Las auditoras tendrán que rotar cada diez años tras acuerdo entre países y PE
Los Veintiocho y el Parlamento Europeo llegaron hoy a un acuerdo sobre la reforma del sector de las auditoras en la UE en virtud del cual estas empresas solo podrán revisar las cuentas de sus clientes durante diez años, renovables, y se limitará el poder de las "cuatro grandes" que dominan el sector.
El acuerdo político, que debe ser ratificado por la Eurocámara y los países miembros, establece que las auditoras tendrán que rotar después de un periodo de contratación de diez años, prorrogables otros diez si el cliente abre un proceso de adjudicación, y 14 si la empresa en cuestión ha contratado a más de una auditora.
Además, no podrán prestar otros servicios si ya auditan las cuentas de su cliente.
Para ello habrá una lista de los servicios que no pueden prestar y limitaciones estrictas para el asesoramiento fiscal y servicios vinculados a la estrategia financiera e inversora de las empresas que audita.
Esta medida pretende limitar los riesgos de que haya conflictos de interés cuando las auditoras están implicadas en decisiones que impactan la gestión de una empresa.
Las nuevas reglas de la UE imponen además un tope del 70 % a la facturación que pueden generar las auditoras por servicios diferentes que no están prohibidos por las normas comunitarias.
La nueva legislación europea pretende además permitir la aparición de otras empresas y facilitar el trabajo de las pequeñas y medianas auditoras limitando el poder de las denominadas "cuatro grandes", Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG.
Para fomentar la elección de empresas auditoras, las nuevas reglas pactadas por los Veintiocho y la Eurocámara prohíben que las "cuatro grandes" impongan una cláusula restrictiva a las empresas para que sólo puedan contratar a una de ellas.
La cuota de mercado de estas cuatro en la mayoría de los países de la UE supera el 85 por ciento y en España todas las empresas que cotizan en el Ibex-35 están auditadas por ellas.
Además, las nuevas reglas introducen incentivos para que haya licitaciones y más auditorías conjuntas entre empresas del sector.
Por otra parte, las auditoras que trabajan en la UE tendrán que entregar a sus clientes informes más detallados con un enfoque adecuado en los datos relevantes para los inversores.
Habrá asimismo requisitos más estrictos para la transparencia, que imponen a las auditoras unas obligaciones más duras de la información que deben proporcionar a los organismos supervisores.
El trabajo de las auditoras será estrechamente supervisado por comisiones de auditoría, cuyas competencias se ven reforzadas.
Además, las nuevas normas europeas introducen la posibilidad de que el 5 % de los accionistas de la compañía auditada pueda impulsar medidas para despedir a las auditoras contratadas.
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