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cumbre del g-20

Rajoy pide al G20 una política “más equilibrada” contra la crisis

Guindos: “España ha dejado de ser una rémora, ahora necesitamos viento de cola”

Carlos E. Cué

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido el primero en hablar en la cumbre del G20 tras la presentación del anfitrión, el australiano Tony Abbott, y lo ha hecho para reclamar un cambio de política económica para evitar que se frene la incipiente recuperación. Abbott, que ha querido que Rajoy hablara el primero como un gesto de reconocimiento hacia las reformas realizadas en España, le ha presentado con una frase que resume su visión: “España ha sufrido mucho pero ha hecho un gran trabajo”.

Siempre en tono moderado, como es habitual, Rajoy ha lanzado el mensaje de que España no puede crecer si sus socios europeos y mundiales no lo hacen. Por eso ha pedido a los primeros ministros y presidentes que apuesten por “una combinación de políticas económicas, tanto monetaria y cambiaria como fiscal, más equilibrada que permita impulsar la recuperación económica de nuestros países”.

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Rajoy abrió la sesión a puerta cerrada, habló antes que el presidente chino, Xi Jinping. Fue Luis de Guindos quien se encargó de lanzar un mensaje similar al del presidente pero ya frente a las cámaras, siempre con la vista puesta en la evolución española desde el G20 de Los Cabos (México) en 2012, con la prima en 600, a la situación actual. “En dos años España ha pasado de ser una de las rémoras de Europa a una de las economías de la eurozona que más crecen”, explicó Guindos, que confió en que la depreciación del euro y la bajada del precio del petróleo sirvan ahora para los otros grandes de Europa crezcan más. “Sería mucho mejor tener el viento de cola de nuestros socios comunitarios que enfrentarnos al viento de cara de estos momentos, porque Europa crece poco. No hemos entrado en la tercera recaída que se temía. Pero Europa todavía no sale de la crisis”, señaló el ministro de Economía.

Guindos cree que España va a seguir creciendo al mismo ritmo y no teme que la situación en Cataluña o el ascenso de Podemos pueda generar miedo entre los inversores. “Acabo de venir de Singapur, una plaza financiera importante. Los inversores creen que en España va a haber estabilidad política y que Cataluña va a continuar siendo parte de España, como no puede ser de otra manera”, ha asegurado.

Rajoy también ha lanzado ante el plenario del G20 un mensaje sobre el coste político que tiene las medidas duras que él y otros presidentes han tomado. “La estrategia de reformas estructurales en España tiene una ventaja indudable: se gana terreno de forma sólida y continua frente a las tradicionales devaluaciones que tenían solo un efecto temporal”, ha explicado comparando los recortes de los últimos años con las devaluaciones de los 90. Y ahí ha añadido el mensaje sobre el coste que estos recortes han supuesto, sobre todo a un presidente en el que confían poco o nada el 86,6% de los españoles, según el CIS: “Esta estrategia también exige un enorme esfuerzo de gestión política que, en todo caso, vale la pena”.

El frenazo de la eurozona es una de las preocupaciones que recorren la cumbre del G-20

Rajoy ha aprovechado su presencia en el G20, en un ambiente mucho más cómodo del que vive últimamente en España, acosado por escándalos, por la crisis catalana y las críticas en su propio partido, para explicar las reformas que ha llevado a cabo, en especial la laboral, la del sistema financiero y los recortes del gasto público.

El jefe del Ejecutivo participará este domingo en una cita entre los cinco grandes países de Europa y el presidente de EE UU, Barack Obama, al que ha saludado hoy brevemente en la cumbre. El frenazo de la eurozona es una de las preocupaciones que recorren la cumbre del G20, aunque Rajoy ha aprovechado su discurso para diferenciarse, sin citarlos, de otros países grandes de la UE que crecen menos que España.

El presidente ha aprovechado su visita a Australia, la primera que realiza un primer ministro español, para intentar rematar aquí contratos para grandes compañías españolas. Navantia ya ha logrado un contrato para una fragata y está pendiente de cerrar otro gran contrato para la armada australiana de dos buques logísticos con un coste de unos 700 millones de euros. Rajoy trató de impulsar el cierre de este contrato en su reunión con Abbott, el primer ministro australiano.

El presidente también se reunió con el líder de la oposición, el laborista Bill Shorten, con la intención precisamente de reforzar los lazos y garantizar contratos de largo plazo como los militares. Australia es uno de los muchos países donde las grandes empresas españolas de obra pública están intentando expandirse ante el frenazo en España.

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