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Objetivo: evitar la bancarrota

Las nuevas normas de refinanciación buscan sortear el concurso de acreedores

Amanda Mars
Pescanova es una de las muchas empresas en concurso de acreedores
Pescanova es una de las muchas empresas en concurso de acreedoresLALO R. VILLAR

Una de las últimas en caer ha sido Cegasa. El fabricante de pilas y bombillas solicitó la semana pasada el concurso de acreedores y fue admitido por el juzgado. Se suma así a las compañías españolas que suspenden pagos en 2014, junto con la histórica firma de cerámica gallega Sagardelos o Zinkia, la productora de contenidos que creó el personaje Pocoyó. Desde 2010, unas 30.000 empresas han acabado en concurso, lo que se traduce en destrucción de empleo y pérdida de tejido productivo. El Gobierno ha aprobado una profunda reforma para facilitar las refinanciaciones y evitar que las empresas con una buena operativa, pero una deuda galopante, caigan en bancarrota, en suspensión de pagos o lo que técnicamente se conoce como concurso de acreedores, que en 9 de cada 10 casos suele implicar el final de la empresa.

“Pescanova sería el típico ejemplo de una empresa con buen negocio, pero una deuda asfixiante”, explican fuentes del Ministerio de Economía, aunque el proceso llega tarde para la compañía gallega, que presentó el concurso el año pasado envuelta además en un cúmulo de irregularidades contables y pasivos ocultos. Pero el Gobierno tiene identificadas unas 350 empresas con más de 100.000 millones de deuda agregada que podrían beneficiarse del nuevo marco de refinanciación.

El objetivo es evitar el concurso porque además de lo difícil que resulta lograr un acuerdo con los diversos acreedores, a veces se acaba incumpliendo porque el funcionamiento de la empresa se complica tras el concurso. El cambio de nombre de suspensión de pagos al eufemístico concurso de acreedores no termina con el estigma para una compañía que se encuentre en esa situación: muchos bancos cortan las líneas de financiación, como explican los expertos, y los proveedores dejan de fiar las mercancías.

Por eso, casi todos los cambios se concentran en la conocida como fase preconcursal, cuando se comunica al juez que hay negociaciones abiertas para reestructurar la deuda. Aunque hay ciertos ámbitos que mantienen su protección en los pactos, las modificaciones ofrecen salidas a situaciones complicadas. Los bonistas de la empresa de juego Codere que poseen el 50% de la deuda, por ejemplo, señalaban en un comunicado que la nueva normativa podrá evitar la entrada en concurso de la empresa, ya que podrán imponer al accionista mayoritario o administrador un acuerdo que creen que sirve al interés general de la sociedad.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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