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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿‘Quo vadis’ reforma eléctrica?

Hace tiempo que la estrategia de las grandes empresas eléctricas es señalar a las renovables como culpables del déficit de tarifa, cuando ya en 2008 alcanzaba la cifra de 16.000 millones de euros y no eran muchos los megavatios renovables en operación. Desde entonces se está arrastrando la pesada carga de los intereses de la deuda, antes de que las primas a las renovables fueran significativas.

Esta incierta teoría de que las renovables son las culpables del déficit parece que es la que guía la reforma parcial del sector eléctrico actualmente en trámite parlamentario, o al menos la justificación para que las renovables sean las que soporten de nuevo la mayor parte de los recortes.

El recorte que se ha anunciado, antes incluso de que se conozcan las cifras de los costes estándar, que darán contenido a la supuesta rentabilidad razonable, hace presagiar lo peor para la industria renovable de nuestro país. De nuevo, la batalla habrá sido ganada por las grandes eléctricas, que solo tendrán que ocuparse en arreglar el pequeño matiz de que sus parques eólicos no salgan muy perjudicados.

En España, los consumidores particulares y, especialmente, los industriales, deberían saber que los costes totales del sistema eléctrico han sido menores en estos últimos 10 años gracias, precisamente, a las renovables, aunque hayan cobrado primas.

Un ejemplo reciente de esas medias verdades con las que se pretende engañar a la opinión pública son las recientes declaraciones que afirman que el recibo de la luz bajaría un 10% si se cerrasen las solares. Lo que no se comenta es que si se retiran cerca de 7.000 megavatios de producción solar durante el periodo diurno, el precio del pool subiría, al menos, entre un 20% y un 40%, como puede comprobarse analizando los datos oficiales de OMIE. Esta subida del pool supondría un importante beneficio no solo para los ciclos combinados, que entrarían en su lugar, sino también para la remuneración de las centrales nucleares, hidráulicas y de carbón, propiedad de las grandes compañías eléctricas del país.

El Gobierno, focalizando la reforma tan solo en la parte de costes regulados, ha perdido la gran oportunidad de racionalizar la formación de precios del pool

Las eléctricas hablan, en genérico, del apoyo a las “tecnologías inmaduras” como las responsables de todos los males de la política energética. Sin embargo, el apoyo implícito que reciben las tecnologías muy maduras, como la nuclear o la hidráulica, son, en gran medida, las responsables de los elevados costes de la electricidad en España.

El Gobierno, focalizando la reforma tan solo en la parte de costes regulados, ha perdido la gran oportunidad de racionalizar la formación de precios del pool.

Así, si a las nucleares, hidráulicas y térmicas de carbón se las remunerara con una rentabilidad razonable a lo largo de toda su vida operativa, como se va a hacer con las renovables o, al menos, desde el comienzo de la aplicación de la LSE de 1997, se daría un gran paso para la solución definitiva del déficit tarifario.

Sin embargo, se ha optado por aplicarles unos impuestos simbólicos, alguno de los cuales, incluso, no ha tenido desarrollo reglamentario y, por tanto, podría no estarse cobrando. Algo parecido cabría hacer con la distribución, cuyos elevados beneficios durante estos últimos 10 años representan buena parte del déficit acumulado.

Si tampoco se remedia, otro gran triunfo de las eléctricas con esta ley podría ser el haber abortado el autoconsumo antes de su nacimiento; una medida que va en contra del ahorro, el sentido común y los criterios en Europa.

Al aplazarse la reforma de la parte del mercado se pierde la oportunidad de homogeneizar la asignación de partidas que juegan su papel en el déficit. Así, al igual que los “incentivos a la inversión” de los ciclos combinados forman parte del coste de la energía, parece lógico pensar que debería aplicarse a la “retribución específica” a la inversión en las renovables. En sentido contrario, deberían sacarse del sistema eléctrico todos los costes asociados a políticas sociales, como los costes extrapeninsulares, entre otros.

Todo el sector renovable, afectado por una permanente modificación de las reglas de juego, pide que se aborde con rigor tanto el problema del déficit, auditando los costes reales del sistema eléctrico, como la transición hacia un nuevo modelo energético; transición de la que podría beneficiarse nuestra economía. Las renovables no han sido el problema y sí pueden ser la solución. Vulnerar la seguridad jurídica, como se está haciendo, traerá consecuencias nefastas para nuestro país. Al igual que fomentar y apoyar el mantenimiento de la dependencia energética, cercenando una industria de futuro.

Luis Crespo es secretario general de Protermosolar y presidente de ESTELA.

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