Draghi afirma que la compra de bonos “está dentro del mandato” del BCE
El presidente del Eurobanco recuerda que tiene "el compromiso de activar nuevas medidas no convencionales si la inflación empeora"
El Banco Central Europeo va aproximándose a pequeños pasos hacia las compras a gran escala de deuda pública y privada. Hace meses que su presidente, Mario Draghi, no excluye esa medida. Hace 15 días, en Fráncfort, puso a su equipo a trabajar para apretar el gatillo del denominado quantitative easing si las medidas extraordinarias actuales (subastas de liquidez y compras de activos privados, ABS y covered bonds) no funcionan y las expectativas de inflación le siguen dando disgustos. Empieza ahora la ofensiva legal. Draghi ha asegurado hoy ante el Parlamento Europeo que las compras de bonos "recaen dentro del mandato" del BCE. Y ha recordado que el consejo de gobierno tiene "el compromiso unánime de activar nuevas medidas no convencionales si la inflación empeora".
Antes de Draghi, el consejero luxemburgués del BCE, Yves Mersch, ya había señalado esta misma mañana que "en teoría" las nuevas medidas no convencionales que la institución podría llegar a aplicar podrían incluir la compra de bonos soberanos o de otros activos como el oro, acciones e incluso fondos cotizados (ETF). "El Consejo de Gobierno ha abogado unánimemente, cuando sea apropiado, por adoptar medidas no convencionales adicionales para combatir un periodo prolongado de baja inflación", ha reconocido Mersch en un discurso. Draghi, Mersch y el resto de consejeros no se separan ni un milímetro de ese guion, conscientes de que no hay aún una posición de aplastante mayoría en el consejo a favor de apretar el botón nuclear: el Bundesbank alemán y otros bancos centrales de los países acreedores creen que las cosas tendrían que empeorar mucho aún como para respaldar esa medida, según las fuentes consultadas.
Draghi prepara el terreno legal e intelectual ante la posibilidad de iniciar las compras en el primer trimestre del año próximo, según muchos analistas. En lo legal, podría enfrentarse a una nueva demanda alemana ante los tribunales europeos de justicia, como ya sucedió con el programa de compras –el denominado OMT—que sacó a la eurozona de una durísima crisis sin gastar un solo euro. En el plano intelectual, es de nuevo Draghi contra Alemania: varios europarlamentarios le han afeado durante su comparecencia que las compras de deuda pública serían un desincentivo para que los países europeos acometieran ajustes y reformas. Draghi concede que puede que haya conexión entre los ahorros derivados de los menores tipos de interés y los ajustes de gasto público. Pero recela de la correlación entre las compras de activos por parte del BCE y las reformas: "No hay pruebas de que los países hayan evitado acometer reformas laborales solo porque los tipos de interés bajaran", ha explicado.
Draghi ha declarado también este lunes que la "expectativa" de la institución financiera "para una recuperación moderada en la eurozona en 2015 y 2016 sigue vigente". Y eso después de que en el "último verano la perspectiva económica se haya revisado a la baja". No obstante, en una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Draghi ha advertido de que "aunque 2014 fue un año de grandes cambios económicos en la zona euro, lo conseguido hasta ahora no es suficiente". Para el presidente del BCE, "hay que desplegar una política económica común para que las economías vuelvan al buen camino".
Draghi ha apuntado que "es necesario y urgente adquirir compromisos a corto plazo de medidas concretas, poner en práctica el pacto de estabilidad y lanzar una estrategia de inversión". El presidente del BCE ha destacado la importancia de "recuperar la confianza" en la zona euro. "Es indispensable contar con una arquitectura política y económica que demuestre al mundo que podemos integrarnos (económicamente) cada vez más", ha destacado.
Eso pasa por una política monetaria y fiscal expansiva, reformas en Francia e Italia y un plan de inversiones europeo, según viene repitiendo Draghi desde el verano. Pero nada de eso termina de suceder. La política monetaria no consigue sacar a Europa de la trampa de liquidez en la que está metida, con un empacho de deudas y tensiones deflacionistas. La política fiscal es, como mucho, neutral a pesar de la ausencia de demanda, que se traduce en una recuperación raquítica y en riesgos de recaída. Europa tiene dos esperanzas: que Draghi active las compras de bonos el año próximo si las cosas siguen empeorando, y que la Comisión Europea se saque de la chistera un paquete de inversiones creíble. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha prometido un paquete de 300.000 millones de euros para los tres próximos años, que se presentará en los próximos días. Si alguien esperaba que Draghi echara una mano por ese flanco, ya puede ir despidiéndose: “El BCE no va a tener ningún papel en la financiación de ese plan”, ha dicho el presidente en el Parlamento.
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