspenso en eficiencia energética

España avanza lentamente por la senda de la eficiencia energética. Como el resto de Europa, tendrá que reducir un 20% su consumo energético en 2020. Pero, según un informe de Certicalia, el 90% de las viviendas del país suspende en eficiencia energética.

“Se lleva mucho tiempo hablando de eficiencia energética y ahora parece que sí se empieza a materializar”. Es la percepción de Antonio López-Nava, gerente de la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética (A3e). Un punto de inflexión para el sector, a su juicio, estará en la aplicación de una directiva europea que obligará a todas las grandes empresas a someterse cada cuatro años a una auditoría energética realizada “de manera independiente” y por parte de expertos cualificados y acreditados. Pero el proceso es lento. El Gobierno español sometió a audiencia pública en enero de 2014 un proyecto de real decreto para aplicar la directiva. A3e lo considera “descafeinado” y presentó alegaciones porque entiende que las auditorías se sustituyen parcialmente por certificados energéticos de los edificios, “mucho más superficiales”, precisa de López-Nava, y porque esos análisis podrían realizarlos trabajadores de la empresa a examen, no expertos independientes.

Este colectivo aboga por una trasposición “literal” de la directriz del Parlamento Europeo, que obligaría a hacer unas 57.000 auditoría frente al escenario que plantea el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, con 19.020 auditorías.

Un estudio reciente de A3e concluye que un cambio de los hábitos energéticos en un edificio de oficinas puede ahorrar hasta 13.000 euros al año en la factura de la luz, con inversión cero. El ahorro para una vivienda puede llegar hasta los 600 euros.

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