“Tan pronto como sea posible, reconstruiremos la planta incendiada”
Apenas han pasado dos semanas del incendio de la planta más grande que Campofrío tenía en Burgos y, con los últimos rescoldos todavía humeantes, el grupo ya trabaja en la redacción de un nuevo proyecto. La empresa tiene prisa. Antes de siete meses, en la primera mitad de 2015, espera tener redactado el plan. El objetivo es no depender de las compensaciones de los seguros ni las ayudas públicas prometidas. “No vamos a esperar a que lleguen todos esos fondos para la construcción de la nueva planta. Es, sí o sí, y vamos a volver a soñar”, explica Pedro Ballvé, presidente y accionista histórico de Campofrío —ahora posee el 7% de la firma en la que llegó a ser propietario— en una entrevista con este diario.
“No podemos mirar al pasado”, continúa el directivo, “tenemos la obligación de mirar al futuro, de tener nuevos retos, de volver a soñar. Estamos pasando de la palabra a los hechos de forma inmediata. Tan pronto como sea posible, iniciaremos los trabajos de reconstrucción que esperemos duren poco para minimizar el impacto en nuestros empleados”.
Por este lado, el de la plantilla que trabajaba en la planta incendiada, 900 de los 3.000 empleados del total que la compañía en España, ha comenzado ya a trabajar Campofrío. “El objetivo a corto plazo es buscar situaciones que mejoren lo posible el período de suspensión de empleo. Ya hemos recubicado a 120 trabajadores y está prevista la posibilidad de reubicar a más”.
"Hemos reubicado a 120 trabajadores y esperamos reubicar a más"
Para lograr ese objetivo, el grupo contempla la idea de reubicar a parte de los trabajadores en otras plantas de la compañía fuera de Burgos, en las que se van a incrementar sus capacidades productivas. Campofrío también ha llegado a un acuerdo con otras empresas del polígono industrial de Gamonal para que los afectados por el incendio puedan acceder a sus ofertas de puestos de trabajo. Por el momento, 774 trabajadores se han acogido al expediente de regulación temporal de empleo.
Desde la destrucción de la planta, que producía más de 60.000 toneladas de productos cocidos y curados, Campofrío ha puesto en marcha dos equipos de trabajo. Uno busca soluciones para dar una respuesta coyuntural a los problemas de reubicación de la producción, los mercados y los clientes. “Desde el primer minuto estamos afrontando el reto de restablecer la normalidad del suministro de las referencias afectadas por el incendio. Hemos analizado la transferencia de volumen a otras fábricas del grupo, tanto en España como en otros países”.
El grupo, controlado por la firma mexicana Sigma y la china Shuanghui, pretende que parte de las 60.000 toneladas de producción de la planta burgalesa se sigan elaborando en las fábricas de Valencia, Villaverde (Madrid), Soria, y otras del grupo en Portugal, Francia o Italia. Sin embargo, Ballvé reconoce la imposibilidad de trasladar toda esa producción aunque se hagan inversiones de urgencia. Así que no descarta el riesgo de perder cuota de mercado. “Estamos concentrando nuestro esfuerzo de producción”, señala, “en aquellas referencias con mayor demanda en el mercado español, aunque el objetivo es recuperar la plena normalidad en la totalidad de nuestros productos”.
Las ventas, por el momento, no se han resentido. Campofrío ha echado mano de los stocks y calcula que los efectos se podrán notar a partir de los próximos meses, lo que afectará a la cuenta de resultados de 2015 y no a los de este ejercicio, prácticamente finalizado.
La empresa quiere redactr el proyecto de la nueva fábrica de Burgos antes de junio próximo
El segundo grupo de trabajo constituido por Campofrío se afana en la elaboración del nuevo proyecto industrial. “Esta situación ha demostrado el gran equipo de personas que forman Campofrío. Su implicación y respuesta ante la adversidad me ha emocionado y hoy somos más fuertes que hace dos semanas”.
La planta incendiada fue inaugurada hace casi dos décadas y supuso para el grupo una inversión total cercana a los 200 millones de euros con la tecnología propia más avanzada del mundo. Para la nueva planta, Campofrío contempla unas inversiones iniciales de unos 250 millones de euros y una capacidad de producción de más de 100.000 toneladas. De nuevo pretende instalar la tecnología más puntera.
Con la planta destruida, Ballvé subraya que a nadie se le pasó por la cabeza una deslocalización de la misma en busca de otros países con menores costes de producción. “Campofrío tiene un compromiso histórico con Burgos que se proyecta hacia el futuro. La decisión de reconstruir su capacidad productiva responde tanto a la vinculación con nuestra historia, como con el hecho de que esta planta ha sido eje de la innovación y un estandarte de Campofrío que, seguro volverá a serlo”, asegura el presidente de la empresa.
Ballvé está satisfecho y hasta confortado por la respuesta de la sociedad, de los compañeros industriales del sector y, sobre todo, orgulloso de la respuesta responsable dada por los trabajadores, “a los que no se les puede fallar”. “Las muestras de apoyo y solidaridad que hemos recibido son mucho más que gestos, nos ayudan a seguir trabajando, a ilusionarnos con el futuro y seguir focalizados en superar este reto”, enfatiza el directivo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.