Suspenso a las agencias de calificación
El supervisor europeo advierte de que persisten “prácticas del pasado” También cuestiona la independencia de los tres grandes grupos en la evaluación de la deuda
Las agencias de calificación crediticia han sido muy criticadas por su carácter procíclico —recalentando la economía en las fases expansivas y ahondando las recesiones durante las crisis— y por ser un oligopolio de facto. Además, su falta de anticipación a los riesgos de las titulizaciones vinculadas a las hipotecas basura ayudaron al inicio de la crisis financiera. Cinco años después del estallido de la burbuja su labor sigue siendo cuestionada. El supervisor bursátil europeo (ESMA, por sus siglas en inglés) ha publicado este lunes un informe en el que denuncia una serie de ineficiencias en el trabajo de las tres grandes agencias de solvencia (S&P, Moody’s y Fitch).
La investigación se centra en los procesos usados por estas firmas para evaluar la calidad de la deuda soberana de los Estados europeos. El trabajo se realizó entre febrero y octubre de 2013. La ESMA identifica cuatro grandes lagunas en la labor de las agencias: la existencia de conflictos de interés que condicionan su labor; la proliferación de grietas informativas que ponen en peligro la confidencialidad de los datos; la tendencia a demorar la publicación de cambios en las notas; y la escasez de recursos técnicos y humanos para afrontar su misión.
“La investigación de la ESMA ha desvelado deficiencias en el proceso de calificación soberana que podrían suponer un riesgo para la calidad, la independencia y la integridad de sus informes”, según Steven Maijoor, presidente del supervisor. Maijoor reclama a las agencias que “introduzcan mejoras en sus prácticas de trabajo” para garantizar el cumplimiento de la legislación comunitaria y así “erradicar prácticas inadecuadas del pasado”. La ESMA no ha decidido todavía si los fallos detectados vulneran la normativa y advierte de que “podrían tomar las medidas apropiadas en su momento”, en referencia a las posibles multas.
En la resolución de conflictos de interés la ESMA ha detectado una serie de aspectos que deberían mejorarse para no poner en peligro la independencia y la calidad de las calificaciones. Una de las prácticas con la que el supervisor se muestra más crítico es la participación de directivos de alto nivel y miembros del consejo de las agencias en las decisiones sobre las notas de solvencia. La ESMA señala en el estudio que, en algunos casos, las decisiones finales acerca de subir o bajar la calificación de un país ha sido tomada por estos directivos y no por los analistas especializados y que, en al menos un caso, estos analistas “recibieron opiniones explícitas y sugerencias” por parte de los directivos seniorsde las agencias.
La ESMA recuerda que la legislación obliga a preservar la independencia de los analistas respecto a otras áreas de negocio de las agencias para evitar posibles conflictos de interés. “Aunque algunos miembros del consejo de las agencias no están directamente involucrados en las operaciones comerciales de la firma, sí participan en las decisiones de gestión y de negocio en los más altos niveles, incluyendo las discusiones sobre los objetivos comerciales y de ingresos de la compañía. Esto podría afectar a su independencia cuanto votan sobre los ratings o cuando proporcionan sugerencias sobre las decisiones que afectan al devenir de las calificaciones”, sostiene el informe.
El supervisor también muestra su preocupación por las grietas en la confidencialidad de los datos. La investigación de la ESMA ha detectado situaciones en las que se ha filtrado información a terceras personas no autorizadas sobre futuros cambios en las calificaciones “antes de la publicación del informe y, en algunos casos, antes de que el comité que evalúa la solvencia se hubiera reunido”.
Otra deficiencia detectada en esta investigación tiene que ver con el retraso, de varios días o incluso semanas, entre que se toma una decisión que afecta a una calificación soberana y que esta información se hace pública. La ESMA recuerda que este espacio temporal debería ser el mínimo posible para asegurar que la información refleja fielmente el estado de solvencia del emisor analizado y, en segundo lugar, contribuir a proteger la confidencialidad de la información.
Por último, el supervisor bursátil critica que en muchos casos la responsabilidad de analizar la solvencia de la deuda soberana europea recae en expertos con muy poca experiencia o recién contratados. “Estas prácticas ponen en riesgo la calidad de los trabajos”. Este organismo también advierte que “una o varias” de las agencias analizadas “carece de una defunción clara acerca de las funciones y responsabilidades de los equipos de análisis soberanos y entre estos y otras áreas de negocio de las organizaciones”.
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