Los mercados facilitan el crecimiento
A menudo el menor tamaño se asocia con baja competitividad y productividad
En un momento en el cual mejoran muchos indicadores económicos y financieros en nuestro país, el reducido tamaño de las pequeñas y medianas empresas españolas es, sin duda, uno de los retos estructurales pendientes y merece figurar como prioridad en las reformas que se están llevando a cabo.
Numerosas investigaciones testifican que el reducido tamaño empresarial va asociado con frecuencia a una baja competitividad, baja productividad y una menor capacidad para internacionalizarse. Cuando nuestro futuro depende, en gran medida, de mejorar y consolidar la competitividad e internacionalización de nuestras empresas, el tamaño empresarial se convierte en una variable clave.
Entre los factores que influyen en el desarrollo del adecuado tamaño empresarial, con seguridad el acceso a una financiación suficientemente diversificada tiene una importancia determinante. En España la financiación empresarial, en especial para pequeñas y medianas empresas, ha sido y sigue siendo dependiente en exceso del crédito bancario. Ello es natural pues, precisamente la amplia dispersión y el reducido tamaño de esas empresas, ha obligado a la banca a desarrollar una extensa red cuya capilaridad ha facilitado la financiación necesaria.
La conveniencia de un cambio en el modelo de financiación tradicional, con más peso hacia los mercados de capitales, es una opinión que hoy se ha generalizado a nivel mundial y también a nivel europeo. El Gobierno español va dando pasos apoyando las alternativas existentes y creando incluso nuevos mecanismos. La agenda para el fortalecimiento del sector industrial en España de cara a 2020 propone aumentar el peso de la financiación no convencional, y considera esencial el apoyo de mecanismos de mercado como el MARF y el MAB.
La Comisión Europea pretende sentar las bases para impulsar el crecimiento de la región a partir de 2020. La finalidad no es sólo superar la crisis. Se trata también de paliar las deficiencias del modelo de crecimiento y de crear las condiciones necesarias para un desarrollo inteligente, sostenible e integrador. En esta línea, la Comisión pretende que el sistema financiero recupere y amplíe su capacidad real para financiar la economía. Y para eso necesita mejorar el acceso al crédito y diversificar las fuentes de financiación por parte de las pequeñas y medianas compañías, a las que define como la columna vertebral de la economía europea.
Aspecto de especial relevancia en este camino es que tanto la Bolsa, como los mercados alternativos y los diferentes productos que canalizan financiación tienen que responder al inversor con total transparencia. Hay que reforzar los esfuerzos regulatorios en curso para mejorar la protección de los inversores en el conjunto de la UE. En la actualidad, la Comisión trabaja con reguladores nacionales, supervisores y auditores para que la información de las empresas y las auditorías sea más transparente. La calidad de la información es uno de los fundamentos del buen funcionamiento del sistema financiero y la confianza es el timón de los mercados.
Ejemplo paradigmático de las virtudes de la combinación del tamaño y la presencia en mercados bursátiles y de capitales son las principales empresas cotizadas en la Bolsa española. En muchos casos han alcanzado, gracias a la financiación proporcionada por el mercado, una posición de liderazgo mundial en sus sectores de actividad y al mismo tiempo están en vanguardia del cambio en el modelo de financiación a través de modificaciones sustanciales en su estructura financiera, con mayor peso de los fondos propios y creciente diversificación de su financiación ajena vía bancos y mercados de renta fija.
El potencial de la Bolsa española a la hora de facilitar financiación se ha puesto de manifiesto en el año 2014 durante el cual el total de nuevos flujos de inversión canalizados por la Bolsa española a través de la incorporación de acciones procedentes de ampliaciones de capital, nuevas admisiones a cotización y ofertas públicas de venta y suscripción ha alcanzado los 36.000 millones de euros, por encima del registro de 2013 y situándose la séptima del mundo y segunda de Europa por este concepto.
El desafío es conseguir que las empresas españolas operen con el tamaño adecuado y así puedan incorporarse a los mercados de capitales y sean capaces de aprovechar el potencial de los mismos para ser más competitivas y crecer en un entorno cada día más internacionalizado.
Antonio J. Zoido es presidente de Bolsas y Mercados Españoles (BME)
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