La Bolsa europea está de moda
J.P. Morgan AM incluye las acciones continentales entre sus activos favoritos
JP Morgan tiene un imponente edificio en Canary Wharf. Desde la planta 31 hay una vista magnífica de la City, el otro barrio financiero de la ciudad, y del rascacielos bautizado como “la astilla”, diseñado por Renzo Piano. En las paredes cuelga una valiosa colección pictórica (Bacon, Cragg, Golub, Gilbert and George...) y destaca una vitrina con la reproducción del Corsario, el primer velero que compró (1882) J. Pierpont Morgan, el alma mater del gigante financiero. El barco servía al banquero no solo para su ocio —viajaba con familiares y amigos por la costa este de EE UU—, sino también para los negocios. Allí se coció, por ejemplo, la reconciliación entre los dos mayores competidores de ferrocarriles de la época, The New York Central y The Pennsylvania Railroads. JP Morgan había avalado la deuda de ambas compañías, pero la competencia feroz y destructiva había puesto de los nervios a los inversores y amenazaba con llevar a pique el negocio. Morgan convocó a los dos presidentes y no les dejó bajar del barco —que iba río Hudson arriba y abajo— hasta que sellaron la paz.
Las empresas europeas ya venden el 32,8% del total en países emergentes
La crisis de deuda ha puesto en evidencia los defectos de la construcción de la unión económica y monetaria europea. Tras larguísimas (e innumerables) reuniones en Bruselas por parte de los miembros del Eurogrupo, parece que empiezan a surgir acuerdos para sentar las bases de la recuperación. Eso sí, quizá no habría estado de más usar la táctica del astuto banquero estadounidense y convocarlos en un crucero interminable por el Danubio hasta que llegasen a un acuerdo. A pesar de que los 17 intereses nacionales en torno al euro son todavía un lastre, la gestora de JP Morgan tiene la Bolsa europea como uno de sus activos de inversión favoritos. Así al menos lo han confesado gestores y estrategas de la entidad a un grupo de medios invitados a Londres esta semana, entre los que se encontraba EL PAÍS, en su European Media Tour 2013.
“Lo importante no es qué ocurrió en el pasado, sino si estamos mejor preparados para afrontar el futuro. ¿Estamos mejor que ayer? Yo creo que sí, aunque quedan importantes retos por resolver”, comentó Andrew Goldberg, estratega de mercados globales de JP Morgan Asset Management. “Europa está en una situación económica difícil, pero está dando los pasos en la dirección correcta incluso en los países de la periferia. Y es precisamente eso lo que nos debe preocupar como inversores, el futuro, y no tanto el pasado”, añadió Goldberg en la presentación del evento.
Este experto solo puso una condición para que las expectativas de mejora en la economía europea se cumplan: que el Banco Central Europeo (BCE) actúe de una forma más decidida. “El mayor reto en el continente siguen siendo las condiciones crediticias. El BCE está reduciendo su balance y no creemos que esa sea la dirección adecuada. Mario Draghi debería reducir aún más los tipos en los préstamos en los países europeos e incluso, antes de que finalice el año, aplicar un segundo programa LTRO [subastas de liquidez]”, advierte Goldberg.
La ratio de deuda sobre capital ha bajado del 58% al 40% en cinco años
Una de las principales apuestas de JP Morgan AM para los próximos meses son los mercados desarrollados, y en particular los activos europeos. “Se están corrigiendo los desequilibrios estructurales de Europa”, destacó Jonathan Ingram, responsable de la gestora en renta variable europea. Durante su presentación, Ingram intentó demostrar con datos por qué las acciones de la región suponen una atractiva oportunidad de inversión a pesar de que han subido bastante en los últimos meses. “La valoración todavía es competitiva. El sentimiento del mercado acerca del entorno macro está mejorando, y tácticamente es un buen momento para los inversores en esta área”, destacó.
Uno de los argumentos de la gestora para justificar su apuesta por la Bolsa europea es que las rentabilidades por dividendo siguen siendo elevadas (superiores al 3%), lo que históricamente es un dato que habla de una valoración atractiva en el mercado y anticipa varios años de retornos positivos para las acciones.
Otro de los motivos que explicó Ingram es que, en los últimos años, “las compañías europeas han estado castigadas por su nacionalidad” frente a sus homólogas de otras zonas geográficas. Este gestor usó el ejemplo de tres multinacionales francesas (Total, Sanofi y LVMH) cuyos ingresos en este país no superan en ningún caso el 10% de las ventas totales, pero que cotizan con descuento frente a sus rivales estadounidenses (Exxon Mobil, Johnson & Johnson y Tiffany).
“Los mercados internacionales son cada vez más importantes para las compañías europeas. La exposición de sus ventas a las economías emergentes ha despegado desde 2003”, explica Indram. La facturación de las empresas europeas en el continente ya solo supone el 46,4% del total; los mercados emergentes ya aportan el 32,8% del negocio; EE UU, el 17,5%, y otras zonas, el 3,3%.
Otro de los puntos a favor de las acciones europeas, según este gestor, es el “fortalecimiento de la estructura financiera” de las compañías. La ratio que compara deuda con capital ha descendido desde el 58% de 2008 hasta el 40% este año (previsión), y las expectativas del mercado son que se reduzca hasta el 20% en 2016.
El último argumento para confiar en la Bolsa europea es más táctico: “Solo para cerrar el diferencial que se ha generado en los últimos años entre la entrada y salida de dinero de los fondos europeos con respecto a los fondos que invierten en otras áreas harían falta entradas netas de capital de 100.000 millones de dólares”, señala el gestor de JP Morgan AM.
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