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Emprender un negocio de éxito

Seis jóvenes empresarios explican las claves para poner en marcha una compañía

Carmen Sánchez-Silva

El Gobierno se ha hartado de repetir que los emprendedores serán los principales artífices de la salida de España de la crisis, una responsabilidad que ellos mismos creen sobredimensionada y no exenta de optimismo por cuanto se necesitan más reformas estructurales para que sea posible. Sin embargo, los empresarios que han montado empresas desde cero y han tenido éxito creen que la Ley de Apoyo al Emprendedor y su Internacionalización, aprobada hace apenas dos meses, servirá de acicate para fomentar la hoy escasa cultura emprendedora que existe en España. Así lo dice uno de los fundadores de eDreams, Mauricio Prieto.

“Es bueno que se haya puesto de moda la figura del emprendedor”, señala el consejero delegado y cofundador de la red social Tuenti, Zaryl Dentzel, “porque es difícil persistir frente a las dificultades. Y esa actitud es la que marca el espíritu emprendedor. La de querer cambiar el mundo y responsabilizarse de su futuro”, asegura. De hecho, para los creadores de la firma de medicamentos genéricos Galenicum, cuyo objetivo es “hacer la empresa más grande para suministrar productos de calidad a todo el mundo”, “uno de nuestros valores es ser dueños de nuestro propio destino, la mentalidad que subyace en la ley aprobada por el Gobierno”, explican Alejandro Ollé y Erich Bünchen, que no se plantean la entrada de socios en su capital para financiar el crecimiento de Galenicum. Una excepción entre los emprendedores.

Seis emprendedores de éxito —algunos, bajo el paraguas de grandes corporaciones empresariales actualmente; otros, apoyados por importantes compañías de capital riesgo o fondos de inversión, y otros, navegando en solitario— exponen la historia de sus jóvenes empresas y aconsejan a quienes estén pensando iniciar un negocio cómo lanzarse al ruedo.

Las claves: “Plantearse un negocio global para lograr atraer mayor inversión”, según el artífice de Softonic, Tomás Diago. Dedicarse al 100% al proyecto y ser conservador con el dinero, en opinión de Lucas Carné, de Privalia. Y, por supuesto, apostar por el talento y por la innovación. Así lo han conseguido ellos.

Zaryn Dentzel, consejero delegado de Tuenti.
Zaryn Dentzel, consejero delegado de Tuenti.Uly martín

ZARYN DENTZEL Tuenti

“Es hora de invertir, no de rentabilizar”

Tuenti ha cumplido su séptimo año de vida. Pese a que solo queda uno de los fundadores de la red social al frente de su gestión, lo cierto es que esta empresa que nació “con ilusión” gracias a la idea de cuatro jóvenes, hoy emplea a 250 personas y se ha convertido en una de las hijas pequeñas de Telefónica después de conseguir 10 millones de usuarios únicos al mes y una facturación de 14 millones de euros el año pasado. Zaryn Dentzel es su consejero delegado, con solo 29 años. No le gusta hablar de números, ni quiere revelar cuándo pretende lograr beneficios. “Es el momento de invertir, no de buscar rentabilidad”, responde al ser preguntado por el tema.

En cambio, le encanta hablar de sus logros y de cómo Tuenti es hoy una empresa que tiene ingresos diversificados mediante la publicidad y mediante el operador móvil que lanzó el año pasado. “Al usuario hay que cobrarle por un servicio o por una publicidad. Porque todo cuesta dinero y hay que cobrarlo”, asegura el emprendedor, que cree que a su partner (Telefónica) le interesa la capacidad de innovar y de lanzar productos de Tuenti.

A Dentzel también le gusta repetir que “el activo más importante de una compañía son las personas. Crear un buen producto es el resultado de crear un buen equipo”, defiende. Considera que el personal actual de Tuenti nada tiene que ver con el de hace siete años, aunque sí se mantiene en el ADN de la compañía la principal convicción de su consejero delegado de que todo está por hacer, por aprender, y de que hay que enfocarse a resultados. “No dejamos que entre en el equipo gente que no piense así”, sostiene, al tiempo que presume de un equipo formado por gente de 22 nacionalidades que compite en un mundo global, sabe inglés, se adapta al método de trabajo de prueba-error y está acostumbrado a ver salir de la oficina (ahora, en la sede social de Telefónica, en la madrileña Gran Vía, “para aprovechar sinergias”) a los compañeros con peores registros. “Tenemos que echar a los peores performances, 5 o 10 personas por trimestre, porque si no, morimos como compañía”, zanja sin contemplaciones.

Erich Bünchen y Alejandro Ollé, cofundadores de Galenicum.
Erich Bünchen y Alejandro Ollé, cofundadores de Galenicum.M. Minocri

ALEJANDRO OLLÉ y ERICH BÜNCHEN Galenicum

“Queremos hacerlo solos. Sin dar entrada a socios”

Alejandro Ollé, Erich Bünchen y Joaquim Domingo, tres amigos de la universidad, pusieron en el mercado Galenicum en 2003 con la idea de desarrollar y fabricar medicamentos genéricos para terceros a base de investigación. Una idea que tomó cuerpo cuando, dos años después, llegaron a un acuerdo con su socio indio, a través del cual producen la mayoría de sus medicinas, si bien actualmente se están planteando “apostar por la competitividad española y conseguir instalaciones propias”, explica Bünchen. Es su objetivo para el próximo año.

La peculiaridad de Galenicum es que se ha abierto un hueco en el mercado farmacéutico global con recursos propios. “Empezamos con 36.000 euros y hasta ahora nos financiamos con los ingresos generados por la empresa”, agrega, satisfecho de trabajar para empresas líderes mundiales y de haber logrado una compañía que factura cerca de 60 millones de euros (en 2011 consiguió 77 millones, reducidos ahora por los recortes llevados a cabo por el Gobierno y que pretenden recuperar en 2013 con el lanzamiento de nuevos productos tras una inversión de cinco millones de euros en investigación), que está presente en cinco países (Chile será el sexto este año) y emplea a 62 personas. Todo con capital propio.

“En 2014-2015 prevemos crecimientos mucho más importantes por los nuevos mercados en que vamos a entrar”, vaticina Alejandro Ollé. En cuatro años, el 60% de las ventas procederán de fuera de España, indica este emprendedor, que cree que las bases de su éxito como empresa han sido entrar con ideas nuevas en un sector tradicional como el farmacéutico y adaptarse con agilidad y rapidez (tampoco muy habitual en el negocio) a las necesidades del cliente.

MAURICIO PRIETO eDreams

De pequeña a gran agencia de viajes

eDreams fue la primera piedra de lo que hoy es Odigeo. El grupo de agencias de viajes por Internet líder en Europa y quinto del mundo, presente en 39 países y con una facturación superior a 4.000 millones de euros gracias a las cuatro empresas que lo forman (Go Voyages, Opodo y Travellink, además de eDreams). Nació en 1999, desde Silicon Valley, donde trabajaban sus fundadores, que prefirieron asentarla en Barcelona porque en Europa no existía ningún negocio de este tipo, recuerda Mauricio Prieto, uno de sus creadores. “Hasta 2010 fuimos ganando tamaño a través del crecimiento orgánico y pasamos de ser la agencia más pequeña a la más grande. Después nos fusionamos con Go Voyages y adquirimos Opodo”, presume.

Prieto cree que los principios del éxito de eDreams fueron introducirse los primeros en un negocio inexistente en Europa y de carácter global, en el que su capacidad de crecer rápido y ofrecer los mejores precios al cliente gracias a la innovación tecnológica desarrollada han sido determinantes. eDreams consiguió beneficios con apenas tres años de andadura y, pese a que no ofrezca las cifras, “Odigeo es altamente rentable”, señala Prieto. De hecho, los fondos de capital riesgo Permira y Axa están entre sus principales accionistas. Su siguiente parada: salir a Bolsa.

Tomás Diago en las oficinas de Softonic en Barcelona.
Tomás Diago en las oficinas de Softonic en Barcelona.Albert García

TOMÁS DIAGO Softonic

Visión global y a largo plazo

Convicción y tenacidad en ese convencimiento de que el proyecto va a tener éxito. Esas son las dos premisas que Tomás Diago, fundador de Softonic y uno de los emprendedores que más premios está atesorando en los últimos dos años por el éxito de su empresa de descarga de software por Internet, cree necesarias para poner en marcha un negocio desde cero. “En 1996, cuando acababa de nacer Internet, estaba estudiando ingeniería informática mientras trabajaba en Intercom. Decidí que mi proyecto de fin de carrera fuese abrir los servicios que entonces ofrecía Intercom a sus clientes”, recuerda el presidente de Softonic, que aún no ha cumplido los 40 años. Su idea fue un acierto, tanto que el grupo donde trabajaba optó por crear una empresa independiente que desarrollase el negocio de las descargas, firma que, después de 15 años de actividad, navega sola y es líder en Europa y América Latina.

El pasado año, señala Diago, la compañía facturó 52 millones de euros, lo que supuso un crecimiento superior al 15% sobre 2011. Un crecimiento que planea repetir en 2013. Este éxito se basa, en opinión del empresario, en priorizar en el largo plazo, en lugar de en el corto, que tanto se premia hoy. Y para ello, sostiene, es condición imprescindible contar con una buena financiación. “Cuando montamos la empresa teníamos cubiertos los gastos de los dos primeros años de actividad y eso te permite tener tiempo para no dejarte llevar por el corto plazo”. Este año Softonic ha vendido el 30% de su capital al fondo suizo Partners Group por 82,5 millones de euros.

Otro de los ingredientes necesario para que la empresa triunfe es cuidar el equipo que hará posible que la idea llegue a buen puerto. “Tenemos personas que llevan trabajando más de diez años en Softonic y ese es un factor de éxito de la empresa”, dice tajante. De hecho, en su opinión, llegar el primero al mercado no es tan determinante como el equipo.

Softonic es rentable desde hace años, en concreto desde 2002, dice el presidente de esta compañía fundada en 1997. El año pasado ganó 29 millones de euros. “Llevamos 16 años creciendo y seguiremos haciéndolo”, pronostica con la vista puesta en su futura salida a Bolsa. “Pretendemos cotizar en el Nasdaq dentro de tres años”, sostiene Diago, al tiempo que explica que EE UU es el primer país por volumen de ingresos para la firma. “De España solo procede el 10% del negocio”.

RAÚL MORALES Kids Brain 

Cuatro empresas en cinco años

Procedía de una gran empresa del Ibex 35, pero Raúl Morales sentía, como muchos otros directivos, que lo suyo era ponerse al frente de un negocio propio. No empezó con uno, sino con dos a la vez, y en los últimos cinco años ha creado cuatro compañías. Primero fue una constructora de bajo coste especializada en inmuebles terciarios prefabricados y, paralelamente, una consultoría dedicada a inspecciones técnicas de vehículos (ITV), un negocio que entonces se liberalizaba y que requirió una inversión de 2,5 millones de euros en 2009, según explica Morales.

A la vista de que las ITV funcionaban bien, aunque “eran muy intensivas en capital”, el emprendedor se deshizo de su primera inversión, vendiéndosela a su socio, para seguir abriendo consultorías (actualmente cuenta con seis y tiene previsto poner tres más en marcha el año que viene), y después se interesó por el negocio de las gasolineras low cost, colocándolas en las mismas ubicaciones donde los autos hacen sus revisiones técnicas. Con el nombre de White Station, Morales calcula que durante este año comiencen a funcionar siete gasolineras, en general, en régimen de franquicia.

Aunque si hay una apuesta de la que se siente orgulloso este empresario, esa es Kids Brain, una academia que aúna matemáticas e inglés en un programa destinado a niños que se basa en el aprendizaje a través del ábaco japonés. “Vimos la posibilidad de enseñar matemáticas de forma didáctica, muy distinto al método tradicional, como hacen en Irlanda, donde viví”, explica. Entonces buscó un socio para desarrollar el método y lo encontró en India. Raju Shivdasani y Morales llevan invertidos 60.000 euros al 50% en la empresa. También se desarrolla en régimen de franquicia (tienen 14), pero disponen de dos centros propios en España, “porque es mejor compartir un proyecto para intentar hacerlo crecer de forma rápida que no”, opina Morales. Con esta filosofía ha conseguido amortizar en menos de tres años su negocio de ITV.

Lucas Carné, cofundador de Privalia.
Lucas Carné, cofundador de Privalia.Álvaro García

LUCAS CARNÉ Privalia

“Si decepcionas al inversor, mueres”

“Nunca hemos trabajado tanto como desde que montamos la empresa. Días, noches, festivos...”, asegura Lucas Carné, cofundador del club privado de ventas onlinePrivalia. La compañía va a estar presente en todos los ámbitos de la vida, advierte a quien se plantee emprender. Claro que después del esfuerzo, llegan los frutos. Privalia tiene siete años de andadura, está presente en cinco países, factura 422 millones de euros y este año conseguirá los ansiados beneficios por primera vez.

Carné recomienda dedicar el mismo tiempo al desarrollo del negocio que a lograr financiación, dado que las rondas son largas y hay que planificarlas. Además, “en épocas como la actual hay que ser conservador con la caja y no poner en marcha estrategias pensando que te quedan cinco meses de caja antes de hacer una nueva ronda de financiación. La caja siempre se queda corta”, dice, “y si decepcionas al inversor estás muerto”. También cree que es básico contar con un asesoramiento legal apropiado para no llevarse sorpresas.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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