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El banquero clásico deja la batuta

Juan María Nin, en la entidad desde 2007, era especialista en la gestión de la red comercial y fusiones

Lluís Pellicer
Juan María Nin, durante su intervención en el XIX Encuentro del Sector Financiero.
Juan María Nin, durante su intervención en el XIX Encuentro del Sector Financiero.Luis Sevillano

Juan María Nin acudió el lunes al consejo convocado de forma extraordinaria en CaixaBank para renunciar a su cargo y despedirse del resto de miembros del órgano de gobierno. Su adiós fue muy escueto, coinciden varios asistentes, pero también afable. El don de gentes es una de sus virtudes. Pero ese dominio de las relaciones públicas no quita, dicen quienes le conocen, que no sea un profesional agresivo, que exige resultados y que presiona a las oficinas para que vendan más. También se le atribuye una ambición por dar un paso más allí donde esté, aunque no siempre fue posible.

Nin responde al patrón del clásico banquero. “Es cultura Banco Santander 100%”, dicen fuentes próximas al hasta el lunes vicepresidente de CaixaBank. Nacido en Barcelona en 1953, Nin se formó en la Universidad de Deusto y luego estudió en la London School of Economics. Su carrera en las finanzas arrancó en 1980 en Banco Hispano Americano. Tras constituirse el Banco Central Hispano (BCH), en 1992 fue nombrado director general de Cataluña, y dos años más tarde se hizo con las riendas de toda la banca comercial de la entidad en España, que tenía unas 1.900 oficinas.

La época al frente de la red del BCH marcó en Nin. “Es un hombre de banca minorista”, resalta un antiguo colaborador. Cuando BCH se fusionó con el Santander, Nin pasó a encargarse de la banca comercial y de empresas, lo que reforzó ese perfil. En 2002 daría el salto a Banco Sabadell, donde fue director general y luego consejero delegado. En esa entidad se licenció en otra materia que ya conocía: las fusiones. Había vivido ya las del Central y el Hispano, que más tarde se integrarían en el Santander, y en el Sabadell dirigió las del Atlántico y el Urquijo.

En junio 2007, Ricard Fornesa dimitía como presidente de La Caixa y pasaba el testigo a Isidro Fainé, entonces director general, para blindar a la entidad de posibles guerras internas o pugnas políticas en un momento de paz. Fainé llamó entonces a Nin, a quien conocía desde hacía 25 años, para ser su número dos. “Espero que, en la entidad, marque muchos goles”, afirmó.

Nin se llevó a La Caixa a Juan Antonio Alcaraz, quien había pasado por los mismos bancos que Nin hasta recalar en la inmobiliaria Astroc. Alcaraz, experto en la rama comercial, era uno de los cuatro hombres fuertes que tenía a su lado junto a Antoni Massanell, Tomás Muniesa y Gonzalo Gortázar. Sus colaboradores sostienen, no obstante, que a Nin le costaba delegar. De las buenas relaciones del tándem Fainé-Nin se pasó a una falta de sintonía que en un contexto de crisis económica iba a agudizarse.

Nin pudo poner en práctica su conocimiento en el campo de las fusiones en los últimos años con las absorciones de Caixa Girona, Banca Cívica, Bankpime y Banco de Valencia. Llevan la firma de Nin, además, operaciones como la compra del negocio de banca privada de Morgan Stanley en 2008 y el desarrollo de la línea de negocio para empresas de CaixaBank. De hecho, se le atribuye el principal interés por Barclays. Pero el lunes Nin entregó la batuta.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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