“No hay una apuesta por la industria”
El dirigente ugetista deja su cargo tras 15 años al frente de la federación de metal y construcción
Lito se va. En los últimos 35 años, Manuel Fernández López, Lito, (Mieres, 1947) ha sido sin interrupción secretario general: primero de UGT Asturias, después de la federación del metal de UGT en toda España, y en los últimos 15 años de la organización que resultó de la fusión del sector metalúrgico y de la construcción de UGT, la actual MCA (Metal, Construcción y Afines). Esta semana deja el testigo a Carlos Romero. “Yo, en el mejor sentido de la palabra, soy un oficialista”, se define, “¿qué vas a decir de un tipo que lleva 35 años como secretario general?”.
Estas palabras, con claro acento asturiano, llegan al preguntar a Lito si se va con la frustración de no haber sido líder de UGT. “No”. Aunque luego, sin entrar en el fondo -“no me gusta”-, sí que habla de su fracasado intento en 1995 de desplazar a Cándido Méndez. Apenas hacía un año que su rival había sucedido a Nicolás Redondo en un congreso bronco en el que Lito representó al sector crítico. Luego forzó un congreso extraordinario. No tuvo éxito. “Si nosotros hubiéramos ganado, hubiera sido bueno para UGT. No digo que los demás lo hagan mal”, deja caer tono de lamento, casi a modo de inventario.
35 años es mucho tiempo. “Por eso tomo esta decisión”. Por eso, y porque tiene 66 años. Se va en un momento difícil, con la imagen sindical en horas bajas, y acusaciones de corrupción, sobre todo, hacia UGT. Lo sabe. “Creo que es el peor momento. Y eso obedece a una estrategia de determinada gente de la derecha, no tengo dudas”.
¿Y no tienen los sindicatos alguna responsabilidad? “Otra parte es culpa nuestra, sin duda. Se nos acusa de ser sistema. Somos una parte, pero no somos el sistema. No hacemos las leyes, ni generamos empleo. No somos los que atomizamos los contratos ni los que abusamos. ¿Qué culpa tenemos? Queremos cambiar eso, mejorarlo. Necesitamos a la gente que para presionar si la negociación no funciona. Lo que pasa es que hay gente que se queja, pero luego no cuentes con ella para echar una mano. El problema es que, en lugar de mirar contra el que legisla y recorta, se dice: los sindicatos no nos defienden. Y, claro, si yo soy un joven sin trabajo y estoy oyendo que estos son unos vividores, ¡a mí que no me cuenten milongas! Ahora, dicho esto, también tenemos algo de culpa nosotros”.
¿Qué culpa? “No explicamos lo que hacemos. Hay una ignorancia tremenda de lo que somos. A veces escuchas a alguien con ideas muy equivocadas, y luego piensas: ¿qué culpa tiene él? ¿Quién le dijo que esto era de otra manera?” Esa ignorancia se encuentra en la pequeña empresa. “No es fácil llegar ahí, entiendo que nos perciban lejos. ¿Dónde hay estructura? En la gran empresa. El que está en una empresa de ocho o 10 trabajadores, si le gusta, hace sindicalismo fuera de la empresa. Lo que estoy planteando es llegar ahí”.
Lo que ha visto en este tiempo al frente de MCA le lleva a concluir que “no hay una apuesta por la industria. Ha calado el discurso de la industria, pero no se cree. Hay un ministro de Industria, Comercio, Turismo y no sé cuántas cosas y no he visto nada sobre la industria”.
En su federación están presentes dos sectores que han vivido la crisis de forma muy distinta: las factorías de coches y la construcción. Ambos han vivido momentos muy difíciles. Pero el primero resiste; el segundo, sigue cayendo. Y dicen los estudiosos del mercado laboral, que algo, o mucho, tienen que ver la negociación colectiva: “En el auto los tienen una flexibilidad difícil de superar. Al no haber un convenio de sector lo que negocias con una compañía, casi es el punto de partida de la otra compañía. Y eso en un sector que es altamente competitivo. La construcción es distinta. Es un mundo muy dispar”. Defiende Lito, que hubiera sido difícil que cualquier otro convenio o estructura de negociación evitara el desplome de este sector. “Estábamos en una vorágine de construcción sin precedente. Si el sector de la construcción ha tenido en momentos punta 1,5 o 1,7 millones de trabajadores, entonces se llegó a los 2,3”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.