Muere el gran patrón del comercio
Presidente del El Corte Inglés y uno de los empresarios más emblemáticos de la distribución, fallece en un hospital de Madrid a los 79 años
Tan solo cinco días han separado la muerte de dos de los grandes empresarios españoles. Al emperador de la banca, Emilio Botín, le ha sobrevivido menos de una semana el emperador de la distribución, Isidoro Álvarez. Ambos contaban con 79 años de edad. Álvarez murió el domingo en el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda en Madrid, dónde se encontraba ingresado tras sufrir una crisis respiratoria en la madrugada del pasado miércoles, el día que murió Botín.
Isidoro Álvarez murió a causa de una “crisis cardíaca inesperada” tras mejorar de su dolencia en los últimos días, según informó la empresa. Respetado por sus amigos y temido por sus enemigos, Isidoro Álvarez apenas tenía 18 años cuando de la mano de su tío Ramón Areces, entró a trabajar en El Corte Inglés, una empresa familiar en la que comenzó desde abajo y en la que llegó a lo más alto en base a dos de su principales facetas personales: tesón e intuición comercial. Observador y metódico, entró a trabajar en El Corte Inglés, una empresa familiar, en tiempos de penuria económica que trataba de emular el negocio del gran almacén que ya había lanzado con éxito su gran rival nacional Galerías Preciados.
Nacido en Borondes (Asturias) en 1935, Álvarez compatibilizó su primer trabajo en la sastrería de su tío con la formación académica de la que siempre recelaba por ser más partidario de formarse a pie de obra, en este caso a pie de tienda, cara a cara con el cliente. Completó su carrera de Ciencias Económicas en la Universidad Complutense de Madrid en el año 1957 con apenas 22 años y con premio extraordinario.
Astuto, intuitivo, poco dado a la palabrería, sus colaboradores más cercanos le mostraban un respeto casi reverencial incluso cuando era un joven directivo que no tenía todavía gran poder en la firma de distribución.
A los 24 años ya fue nombrado consejero de la sociedad y en 1966 fue nombrado consejero director general. Este nombramiento supone el inicio del gran despegue del almacén de distribución, basado en la calidad del servicio, del producto y de la marca, conceptos que implanta Álvarez como gran arma comercial en una España todavía cerrada a los vientos internacionales. Álvarez fue el prototipo del empresario hecho a sí mismo en una España empujada por el desarrollismo y exenta de las técnicas de gestión que más tarde se incorporarían el management de las grandes compañías.
Reservado, extremadamente discreto, alérgico a los medios de comunicación, Isidoro Álvarez, vive su momento cumbre en el año 1989 cuando tras el fallecimiento de su tío asume la presidencia del grupo El Corte Inglés, justo en el 75º aniversario del nacimiento de la compañía. En ese momento, la pugna entre los dos grandes colosos El Corte Inglés y Galería Preciados comienzan a decantarse a favor del primero. Isidoro Álvarez, que visitaba de incógnito establecimientos de una y otra marca, huele la debilidad del enemigo hasta en el trato de los dependientes. Junto con sus colaboradores diseña un plan de expansión nacional y diversifica la marca con otros formatos como Hipercor, Supercor, Opencor y más tarde Bricor, Sfera, Telenor, Viajes El Corte Inglés... La estrategia de fomentar y diversificar la marca asesta a un golpe moral a su eterno rival, Galerías Preciados, que ya llevaba años perdiendo músculo comercial con problemas financieros.
Comenzó a trabajar en la empresa de su tío Ramón Areces a los 18 años de edad
En plena expansión nacional, la internacional siempre le produjo vértigo, surge la oportunidad en 1995 de comprar a Galerías Preciados. La historia es traicionera. Los mayores rivales comerciales que siempre hubo en España— El Corte Inglés y Galerías Preciados —se convirtieron en la misma empresa a pesar de los juramentos en sentido contrario que hicieran sus dos míticos fundadores (Ramón Areces y Pepín Fernández) a lo largo de su vida. El 1 de septiembre de 1995 Álvarez estampaba la firma que compraba a su gran rival, que estaba en plena liquidación tras suspender pagos. El Corte Inglés había jugado fuerte y había estaba agazapado hasta el último minuto para jugar sus cartas en una maniobra típica de una mente fría y calculadora como la de Isidoro Álvarez.
Un día antes de firmar la compra con Javier Gómez-Navarro, entonces ministro de Comercio, Álvarez estuvo a punto de provocar un infarto al ministro al mostrar reticencias de última hora al acuerdo. Todo se solventó y tras el susto al Gobierno, pudo cerrarse la operación más importante de la historia de la distribución en España. El Corte Inglés como emperador del sector comercial llegó al siglo XXI a velocidad de crucero y con un músculo económico que le permitía financiar con tarjeta propia a sus clientes.
En 1966 ya es director general y da un gran impulso al grupo comercial
La historia de El Corte Inglés no se puede entender sin la figura de Isidoro Álvarez, aunque ha dejado sin abordar su gran asignatura pendiente: la internacionalización de la marca. Álvarez siempre fue remiso a traspasar fronteras con su modelo de gran almacén. Él consideraba que los clientes sí tienen nacionalidad con variadas idiosincrasias. En 2001 la firma española abría su primer centro en Portugal, país en el que ya cuenta con dos grandes almacenes. La llegada de Internet ha sido el instrumento que ha utilizado para su expansión internacional en el Reino Unido, Holanda e Irlanda.
La crisis financiera, que comenzó en 2008 y que luego derivó en el derrumbe del consumo, ha asestado un duro golpe al grupo de distribución que ha soportado a duras penas el nivel de ventas. En el último ejercicio fiscal, que termino el pasado mes de febrero, ganó 174 millones, un 6,2% más que en el año anterior, lo que representa la primera mejora del beneficio desde el inicio de la crisis. El grupo emplea a 93.000 personas, 3.000 menos que un año antes, un descenso que la empresa atribuye a la finalización de los contratos temporales y bajas voluntarias.
Los tiempos convulsos de la última crisis hicieron que la empresa tuviera que reestructurar el pasado año 4.900 millones de euros de deuda bancaria, que tuviera que emitir bonos por 600 millones y que vendiera el 51% del capital de Financiera El Corte Inglés al Banco Santander.
En 1995, compró Galerías Preciados, su gran rival, que estaba en liquidación
Isidoro Álvarez, acostumbrado a un alto ritmo de trabajo, ya notaba en los últimos meses merma en su salud y había comenzado a sentar las bases de un futuro relevo. Ya el pasado año, el presidente del El Corte Inglés, designó como director general de la compañía a su sobrino Dimas Gimeno, que se ha formado profesionalmente en el grupo y que se sabe las entretelas de una firma que necesita modernizar la gestión.
Quizá con este argumento, detectado por varios expertos en gestión de la distribución comercial, el propio Isidoro Álvarez el pasado mes de julio sorprendió al mercado con el nombramiento de Manuel Pizarro, un directivo con amplia experiencia en el mundo de las finanzas bien relacionado con el Gobierno del PP, y con la banca y conocedor de las tripas de las cuentas de resultados. Isidoro Álvarez deja un grupo comercial consolidado pero que debe regenerase para enlazar con los nuevos tiempos de la distribución y, sobre todo, con las nuevas generaciones.
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