Indignación en Alemania por sobrecostes millonarios en varios proyectos
La Filarmónica de Hamburgo tenía un presupuesto de 77 millones y costará 790 millones. Éste y otros proyectos emblemáticos que han disparado su precio, levantan protestas en la población
La silueta de la Filarmonía del Elba en el horizonte portuario de Hamburgo recuerda a las velas hinchadas de un barco fantasma que, poderoso de lejos, resulta ser un casco vacío y desgobernado, a la merced de un huracán presupuestario. El proyecto de sala de conciertos firmado por el estudio suizo de arquitectura Herzog & de Meuron registra, por ahora, un 1.000% de sobrecoste para las arcas públicas respecto a lo aprobado hace siete años. En lugar de los 77 millones de euros que autorizó la ciudad-Estado a mediados de la pasada década, el contribuyente pagará 790 millones.
Las recientes protestas ciudadanas en Hamburgo, que dieron lugar a polémicas medidas de control policial, guardan relación con el precio disparado de un edificio que se ha convertido en uno de los símbolos del aumento de las diferencias sociales en la rica ciudad hanseática. No abrirá antes de 2017, siete años después de lo proyectado en 2006.
En Alemania, el ruinoso proyecto se ha sumado a una nutrida lista de desastres presupuestarios entre los que destacan el fallido aeropuerto internacional de Berlín y la ampliación de la estación de ferrocarril de Stuttgart. La capital del próspero Estado sureño de Baden-Württemberg fue el escenario de continuas protestas ciudadanas que contribuyeron a la derrota electoral de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en 2011.
Las últimas protestas en Hamburgo están relacionadas con estos sobreprecios de los grandes proyectos
Aunque en buena medida protagonizadas por jubilados y personas de mediana edad que se mezclaban con grupos izquierdistas y estudiantes, aquellas manifestaciones alcanzaron momentos de gran tensión. Las imágenes de un jubilado llamado Dietrich Wagner con los ojos reventados por una manguera de agua a presión conmocionaron Alemania. El faraónico proyecto urbanístico Stuttgart 21 costará, entre la remodelación de la estación y la construcción de nuevos tramos de vías, más de 9.000 millones.
El caso del aeropuerto berlinés Willy Brandt no provocó protestas ciudadanas, pero sí considerable befa desde medio mundo. La sustitución de los tres viejos aeropuertos berlineses por uno nuevo e internacional fue anunciada tras la reunificación de la ciudad. Debía llevarse a cabo sin inversión pública. En 2005, el Gobierno regional aceptó gastos de 2.000 millones para abrir las nuevas terminales en octubre de 2011. En 210 se retrasó la apertura hasta junio de 2012. Se construyó, pero el gran edificio resultó inútil.
Apenas unos meses antes, el Gobierno regional de Berlín envió un circular a la prensa anunciando un nuevo retraso hasta marzo de 2013. Había problemas, se dijo, con los sistemas antiincendios. No se ha inaugurado aún y nadie se fía de las nuevas fechas anunciadas por las autoridades. Lo único ya seguro es que costará más de 4.500 millones.
Otro gran complejo berlinés con problemas de dinero es la central de los servicios secretos exteriores alemanes (BND). Se habló de 500 millones en 2003. En 2011, la cifra aumentó hasta 811 millones. El parlamentario de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ha calculado que el gasto podría dispararse hasta los 2.000 millones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.