El buen consejero
El buen funcionamiento de los consejos de administración es un factor esencial de competitividad, tanto empresarial como económica. El ejercicio responsable de su función no solo aporta seguridad y confianza a un mercado en constante transformación, sino que es un activo elemental para la sociedad. Tomar y asumir las decisiones estratégicas que determinarán el rumbo de las grandes empresas, y velar por el correcto funcionamiento de las mismas, es una gran responsabilidad y exige un esfuerzo cada vez mayor para comprender, con una perspectiva global, un entorno complejo y de evolución trepidante.
Los consejeros españoles coinciden en ello y en la percepción de que sobre su rol recae, de manera creciente, una atención vigilante de inversores, reguladores y demás grupos de interés.
Sin embargo, no es sencillo definir qué es lo que se espera de un buen consejero. No existe un job description, ni una lista estricta de requisitos. De un consejero se espera conocimiento, experiencia e independencia; se le demanda capacidad crítica y de análisis, todo bajo una firme actitud de autoexigencia. Una labor muy compleja que requiere apoyo y orientación. Apoyo tanto por parte de todas las áreas de la empresa involucradas en el gobierno corporativo, desde la dirección ejecutiva hasta la auditoría interna, como por parte de aquellos grupos de interés que cotidianamente nos relacionamos con los decisores.
Conforme el buen gobierno corporativo deriva en un concepto cada vez más concreto y tangible, va adquiriendo protagonismo en las agendas empresariales y reflejándose en nuevas normas y leyes que progresivamente elevan el listón; se va traduciendo también en reputación, en rendimiento y en acceso a financiación. Es una realidad que, en un horizonte próximo, todos los caminos conducen a los consejos hacia la transparencia, la independencia, la diversidad y la responsabilidad sobre las decisiones.
Una encuesta de KPMG realizada a consejeros a nivel mundial, que publicaremos próximamente, pone de manifiesto que la gran mayoría de ellos está a favor de una mayor comunicación y transparencia sobre cómo se están gestionando los riesgos de las empresas. Una clara muestra del reconocimiento por parte de los consejeros de la importancia de su rol en el buen funcionamiento de las compañías.
Un buen gobierno corporativo es, ante todo, generador de valor. En un mundo global, definido por la integración económica y la transformación tecnológica y digital, sociedades cada vez más conectadas están estableciendo las bases de un entorno de negocios con nuevos riesgos, en el que la capacidad de dar cuentas del buen gobierno en la dirección corporativa puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. La hoja de ruta no está escrita, pero es aquella que conduzca a la calidad de los consejos y, a través de la calidad, a la confianza, la estabilidad y el crecimiento.
John Scott es presidente de KPMG en España.
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