El FMI alerta de que México “opera por debajo de su potencial”
El organismo internacional prevé una recuperación a medio plazo, pero advierte de la falta de crédito y la caída del precio de petróleo
El despegue de México tendrá que esperar un poco más. El mal arranque del año ha lastrado el desarrollo de su economía. Pese a la mejoría registrada en los últimos meses, el crecimiento del PIB en 2014 no superará el umbral del 2,4%, por debajo de la previsión gubernamental del 2,7%. Este resultado refleja un país que “opera por debajo de su potencial”, con debilidades endémicas como la falta de crédito y otras sobrevenidas, como la reciente y abrupta caída del precio de petróleo. Así lo establece el FMI en su análisis anual sobre México y que posterga para 2015 la ansiada reactivación. Será entonces cuando el país norteamericano, aupado por los primeros efectos de las reformas, alcance un 3,5%, una velocidad de crucero que, con algunos ajustes y solo en un contexto de mejora internacional, le podría llevar a medio plazo al anhelado 5% establecido por el presidente Enrique Peña Nieto como objetivo de legislatura.
En este cuadro no faltan los riesgos. El FMI alerta de la posibilidad de que una crisis financiera global pueda dar al traste con estos pronósticos. Para ello apela a las autoridades mexicanas para que mantengan su estricta política monetaria y el rigor en su cuadro macroeconómico, dos elementos que han convertido en los últimos años a México en una tierra blindada frente los huracanes financieros. En su diagnóstico, los expertos del fondo también llaman la atención sobre la falta de control de los finanzas municipales y estatales (la deuda de estas últimas entidades se ha duplicado en cuatro años). Para solventarla, exigen una mayor disciplina e imponer la uniformidad contable.
La atonía mexicana no es un fenómeno aislado. Su capacidad de vuelo está directamente vinculada a la de Estados Unidos, país que absorbe el 80% de sus exportaciones. El pésimo inicio de año estadounidense, marcado por la crudeza de un invierno que desbarató el consumo, socavó el crecimiento del vecino del sur. Esta dependencia, con todo, ha tenido en los últimos meses su contrapartida. La fuerte recuperación en Estados Unidos en el segundo semestre de 2014 ha inyectado una dosis de vitalidad a México. La producción manufacturera y las exportaciones, especialmente del sector automovilístico, han experimentado una notable mejoría. Este repunte de la actividad ha sido apuntalado por el Gobierno con un incremento del gasto público en infraestructuras. El resultado ha permitido salir del bache que desató la alarma en el primer semestre, pero no ha tenido el empuje suficiente como para llevar a México a las tasas de crecimiento que necesita.
En esta línea, el FMI alerta de que la economía mexicana sigue “operando por debajo de su potencial”. Esta debilidad se aprecia con nitidez en el mercado laboral, donde la tasa de desempleo aumenta y los salarios se mantienen prácticamente estancados. La falta de crédito, otro de los problemas endémicos del país, sigue erosionando las bases del crecimiento. Atemorizados por los problemas financieros de las tres grandes constructoras, los bancos “redujeron fuertemente los préstamos” a este sector. Y, al mismo tiempo, castigaron el crédito al consumo de los hogares frenando su curva de ascenso. Solo el micro-financiamiento y las líneas para pymes se salvaron de la tradicional incapacidad bancaria mexicana para insuflar liquidez al sistema.
En este escenario, los grandes indicadores mostraron su habitual estabilidad. El déficit por cuenta corriente, los tipos de cambios, las reservas internacionales, incluso la oscilante inflación (prevista en un 4% para finales de año) han actuado como parapeto frente a los vaivenes de una economía que a nivel mundial muestra síntomas de extenuación. Estos fundamentos rocosos representan un indudable atractivo para la llegada de “flujos significativos de inversión extranjera” que el FMI prevé que se dirigirán hacia México atraídos por las reformas estructurales en los sectores de energía y telecomunicaciones.
“México ha concluido el proceso legislativo que da sustento a la amplia agenda de reformas estructurales. Se han aprobado más de una docena en el último año y medio incluyendo energía, telecomunicaciones, competencia, mercado laboral, educación y sector financiero. Al mejorar la competencia, reducir fricciones en el mercado laboral y promover la inversión, se espera que las reformas impulsen la productividad y la producción en el mediano plazo”, señala el análisis del fondo.
Esta previsión de mejora para los próximos años tiene su mayor enemigo en la “volatilidad de los mercados financieros internacionales” La posibilidad de que se reproduzcan escenarios críticos de recesión y de estancamiento en el flujo del capital pueden golpear esta expectativa de crecimiento en la que ha puesto todo su esfuerzo la presidencia de Peña Nieto. Frente a estos peligros, el FMI considera que “los fuertes fundamentos de la política económica mexicana” y su actual dirección monetaria, “proveen un seguro contra riesgos de eventos adversos extremos”.
La brusca caída del precio del barril del petróleo no ha pasado inadvertida para los analistas del FMI. En un país cuyo presupuesto depende en un 30% de los ingresos procedentes del oro negro, este descenso tiene un impacto directo en su capacidad de maniobra. La temida subida de impuestos para hacer frente a un previsible descenso de los ingresos petroleros es apuntada, aunque sin mencionarla directamente, como una posibilidad en el informe. El Gobierno ya ha manifestado que no entra en sus previsiones.
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