América Latina y la trampa del ingreso medio
Los países con grandes recursos naturales deben abandonar la competitividad de las manos y pasar a competir industrialmente para cerrar la brecha con los avanzados
Una preocupación se ha instalado en toda América Latina, como puede que en China, que después de décadas de reformas y apertura económica, que han transformado un país de bajo ingreso en uno "de ingreso medio", con el propósito de establecer una sociedad de clases medias alejada de la pobreza de tiempos anteriores. América Latina se encuentra ante el desafío enorme, como es "la trampa del ingreso medio". Desde hace bastante tiempo, los economistas estudian si existe verdaderamente una trampa sobre los países de ingreso medio, que explicaría por qué algunas naciones parecen quedarse a medio camino entre la pobreza y la prosperidad.
Puede que la región, se encuentre atrapada en esta trampa, cuando parecía emprender con vigor el camino del crecimiento y la industrialización. Ahora con un ciclo económico chino menos favorable, se percibe con mayor precisión, la conveniencia de acelerar las inversiones para lograr un mayor nivel de crecimiento y competitividad. Invertir en infraestructuras físicas, tecnológicas e investigación, resulta vital si los países no desean verse atrapados en la trampa del ingreso medio, en estos tiempos de cambios profundos productivos provocados por la crisis, que de manera acelerada traspasa las fronteras de la economía industrial para penetrar en la economía digital. Por ello, aquellos países poseedores de grandes y generosas cestas de recursos naturales, deben urgentemente y sin demora alguna, abandonar la competitividad de las manos (bajos salarios) y pasar rápidamente a competir industrialmente (mayor valor) para cerrar cuanto antes la brecha con las economías avanzadas y poder competir en la economía digital (conocimiento), como característica de la quinta etapa del sistema capitalista que denomino: capitalismo global interactivo.
América Latina que cuenta con una renta per cápita de 13.000 dólares (en paridad de poder adquisitivo), representa un típico caso de este fenómeno, por tener el mayor número de países de ingreso medio del mundo, según la clasificación que realiza el Banco Mundial. Y es que, las tasas de crecimiento del ingreso per cápita de las economías latinoamericanas durante casi todo el siglo XX, fueron inferiores a las de los países desarrollados, lo cual impidió que tuviese un proceso de convergencia. El estancamiento relativo en el crecimiento, ha conducido a definir la "trampa de ingreso medio", como aquella situación en la que han caído muchas economías de esta región, cuyos costos salariales son demasiado altos para competir con países que disponen de una mano de obra barata, pero que tampoco pueden competir con los países desarrollados en la parte más alta de la cadena de valor.
El Banco Mundial, al examinar los países de ingreso medio que superaron con éxito estas barreras, como Singapur y Corea del Sur, encuentra el hecho de que ambos han concedido gran importancia a la educación, la innovación, la tecnológica y la justicia social. La renta per cápita de Corea del Sur alcanzó 19.557 dólares en el año 2013, cuando partía de 87 dólares en 1962. Las políticas adoptadas por el gobierno para promover una amplia reforma tributaria, oportunidades iguales de educación, empleo de calidad y un sistema de seguridad social avanzado, han reducido eficazmente las disparidades de los ingresos, materializando un "crecimiento inclusivo".
Las lecciones y experiencias indican que un programa equilibrado de medidas económicas, políticas y sociales, salvaguardará la justicia social y mejorará la gobernación con el propósito de evitar la trampa del ingreso medio. El Banco Mundial indica que solo 13 de los 101 países que entraron en la trampa del ingreso medio en la década de 1960, lograron escapar. Contar con un gobierno activo y eficiente es una de las características comunes de las 13 economías.
Es tan urgente como importante, incorporar las medidas que recomienda al menos, el Banco Mundial desde las experiencias acontecidas en los países que han logrado vencer la trampa del ingreso medio. Ahora más que nunca, pues la crisis está dejando atrás aquellas políticas relacionadas y llevadas a cabo por los países latinoamericanos, que concentraron su competitividad en las teorías tradicionales de producción. Actualmente no es suficiente pensar que el acceso a una mano de obra barata, el control de recursos naturales y facilidades para la inversión extranjera directa, son suficientes argumentos para explicar las nuevas tendencias del crecimiento y la competitividad. Las nuevas tendencias, se apartan de estos planteamientos al señalar que, por ejemplo, la innovación, la calidad y el conocimiento, representan un rasgo distintivo de las principales economías avanzadas que les permite aumentar su productividad, y a sus empresas competir y expandirse con éxito internacionalmente.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su informe anual: Cómo repensar el desarrollo productivo, constata que la región no ha conseguido cerrar la brecha de bienestar que la separa de los países más desarrollados o de otros emergentes fuera de la región. La clave es el nivel de productividad, que sigue muy bajo y además, retrocede respecto a los países desarrollados. Esa brecha productiva explica la siguiente paradoja: aunque se cuenta durante los últimos tiempos con buenos datos macroeconómicos, los ciudadanos latinoamericanos, frente a los norteamericanos, mantienen un nivel de ingresos per cápita inferior al que experimentó la generación de sus padres y abuelos. Por tanto, seguirá siendo esta la década anunciada del crecimiento y mayor bienestar para América Latina.
Ramon Casilda Bejar. Profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos. Universidad de Alcalá
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