La Alhambra atesora vides centenarias, cuidadas como en la época nazarí
La esmerada protección y conservación de la Alhambra de Granada no se limita a sus tesoros arquitectónicos, el conjunto monumental reúne también un rico patrimonio natural que se mantiene prácticamente inalterado desde hace siglos, como es el caso de unas vides centenarias, cuidadas como en la época nazarí.
En la Huerta Grande, una de las cuatro más próximas al entorno del Generalife junto a las de Mercería, Fuente Peña y Colorada, se cultivan al igual que hace siete siglos dos de las variedades de uva más antiguas de Andalucía: Jerezana y Corazón de cabrito.
Estas variedades de mesa, no de vinificación, se cuidan con dedicación en un terreno de unos mil metros cuadrados, ubicado en pleno corazón del recinto granadino y que puede ser contemplado por los miles de turistas que visitan la Alhambra y el Generalife.
"Las huertas son de los elementos más inalterados de todo el conjunto monumental", ha explicado a Efe Alberto Merayo, asesor técnico de Jardines y Bosques del Patronato de la Alhambra, que ha destacado que estos cultivos se han ido transmitiendo de padres a hijos desde la conquista cristina.
En aquella época, el cultivo de la vid debió ser intenso especialmente para su consumo como uva de mesa y junto a otros productos más elaborados como vinagre, pasas e incluso vino.
Las vides en la Alhambra probablemente se establecían salpicadas, en los bordes de otros cultivos y serían habituales en pequeños huertos más que en grandes extensiones de monocultivo.
A las centenarias uvas, se suman berenjenas, alcachofas, judías y otras plantaciones ligadas a la agricultura nazarí, a las que se hacía referencia en numerosos tratados medievales sobre la materia y en los que se explicaba cómo se tenían que cultivar o cuáles eran los elementos de fertilización, riego o poda.
En la actualidad se promueve una gestión respetuosa con el medio ambiente en estas parcelas, en las que se pone en práctica la agricultura ecológica y, como explica Merayo, intentan mantener las técnicas más tradiciones.
Además, el Patronato estudia en la actualidad la implantación de un viñedo de vinificación, que podría ponerse en marcha en alguna de esas huertas históricas, según ha avanzado el asesor técnico.
Estas huertas están delimitadas por gruesos muros de contención, algunos de los cuales pueden todavía observarse y cuyos límites actuales deben de coincidir de forma aproximada con los de época medieval.
Una dehesa rodeaba la finca, en la cual se cribaban caballos, animales de granja e incluso servían de coto de caza para el uso del sultán.
La Almunia del Generalife era una hacienda ideal para la explotación agrícola y el descanso, con un núcleo de edificación residencial y una vasta extensión de terreno de cultivo y pasto, compartimentada en paratas o bancales mediante cuatro grandes huertas, que aprovechaban sus perfiles orográficos.
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