El negocio de regular el tráfico
Worldsensing factura tres millones de euros y emplea a 36 personas
Según las últimas estadísticas del Banco Mundial, España no es un país que se lo ponga fácil al emprendedor. Ocupa el puesto 142 de 189 países en lo referente a la facilidad para crear negocios. No es barato, puesto que la mitad de los resultados se van en impuestos. Y es traumático, dada la cantidad de trabas burocráticas que el emprendedor ha de superar. Por esta razón, que alguien como Ignasi Vilajosana, un físico experto en crear negocio con iniciativas basadas en la movilidad y en el uso de sensores, haya puesto en pie una compañía internacional y tecnológica tiene un mérito especial.
Junto con su hermano Xavier Vilajosana, Jordi Llosa y Mischa Dohler, Ignasi puso en marcha la Worldsensing en 2008. La firma especializada en el desarrollo, fabricación e instalación de redes de sensores sin hilos que ya está presente en más de 15 países, da trabajo a 36 personas y factura tres millones de euros.
En las oficinas centrales que la compañía tiene en Barcelona —además de otra sede en Londres— nadie lleva chaqueta y corbata. Ignasi tampoco. Con una edad media de 30-40 años, los trabajadores de la firma son expertos en áreas como la física, Internet, el uso de sensores o las telecomunicaciones.
Perfil y proyectos
Ignasi Vilajosana es licenciado en Física y doctor en Geofísica por las universidades de Barcelona y Oslo. También es experto en la creación de nuevos negocios a través de la innovación en movilidad y el uso de sensores.
Worldsensing quiere pasar de tener presencia internacional a ser referente internacional en los mercados emergentes en los que opera la compañía, con los productos y equipos que tienen disponibles en el mercado.
Según el emprendedor, el origen de la compañía está en que “hace más de una década, comenzaron a aparecer nuevas tecnologías que desarrollaban sistemas de comunicación inalámbrica de bajo consumo. Esto permitió poner en marcha aplicaciones en las que antes hubiera sido imposible pensar. Además, yo venía del campo del uso de sensores y mis socios de las telecomunicaciones, lo que nos hizo ver nuevas posibilidades de negocio en lo que hoy se llama internet de las cosas”. El emprendedor lo tiene claro: “Al final llegará un momento en el que se colocará un sensor a cada objeto. Será el modo de obtener una serie de datos e informaciones capaces de generar valor, bien en dinero o bien en aumento de la calidad de vida”.
Amante del ciclismo, Vilajosana señala que practicar el deporte le enseñó una serie de valores que luego ha podido aplicar a su vida profesional. “Una de las claves del éxito es la tenacidad y la flexibilidad, dos valores que me ha enseñado el ciclismo”, indica. Con esta filosofía de trabajo, Worldsensing ha logrado hacerse con proyectos de impacto mundial, como el uso de sensores de los aparcamientos del área azul de Moscú (Rusia), donde “hemos instalado un sistema con 12.000 sensores que facilitan información en tiempo real y de forma constante a los conductores sobre dónde tienen la plaza libre más cercana para aparcar. Esto se consigue por un doble sistema: facilitando al usuario una aplicación para su teléfono móvil y desarrollando un sistema que permite identificar las plazas donde hay coches aparcados que no han pagado. Así se podrá reducir el fraude”.
El contrato de Moscú forma parte de la política de internacionalización que Worldsensing ha desarrollado desde su nacimiento. “El mercado local es un mercado más para nosotros” y del que también forma parte la toma de control de Bitcarrier, una empresa muy bien posicionada, “sobre todo en mercados como Australia, Brasil, México o Finlandia” en soluciones de motorización de flujos de tráfico.
La mayor dificultad para sacar adelante una empresa pequeña como Worldsensing, indica el emprendedor, es “gestionar el crecimiento y captar el talento. Al final, de lo que se trata es tener el mejor producto gestionando esos dos elementos. En este caso, somos un modelo de negocio muy racional”. Vilajosana añade a estas claves las de “pensar en el mercado global, hacer que la compañía escale lo más rápido posible y, por supuesto, ser capaces de atraer capital”. La conversación acaba con un consejo: atreverse a emprender asumiendo el coste vital que tiene. ¿Y cuándo hacerlo?, “en el momento de la vida en el que no tienes nada que perder”.
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