Diez a uno a que Susana gana sin mayoría
El juego online crece un 17% y se multiplican las posibilidades de hacer apuestas
Un DNI, una tarjeta de crédito y un ordenador es todo lo que necesita un jugador de azar español para acceder a un mundo que promete ganancias de hasta 10.000 euros en tres minutos. La ventanilla abre 24 horas al día todos los días del año y en 2014 movió 6.564 millones de euros, casi 1.000 millones más que en 2013. Esta cantidad, según puntualiza el Ministerio de Hacienda, hay que tomarla con prudencia, porque las casas de apuestas suelen multiplicar los depósitos que realizan los jugadores (hay 346.000 activos) y que, aún así, alcanzaron la nada despreciable cifra de 633 millones.
Las apuestas deportivas consolidaron su gran tirón absorbiendo la mayor parte del negocio (el 43%) a medida que se popularizan portales como WilliamHill, Bet 365 o Bwin. Este último ofrecía el pasado miércoles hasta 72 tipos de apuestas basadas sólo en los saques de esquina del partido de Copa entre el Barcelona y el Villarreal. Goleadores, amonestaciones, penaltis, número de tantos... todo sirve para apostar y los operadores han visto en el deporte un enorme nicho de mercado.
En cambio el póquer, el otro gran pilar del juego online, ha retrocedido un 9% en su versión más popular (cash), que permite a los jugadores abandonar la mesa en cualquier momento frente a los torneos, donde es imposible levantarse anticipadamente sin perder todo lo jugado. El juego de naipes dominado por portales como Pokerstars, 888 o Party Poker retrocedió entre 2013 y 2014 un 9%. Los expertos apuntan a dos causas para explicarlo: el exilio de jugadores profesionales, porque España no permite competir en un mercado abierto a través de páginas de otros países, y la presión fiscal. “Los impuestos de la lotería se aplican a partir de 3.000 euros. En nuestro sector desde el primer euro. El póquer online se ha desincentivado, no se está creando un sistema competitivo. Se calcula que un 40% de usuarios juegan en portales ilegales, con el riesgo que eso supone” asegura Miguel Ferrer, portavoz de JDigital, asociación que defiende los intereses de la industria.
El GGR, que equivale al importe de las cantidades dedicadas al juego después de restar los bonos promocionales y el dinero dedicado a premios, alcanzó los 254 millones de euros. Ese indicador de rentabilidad creció un 10%, a un ritmo menor que el negocio. “El margen de ganancias se queda entre el 4% y el 5% y se reduce a medida que aumenta el gasto en publicidad. Esa es la vara de medir de la viabilidad del sector” dice Ferrer. “Los operadores dedican mayor porcentaje a premios y los resultados, especialmente en el caso de apuestas deportivas, han favorecido a nivel global a los jugadores en 2014”, añade.
España tiene una de las fiscalidades más altas de la UE junto a Francia, según un estudio de 2013 elaborado por Deloitte sobre el segmento online: “Por razones históricas, el juego aporta a la recaudación tributaria de la Administración (tanto a nivel estatal como autonómico) unas cantidades adicionales derivadas de la aplicación de tributos específicos, como son el Impuesto sobre Actividades de Juego (IAJ), así como las tasas”. El IAJ es del 25% sobre el indicador GGR. Pero hay diferencias entre comunidades que Deloitte tacha de “situaciones carentes de lógica fiscal y tributaria”.
Pese a lo anterior, el juego por la Red parece ser una apuesta bastante segura. Las perspectivas de la patronal estiman para 2015 un crecimiento del mercado podría rondar el 30% y que otras fuentes rebajan al 15%. Desde que entró en vigor la regulación, en 2012, se han dado de alta 48 operadores, el 60% internacionales. Hasta ese año las empresas aprovechaban el vacío legal para operar a través de dominios .comdesde lugares como Gibraltar, Suecia o Malta, donde pagaban impuestos. Esa dualidad se ha reducido, aunque aún se mantiene. Carlos Hernández, director general de Ordenación del Juego (DOJ), explica que Hacienda está trabajando para cerrar páginas ilegales, y que en el 85% de sus actuaciones lo consigue tras una simple notificación. El ministerio ha llegado a tener 67 expedientes abiertos. “Trabajamos intensamente para garantizar a los usuarios seguridad y la corrección del servicio. Todas las operaciones están monitorizadas para garantizar que cada carta que sale, por ejemplo, en el póquer, sea aleatoria”. Hernández insiste en que la regulación garantiza que el funcionamiento de las webs españolas gracias a los estrictos controles del Estado. "La ausencia de regulación es lo último que necesitamos. La labor de la dirección general está orientada al juego seguro o responsable, por eso hay herramientas que verifican que el usuario es mayor de edad y no está incluido en el registro de jugadores que no pueden acceder a estos productos".
Según un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid y la Fundación Codere sobre juego online de 2014, sólo una parte del dinero que se mueve a través de los casinos, bingos o mesas de póquer aparece en la estadística. “Al menos, esto se explica en parte por el funcionamiento en España de webs ilegales. Una elevada proporción de jugadores online (43,3%) juega en webs no autorizadas, que no terminan en .es, y, un 12,8%, no juega nunca en webs acabadas en .es”. Fuentes oficiales advierten que esa cifra está basada en una encuesta y que “muchos jugadores creen estar operando en portales .com pero realmente éstos redireccionan la web a .es”.
El perfil del consumidor medio es el de un hombre de menos de 35 años, que juega unos 70 euros mensuales en sesiones de 40 minutos. El 36% admite que se planta ante el ordenador todos los días frente a un 28% de jugadores que lo hacen una vez a la semana. “La accesibilidad de jugar en casa y la fascinación de la pantalla favorecen que los juegos por Internet se hagan más atractivos y, por lo tanto, más cotidianos”, alerta el estudio de la Carlos III.
Frente a la ilusión por ganar el premio de las apuestas tradicionales domina el entretenimiento y la necesidad de competir para demostrar habilidades dentro de lo que podría encuadrarse en la tendencia de ocio de los videojuegos. Algo que preocupa enormemente a las asociaciones que tratan ludopatías y a los propios operadores. “La regulación del mercado es muy importante para fomentar el juego responsable. Tenemos un 2% de usuarios que van a gastar más dinero del que tienen y el problema será mayor cuanto más crezca el mercado ilegal”, señala Albin Tiusanen, director de Paf en España. Ese portal ha desarrollado un “radar antiadicción” que detecta comportamientos irregulares. Su fuerte son las apuestas deportivas, pero también ofrece pujas por acontecimientos como los premios Goya, las candidaturas del PP en la alcaldía de Madrid (paga 4,5 euros por cada euro apostado si sale Soraya Sáenz y 1,35 por Esperanza Aguirre) o, próximamente, las elecciones autonómicas en Andalucía.
A la accesibilidad de casinos, concursos y timbas se añadirán este mes dos nuevos productos autorizados por el Gobierno el pasado año: los slots online (las tradicionales máquinas tragaperras) y las apuestas cruzadas, en las que un usuario compite contra otros y la empresa se lleva una comisión. Son productos altamente adictivos, según las asociaciones de exjugadores, que aumentarán la presencia de operadores en el mercado y de ludópatas. El Gobierno, en su política por prevenir comportamientos adictivos, ha habilitado una página web jugarbien.es que informa sobre el juego responsable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.