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CONSECUENCIAS DE LA RECONVERSIÓN FINANCIERA

El último invento, el banco en bus

Os Blancos, en Pontevedra, recibe una oficina bancaria móvil en un autobús

Ni banca personal, ni gestión individualizada de valores ni operaciones en Internet... el último grito del negocio del crédito de particulares en Galicia va a gasóleo y no pasa de 80 kilómetros por hora: es el autobús. Dos amarillos, con barandilla móvil para facilitar el acceso y guardias de seguridad para evitar sobresaltos. Es la fórmula de Novagalicia Banco, menguante sucesor de las cajas que hasta hace poco cubrían casi todo el territorio, para compensar el cierre de las oficinas: 49 para este año en Galicia y 293 desde 2011 entre la comunidad, Asturias y León. Y los vecinos se quejan.

La última oleada de cierres en Galicia se ha cebado en Ourense, ejemplo de provincia rural de población dispersa y en caída libre, donde una decena de municipios se quedan sin oficina. En Os Blancos, al sur, con menos de 1.000 vecinos, el alcalde echa pestes del también llamado “autobús financiero”, que lleva ya años en funcionamiento y que acumula unos 60.000 kilómetros al año. “Treinta personas al pie del autobús toda la mañana, menuda imagen”, brama José Manuel Castro, que se refugia en el sarcasmo. “La línea regular de la banca… el día que llueva no sé cómo lo vamos a hacer”. Con la oficina más próxima en Xinzo de Limia, a unos ocho kilómetros, y unos vecinos en general de edad avanzada, algunos sin coche propio, Castro negocia para que otra entidad —el Santander se lo está pensando, explica— ocupe el sitio de Novagalicia.

A unos 35 kilómetros al noroeste está A Bola, que ha logrado un ligerísimo repunte demográfico y se mantiene en 1.300 habitantes. La regidora es Teresa Barge, que hasta ha ofrecido espacio gratis a la entidad de crédito que se digne a levantar sucursal. “Pedimos el bus, pero tenemos pocas posibilidades, porque solo tienen dos. El Ayuntamiento colaborará. Quien venga tendrá que pagar los gastos pero no el local, y prometemos domiciliar las cuentas ahí”, asegura. Castro no quiere ni oír hablar del asunto. “Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿ofrecer instalaciones públicas a un banco? Lo siento por los vecinos, pero hay que presionar un poco”.

Otros aguardan a que se aclare el panorama —Popular y Bankia, entre otros, también recortarán sucursales, y Novagalicia está en pleno proceso de venta al mejor postor— para ver como encaran el asunto. “Vamos a esperar y después negociaremos”, dice Jesús Manuel Núñez, regidor de As Nogais (Lugo), de 1.300 habitantes, donde el banco ha aceptado abrir dos días a la semana. “Es un agravio”, dice, mientras recuerda que el cajero más próximo está a 11 kilómetros.

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