La crisis del euro intensifica el declive de la industria en España
La contribución del sector industrial al PIB ha caído cuatro puntos en los últimos 12 años El descenso está por encima de la media de la UE, según un estudio de la Comisión Bruselas estima que el peso del sector cae por debajo del 15% del PIB
El paisaje que muestra la economía española después de la tormenta financiera y económica que se abatió sobre el mundo a partir de octubre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers, muestra mayores destrozos que en otros lugares. Pero hay sectores, como el industrial, cuyo declive arranca más atrás: España es el tercer país de la Unión, solo por detrás de economías arrasadas en el último lustro como Chipre y Grecia, donde más ha caído la industria manufacturera desde la entrada en vigor del euro, según un estudio de la Comisión Europea. El peso del sector industrial en la economía ha retrocedido drásticamente respecto al que tenía en 2000: se sitúa en el 13,3% del valor añadido total —en el puesto 19º de 27—, frente al 15,3% del conjunto de la UE. Ambas cifras quedan muy lejos de aquella promesa del 20% que aparecía en la olvidada Agenda de Lisboa.
España, sin embargo, ha logrado mantener su cuota de exportaciones, ha rebajado drásticamente el déficit comercial y ha recuperado competitividad en lo que va de crisis. Pero a fuerza de destruir empleo y rebajar salarios; a través de una terrible devaluación interna. La Comisión sostiene que las bases de esa ganancia de competitividad industrial tienen los pies de barro: Bruselas denunció ayer la lentitud y los continuos retrasos en las reformas emprendidas por el Gobierno de Mariano Rajoy. “En conjunto, los avances han sido lentos y algunas reformas emblemáticas siguen pendientes”, señala el informe.
“España se está esforzando”, ha apuntado el vicepresidente Antonio Tajani. “Ha hecho cosas positivas, y eso se ve en el interés por invertir allí de países como Brasil, México o China. A la vez, han cerrado muchas empresas y la tasa de paro es preocupante”, ha abundado. “Hay que hacer más”, ha adevertido sin embargo, en un aserto dirigido tanto a España como al conjunto de la UE cuyo declive industrial se enmarca dentro de una pérdida de relevancia que tiene muy pocas excepciones.
Que la desindustrialización es uno de los males que recorren Europa no es una novedad. Pero la crisis va por barrios: el declive no afecta a todos los países por igual. Tajani ha explicado que el informe ofrece impresiones divergentes, “claroscuros” sobre el sector industrial europeo. Tras un 2009 demoledor, Alemania ha conseguido librarse de la crisis con un desempeño económico marcado por la pujanza de su industria. Lo que aporta ese sector al PIB alemán subió tímidamente en los últimos 12 años. Entre los grandes países, esa tendencia contrasta con las caídas en España, Francia e Italia, con retrocesos similares, en torno a los cuatro puntos de PIB. España supone, según la Comisión, un caso “fronterizo” entre el grupo de cabeza y el de los países con problemas, donde se encuentran Italia, Portugal o Grecia, economías muy perjudicadas por la globalización. Bruselas anima al Gobierno a completar las reformas, con especial atención en dos áreas clave: facilitar el acceso al crédito y mejorar el entorno empresarial.
El estudio resalta la calidad de las infraestructuras españolas y las ganancias de competitividad, que solo compensan en parte las seculares carencias en I+D, por ejemplo. Los sectores de alto valor añadido “siguen estando infrarrepresentados”. La Comisión destaca dos datos sonrojantes: el tiempo necesario para poner en marcha un negocio sigue siendo más elevado que la media, de —28 días; España ocupa el lugar 136 entre los 185 países analizados en el informe Doing Business del Banco Mundial—, y el tiempo necesario para obtener una licencia de explotación es el más largo de la UE: 116 días.
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