India tienta a los inversores extranjeros
El gobierno traza un ambicioso plan para atraer más capital foráneo a la economía
El recientemente elegido primer ministro indio, Narendra Modi, va poco a poco desvelando sus planes de reforma económica tras la victoria de su partido, el nacionalista Partido del Pueblo (BJP, en sus siglas en hindi) en las elecciones de abril y mayo. Aunque las encuestas ya daban por hecha la victoria de la coalición conservadora encabezada por Modi, la abrumadora mayoría absoluta conseguida (336 de un total de 545 escaños) ha reforzado en los inversores la expectativa de que los ambiciosos planes de reforma económica del primer ministro saldrán adelante.
El pasado día 9, el presidente indio, Pranab Mukherjee, desgranó ante el Parlamento las principales líneas de actuación del nuevo Ejecutivo. "Mi gobierno seguirá una política de incentivar las inversiones, incluyendo inversiones directas del exterior, que se permitirán en sectores que ayuden a crear empleo y bienes de equipo", declaró.
La esperanza de los inversores es que la economía india recupere el brío perdido en los últimos años. En el último trimestre de 2013, el PIB del país asiático creció un 4,7% con respecto al mismo periodo del año anterior, muy por detrás del 8% chino y de las propias cifras indias de años anteriores. Según varios economistas, este crecimiento no permite crear empleo suficiente para un país donde 13 millones de personas entran cada año en el mercado de trabajo.
Aunque, por ahora, los planes del Ejecutivo no están del todo definidos —los presupuestos, que se presentan en julio, serán la primera oportunidad para ver cómo se concreta la voluntad de apertura del nuevo Gobierno— los inversores han reaccionado a la intención de Modi con entusiasmo. Desde el 8 de mayo el índice Sensex de la Bolsa de Bombay, la principal del país, ha ganado un 14,3%, mientras que el bono a 10 años, el de referencia de los mercados, ha caído alrededor de 30 puntos básicos.
La creciente presencia española
La expansión de la economía india en los últimos años ha hecho que la presencia española en el país asiático se haya multiplicado. "En 2008 había cerca de 40 empresas españolas en India", comenta Carlos Jiménez Aguirre, consejero comercial jefe de la embajada de España en Nueva Delhi. "En 2013 eran más de 240".
El sector con mayor presencia en el país es el de la construcción y gestión de infraestructuras. "Es más fácil decir qué empresas españolas no están", apunta Jiménez. Isolux Corsán, por ejemplo, ha obtenido cuatro contratos para construir, reformar y gestionar cuatro autopistas al norte y al oeste del país, infraestructuras que suman 710 kilómetros y han supuesto una inversión de más de 2.000 millones de euros.
El desarrollo de las infraestructuras urbanas no interesa únicamente al sector de la construcción. En un mercado muy disputado por las empresas coreanas y japonesas, la empresa de material ferroviario CAF logró en 2010 un contrato por valor de 110 millones de euros para construir 14 trenes de siete coches cada uno para el metro de Calcuta.
El potencial del sector energético del país asiático tampoco ha pasado inadvertido a las empresas españolas. Acciona tiene instaladas en el estado sureño de Karnataka tres centrales eólicas con una producción total de 85 megavatios.
Y en un país donde el automóvil se ha convertido en uno de los símbolos de la emergente clase media, la empresa española Gestamp invirtió en 2010 82,5 millones de euros en la construcción una factoría de componentes metálicos y piezas de automóvil con un contrato con Volkswagen India.
"En los últimos ocho meses, tres fondos de inversión soberanos de Asia occidental han invertido más de 5.000 millones de dólares (3.700 millones de euros) en India", señala Sumedh Deorukhkar, de BBVA Research. "Otro fondo de pensiones global se ha comprometido a invertir 450 millones de dólares (330 millones de euros)".
Entre los objetivos de Modi está el mejorar los ferrocarriles, auténtica columna vertebral del país. A pesar de los esfuerzos para modernizar la red, la mera escala del sistema hace difícil y caro cualquier intento de mejora. La sociedad de ferrocarriles india gestiona 89.800 kilómetros de vías —la cuarta red más larga del mundo— 7.146 estaciones y 1,3 millones de empleados.
Otros de los objetivos de infraestructuras del nuevo Ejecutivo son proseguir la mejora de los puertos y carreteras y crear una red de aeropuertos que atienda a las ciudades menores —un nuevo empujón a la espectacular expansión del sector aéreo en el país asiático—.
La factura de todos esos proyectos promete ser alta. Un estudio encargado por el propio Gobierno indio estima el coste de modernizar solo la red ferroviaria en 5,6 billones de rupias (68.700 millones de euros). En su discurso, el presidente afirmó que para pagar la mejora de infraestructuras el Ejecutivo recurriría a "métodos innovadores de financiación" y pondría en marcha un sistema "rápido, previsible y receptivo a la financiación extranjera de colaboraciones entre el sector público y privado".
La industria militar representa otro espacio con posibilidades para los inversores foráneos. "Se espera que, bajo ciertas condiciones, el nuevo Gobierno elimine los límites al capital extranjero en ese sector", señala Deorukhkar. "Esto ofrece oportunidades a países que han tenido un crecimiento acelerado en sus exportaciones de defensa, como es el caso de España", dice Deorukhkar..
Según el último estudio del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI, en sus siglas en inglés), en 2013 India gastó 47.400 millones de dólares (34.935 millones de euros) en sus Fuerzas Armadas, un 45% más que en 2004 y un 2,5% del PIB. A pesar de que es una cifra elevada, para una nación con ambiciones de supremacía regional, India sale perdiendo en la comparación con China (cuyo gasto militar creció un 170% en ese mismo periodo de tiempo) y Pakistán (que, según la CIA, gasta un 3,1% de su PIB). "India puede ser una plataforma global para la fabricación de material de defensa", declaró el presidente Mukherjee.
El Ejecutivo nacionalista también quiere garantizar la autosuficiencia energética del país asiático apostando por un abanico completo de fuentes de electricidad y combustible, desde el carbón hasta energías renovables como la solar y la eólica. El objetivo es eliminar la crónica incapacidad de la oferta eléctrica para igualar el espectacular crecimiento de la demanda. Según la Oficina Central de Estadísticas, a pesar de que en el periodo entre 2007 y 2012 se instalaron 55.000 megavatios, en las horas de más demanda la diferencia entre las necesidades eléctricas y la potencia instalada es del 9%. Para el experto de BBVA Research, "las empresas españolas y latinoamericanas pueden sacar partido a las posibilidades de inversión en este sector, tanto en el sector del petróleo y del gas como en el de las renovables".
Los planes de Modi están respaldados por sus más de 12 años al frente del Estado de Gujarat, al oeste del país, donde el nuevo primer ministro se ganó una reputación de partidario de la iniciativa privada. Sin embargo, se ha de enfrentar a una gigantesca y anquilosada burocracia estatal y a los gobiernos de los Estados, algunos de ellos abiertamente hostiles al libre mercado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.